El Mercurio
"Maruri Tour" y "Eje San Diego. Arqueología de una calle mágica" invitan a recorrer estas arterias, que cruzan barrios populares y de rica vida cultural.
Pedro Guerrero
La artista visual y diseñadora gráfica Andrea Goic no vivía en Maruri, pero cada vez que acompañaba a su padre, el doctor Alejandro Goic, a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, miraba con curiosidad la antigua calle de adoquines que comenzaba al atravesar el Mapocho, paralela a la avenida Independencia. Ya mayor, la recorrió en largas caminatas tomando fotos de sus añosos caserones y pesquisando sus historias, algunas de ellas enigmáticas o dolorosas.
De estas experiencias nació un proyecto de libro, financiado por el Fondart, con patrocinio de la Municipalidad de Independencia: "Maruri tour" (Máquina de Comunicar Ediciones), un libro-objeto de tapa dura, de llamativo color amarillo, y fotos en blanco y negro de algunas de sus casas. Cada una tiene una escueta lectura explicativa de quién vivió en ella o qué hechos acontecieron tras sus puertas.
En el libro hay además un verso de Neruda; un poema popular de Rosa Araneda sobre un "Crimen horrendo en la calle Maruri", cometido a fines del siglo XIX; un dibujo de un niño peruano -colonia de inmigrantes que ha cambiado la fisonomía del barrio- y fragmentos de textos escritos por tres vecinos ilustres del barrio: José Santos González Vera ("Cuando era muchacho"), Cynthia Rimsky ("Poste restante") y José Leandro Urbina ("Maruri").
El libro incluye fotogramas de un documental de Hugo Arévalo que muestra a Neruda entrando a la pensión donde vivió cuando estudiante, en el número 513, donde hoy solo existe un sitio eriazo. Un fragmento de ese documental se puede ver en el DVD que acompaña al libro, donde también hay escenas del largometraje "Freud", de John Huston.
"Interrogar a las personas era como hacer un psicoanálisis de la calle, ir desenterrando cosas que estaban ahí en distintas capas. El libro tiene ordenamiento relacionado con los números de la calle, de menor a mayor, por cuadras. Pero la historia, los pequeños relatos que hay en él, saltan en el tiempo, años, siglos. No hay un orden cronológico", explica Andrea Goic.
San Diego, calle mágica
¿Cuántos saben que en la calle Lord Cochrane hay una piedra traída de la Hiroshima post-atómica que muestra un relieve de una mujer oriental? ¿O que el Hotel Maury forma parte del circuito gay mundial? Es una de las muchas revelaciones que hace Ricardo Chamorro en su libro "Eje San Diego. Arqueología de una calle mágica" (La Polla Literaria).
El autor vive en los alrededores de esta vieja avenida, que alguna vez tuvo un comercio más pujante y en la que sobreviven todavía tiendas como la Casa Amarilla, la Casa del Huaso, los teatros Caupolicán y Cariola, y algunas picadas de comida junto a muchos bares que ofrecen el mismo menú: fútbol y cerveza.
Según Chamorro, San Diego nunca ha sido un barrio, sino tres: los alrededores de Plaza Almagro, la zona al sur de Avenida Matta y Franklin. El cronista los recorre todos con soltura, la misma de su estilo, como un paseante, un vecino de a pie, no un urbanista.
De esta libertad nace la mezcla de datos históricos con anécdotas personales, como la vez que lo mordió un perro perteneciente a una jauría adiestrada por neonazis o el cogoteo que sufrió junto a su mujer cuando llegaban a casa a las tres de la mañana.
Más allá de estas anécdotas, particularmente logradas son las estampas melancólicas de vitrinas polvorientas, letreros abandonados y cines convertidos en bodegas (Esmeralda) o templos evangélicos (Continental).
Como en el libro de Goic, Chamorro consigna que las construcciones en altura son la principal amenaza para esta populosa calle, donde se superponen estilos arquitectónicos de épocas distintas y todavía se siente caminar a los fantasmas de la bohemia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario