El Mercurio
Una apasionada crítica al centralismo y también a la "adicción a los fondos concursables" son algunas de las opiniones del escritor tras su gestión como ministro de Cultura. La situación de Valparaíso, el IVA de los libros y la protección patrimonial son temas que aborda Roberto Ampuero, quien se refiere a sus planes literarios y señala que no se alejará de la "mirada política".
ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
A Chiloé -"para ver llover y retornar al silencio"- piensa partir Roberto Ampuero (61) apenas termine su gestión en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el 9 de marzo. El escritor describe estos nueves meses (asumió en junio, tras renunciar a su cargo de embajador en México) como "intensos, con muy poco tiempo para la familia, las jornadas son bastante extensas". Precisamente en familia, señala, piensa decidir qué va a hacer en el futuro. "Mi plaza en la Universidad de Iowa está congelada y tengo las puertas abiertas para volver. Pero debo conversar el tema con mi señora y mis hijos".
-¿Le quedó gustando la política o es un episodio que piensa archivar?
"Pienso volver a lo mío, a mis planes literarios. Pero me gustaría mantener una mirada hacia la política. Me interesa contribuir al desarrollo de una tradición de pensamiento liberal en Chile, ya que he vivido experiencias como la alemana y estadounidense. Creo que es primordial que los movimientos y referentes políticos que surjan en este ámbito, tengan espesor intelectual para que puedan funcionar con una base conceptual y no solo sobre personalismos".
-¿Se va a afiliar a algún partido político?
"Respaldo la idea de Evópoli de difundir el pensamiento liberal, pero no quiero integrar ningún partido. El escritor debe proteger su independencia. Lo que no quiere decir que se convierta en un ser apolítico".
-Salió publicado que iba a escribir unas memorias sobre su experiencia en el gobierno.
"Nunca pude crear algo, escribir ficción mientras estaba de embajador o ministro. Eso sí, tomé apuntes casi a diario. En algún momento, luego de decantar esta experiencia que no se aquilata de inmediato, puede que aparezcan unas memorias. Pero lo que sí va a salir, en forma más inmediata, es la segunda parte de '´´Nuestros años verde olivo´´
Asignaturas pendientes
"En el ámbito cultural, me parece importante que cada uno de los ministros base su construcción en lo que han hecho los anteriores. Lo peor que puede pasar es lo que yo llamo el 'Síndrome Cristóbal Colón', la percepción de que la historia comienza cuando yo llego. No está todo hecho, ni todo es perfecto, hay mucho por avanzar, las necesidades van creciendo", acota Ampuero
-¿Cuáles visualiza como las principales lagunas que debieran fortalecerse en los años venideros?
"En primer lugar, todo el trabajo de regiones. Existe una historia larguísima de ignorar el Chile que va más allá de la capital. Son las regiones, por ejemplo, las llamadas a definir qué rasgos van a poseer sus centros culturales. Hay una tarea pendiente de reconocer sensibilidades y necesidades particulares. A Chile le hace falta pensarse e imaginarse desde fuera de Santiago. Tomar una distancia y tener conciencia de sus extremidades. La cultura, las tradiciones en Chile están vivas sobre todo en regiones. Allí fue donde nacieron nuestros premios Nobel. Hay que fortalecer su autonomía en las decisiones".
-¿Alguna otra área lo inquieta?
"Creo que durante los 10 años del Consejo, que partieron desde cero y han sido exitosos, hay algo que debemos lograr superar: que no sea visto solo como una bolsa repartidora de fondos. En el Consejo se da un diálogo interesante en un directorio nacional con personalidades muy diversas, muy independientes, pero en algún momento sentí que nos reuníamos fundamentalmente para aprobar presupuestos. Debe ser un centro de reflexión sobre la cultura, no solo un distribuidor de recursos".
"Me inquieta el 'peligro de adicción' del artista a los fondos concursables y estatales. No es bueno para el artista depender completamente del papá Estado y hay que estimular proyectos que sean sustentables. Esperamos que con la nueva ley de donaciones se genere más diversidad de donantes. Y se emprendan acciones para, por ejemplo, estimular a las empresas para que sean leales hacia sus regiones. Acercarlas a los artistas o gestores de aquellos lugares donde desarrollan sus actividades productivas. En su misma región una empresa puede marcar la diferencia, más que en Santiago".
Valparaíso de mi amor
-Ha sido el único ministro de Cultura que en la práctica ha ejercido el cargo desde Valparaíso. ¿Es un modelo que debieran continuar?
