La Tercera
El guitarrista de Primal Scream, sobrevivientes de la última era dorada del pop británico, habla con La Tercera antes de su show en el festival Fauna Primavera.
por Andrés del Real
Mientras los melómanos del mundo siguen con atención cada nueva pista de un supuesto regreso de Oasis, o cualquier posible anuncio de los reunidos Blur y The Stone Roses, Primal Scream sigue alternando grabaciones y conciertos como en sus mejores tiempos. Es cierto: los escoceses nunca ostentaron el reconocimiento masivo de las grandes luminarias del britpop, pero pese a su discografía irregular y constantes cambios de formación, a estas alturas nadie podría negarle la etiqueta de clásicos a Bobby Gillespie y los suyos, uno de los más ilustres sobrevivientes de la última edad de oro del rock del Reino Unido.
No por nada, en su tercera visita a Chile, los autores del fundamental Screamadelica -el disco que hace un cuarto de siglo masificó la fusión entre rock, pista de baile y psicodelia- lleguen como plato fuerte del festival Fauna Primavera, que se realizará el próximo sábado en Vitacura (ver recuadro). 18 años después de su debut en la discoteque Oz, por ese entonces como parte de la gira promocional de Vanishing point (1997), los de Glasgow regresan con Chaosmosis, su undécimo álbum de estudio y una nueva muestra de la vocación camaleónica del conjunto, que tras el cálido recibimiento del lisérgico y guitarrero More light (2013) volvió a apostar por un LP cargado a los sintetizadores y al pop de atmósferas pesadas.
Con invitadas de la escena actual, como la cantante estadounidense Sky Ferreira y las rockeras californianas Haim, Primal Scream sigue buscando la eterna juventud. Una jugada que a mediados de este año les costó varios shows cancelados, luego que Gillespie se lesionara tras caerse de un escenario en Suiza.
“La espalda de Bobby está casi 100 por ciento recuperada, aunque todavía no lo veo apto para practicar artes marciales o rugby. Pese a que estamos más viejos, sabemos lo que significa estar en una banda de rock”, dice entre risas y con acento imposible el guitarrista Andrew Innes, quien, junto al vocalista, es uno de los dos integrantes que se mantienen desde los inicios del grupo.
Su anterior disco les valió las mejores reseñas en años. ¿Por qué optaron por cambiar de sonido para este nuevo LP?
De partida, porque no nos gusta repetirnos. More light era definitivamente un disco de guitarras y este es más de electrónica y sintetizadores. No es algo que planifiquemos de forma tan categórica, más bien vamos buscando lo que se acomode mejor a la canción. De hecho, en Chaosmosis hay guitarras también, claro que esta vez no hice solos (ríe). Para este disco instalé muchos sintetizadores virtuales en mi computador durante los viajes, para ir probando cosas. Así terminamos trabajando en Suecia con Bjorn Yttling (del grupo Peter Bjorn and John, productor del álbum). En Estocolmo se pone bastante frío en invierno, particularmente en las noches, y creo que algo de esa onda glacial se traspasó a la música, que es una electrónica más fría que la que hemos hecho.
¿Y al invitar a Sky Ferreira y Haim, buscaban inyectarle algo de luz a ese sonido más frío?
Totalmente, ellas pusieron los rayos de sol californiano al espíritu sombrío del álbum. Siempre es genial poder compartir con gente más joven que uno, gente que todavía tiene ese tipo de entusiasmo. Uno a veces siente que ya lo ha