"Creo que esta decisión ha sido una señal significativa no solo para Valparaíso, sino hacia el resto de las regiones. Es posible ejercer este cargo desde el puerto, lo voy a hacer hasta el final, implica muchos desplazamientos, pero ayuda a captar sensibilidades que en Santiago no alcanzamos a percibir por el ruido atmosférico. Ahora bien, debo decir que la ley establece a Valparaíso como sede del Consejo de la Cultura, pero la Contraloría acepta que el ministro pueda trabajar en Santiago, en sus labores como colaborador directo del Presidente".
-Hace unos meses señaló que el informe de la Unesco sería decisivo para el futuro de algunas iniciativas en Valparaíso. El informe señaló que la construcción del mall Puerto Barón significa una ruptura en el paisaje urbano y advirtió sobre las construcciones en el borde costero. ¿Va a tener alguna consecuencia práctica el informe?
"Como ministro de Cultura -ojo, que no soy co-intendente o co-alcalde de Valparaíso- me parece importante la visión de la Unesco, con toda su experiencia internacional. También hay que tener en cuenta el cumplimiento de la ley de parte de las instituciones que llevan a cabo los proyectos, además de la voz de la ciudadanía. Creo posible un diálogo para afinar estos proyectos y lograr una concordancia con la línea de la ciudad y sus tradiciones arquitectónicas, tomando en cuenta que el puerto no se puede transformar en una ciudad congelada y que debe generar puestos de empleo. No creo que haya una contradicción insuperable entre desarrollo y mantención del patrimonio".
-En Valparaíso hay grupos y opiniones muy distantes.
"Recibí a varias agrupaciones del puerto, también a los autores del proyecto. Y percibí eso. Pienso que tiene que ver con que en Valparaíso cada sector, cada cerro es una cultura, una visión con historias muy diferentes. Se trata de personas y grupos muy activos, apasionados, que expresan sus ideas, pero que a veces son manifestaciones muy atomizadas, lo que también tiene sus peligros".
Presupuestos y transición
Veinticuatro centros culturales en proceso de planificación o construcción y 27 prácticamente listos -"tres venían del gobierno anterior, que tuvo esta buena idea"- es uno de los logros que enumera Ampuero. También cita el programa Red Cultura, que genera programas para estos centros, el Fondo para el Patrimonio Cultural y los avances en los teatros regionales.
-¿Quedó satisfecho con el presupuesto 2014? ¿Siente que le deja un buen piso a la nueva ministra?
"Si se consideran los cuatro años de gestión de nuestro gobierno, el presupuesto del Consejo tuvo un 13,5% de aumento. Específicamente para el 2014, este creció un 8,2%, el más alto en comparación con todos los ministerios del gobierno. Eso habla de una buena transición republicana. En cuanto a la ejecución de estos recursos, pasamos de un 85,4% en el último año del período anterior, a un 97,6% en el año 2013. Hay que recordar que, cuando asumimos, el Consejo estaba en Dicom, no podía solicitar créditos en líneas aéreas ni en otras instancias. Eso fue regularizándose: el año pasado fuimos escogidos la institución más transparente de la administración pública. Es una demostración de que los fondos se pueden manejar con seriedad y transparencia. Vamos a entregar la casa ordenada y eso le va a facilitar las labores a la nueva ministra".
El IVA y la lectura
-En la última Feria del Libro de Santiago realizó un aporte especial del Consejo de la Cultura. ¿Por qué lo consideró necesario?
"La Feria del Libro de Santiago fue, durante un tiempo, una de las más importantes de Latinoamérica. Y hemos visto cómo han ido creciendo otras, como Bogotá, Lima y Miami, que es una poderosa feria hispana. La Filsa es la única oportunidad para muchas personas, sobre todo de regiones, para encontrarse con grandes figuras de la literatura, por un precio relativamente modesto. Y también tiene que ver con la imagen de Chile y la posibilidad de que niños y jóvenes puedan ver a grandes escritores y encontrarse con el mundo del libro. Esas son las razones que tuve".
-El presidente de la Cámara del Libro ha retomando la aspiración de eliminar el IVA de los libros. ¿Cuál es su visión?
"El hecho de que este tema lleve más de diez años, con gobiernos de distintas posiciones, demuestra que es un asunto nada fácil de solucionar, a pesar de que muchos o casi todos, se sentirían felices de que en Chile no se pagara el IVA de los libros. Pero hay otros sectores que pueden tener planteamientos similares sobre la conveniencia de rebajar el IVA en sus áreas".
-¿Pero, sería una buena noticia para usted que se eliminara o redujera el IVA de los libros?
"Como ministro, que es lo que me corresponde hoy, mi misión es escuchar a distintos sectores. Me parece que es un tema que no está cerrado, que debe haber un diálogo pero que no tiene solución rápida. No está claro que si se elimina va a aumentar de inmediato la lectura. El deseo de leer surge de una serie de factores: una cultura que ha fomentado la lectura en la familia y en la escuela, una sociedad que promueve la lectura a través de distintas herramientas".
Ser escritor de derecha
-El haber participado directamente en un gobierno de derecha, ¿puede traer complicaciones en el ambiente literario?
"Creo que los escritores cazan solos sus temas, sus personajes, sus historias. La escritura es solitaria. Nunca me crié en relación al mundo cultural de los novelistas chilenos. Me formé entre Cuba, Alemania y Estados Unidos. Haber conocido dictaduras de izquierda y de derecha me llevó a buscar una alternativa que me permitiera encontrarme en el mundo".
-En una entrevista contó que el año pasado, cuando era embajador, lo invitaron por primera vez a representar a Chile en una feria del libro en el extranjero.
"Así es. En el mundo de la cultura prima la izquierda, es algo que yo puedo entender. En eso soy una figura disonante. Pero también tengo bastantes lectores, que es algo importante para un escritor. Y me llamaba la atención que nunca había sido parte de una delegación literaria oficial de Chile. No es algo que me desvelara, recibo muchas invitaciones a congresos y ferias. Pero cuando me hicieron la invitación a Turín el año pasado me emocionó, era la primera vez".
-De los últimos 40 años, ha pasado más de 35 fuera de Chile, un país que ha vivido un acelerado cambio económico en las últimas décadas. Mirando desde esa distancia, ¿cree que este cambio ha producido un mayor interés en la cultura? ¿O visualiza más bien un empobrecimiento cultural?
"Es un tema que tiene que ver con el concepto de cultura. Lógicamente, hoy existe más oferta de artefactos e información cultural, que la que tuvieron generaciones anteriores. Pero creo que hay un tema pendiente en esta sociedad que se inundó de pronto de una oferta de mercado ilimitada y no sabe manejar o limitar sus necesidades, lo que produce mucha insatisfacción. Hay una educación que no tuvo lugar en Chile, que pasa por conocer lo que necesitamos para ser felices y ahí entra el ámbito de la cultura. Una mirada inmediatista busca la satisfacción inmediata; en cambio, la cultura entrega una satisfacción a mediano plazo, que va creciendo en el tiempo".
¿Un futuro Ministerio de Cultura?
En mayo de 2013, el entonces ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, presentó en el Congreso un proyecto de ley que busca transformar el Consejo de la Cultura en un ministerio -con autonomía de la Secretaría de Educación-, que integra bajo el mismo alero a los principales organismos culturales del país (Dibam, Consejo de Monumentos Nacionales, etc.). Hoy el proyecto está en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. "Hemos trabajado mucho en su tramitación. Todavía existe la posibilidad de que sea aprobado en la comisión el 4 de marzo. Va a ser un final de thriller , y si se aprueba, será un gran paso adelante", señala Ampuero.
-¿No es algo utópico pensar que este proyecto va a ser impulsado por el nuevo gobierno, cuyas voces lo han calificado de "insuficiente"?
"Creo que hay que recordar que el proyecto de ley fue aprobado por 11 votos, el total de los integrantes de la Comisión de Cultura. Durante ocho meses se ha dado un trabajo riguroso, en un ambiente de colaboración extraordinaria entre gobierno y oposición, que ha implicado la aprobación de todos los artículos, ¡sin ningún voto en contra! Cuando se tiene un proyecto que ha caminado de esta forma, con un trabajo no solo del Gobierno, sino de parlamentarios de oposición, creo que desconocer lo avanzado va a tener un costo político para todos los sectores".
Mis años grises en la RDA
En noviembre de este año Roberto Ampuero espera publicar -"ahora sí voy a tener tiempo de revisar"- la segunda parte del relato que inició en su exitosa obra "Nuestros años verde olivo", que narra sus vivencias en Cuba entre 1974 y 1979. Esta vez se centrará en sus experiencias en la entonces República Democrática Alemana (RDA), entre 1979 y 1983. "Eran tiempos de Guerra Fría en Europa, de la dictadura de Pinochet en Chile y de los primeros indicios del socavamiento de la RDA, que terminaría con el derrumbe del régimen en 1989". El relato se centra en esos años -"cuyo color ya no es verde olivo, sino gris hormigón"-, pero termina con dos episodios posteriores: su visita a Berlín para cubrir, por encargo de la agencia italiana IPS, la caída del muro y, veinte años más tarde, los meses en que se instala en la Alemania reunificada y sostiene encuentros con ex jerarcas y antiguos jefes de espionaje de la difunta RDA.
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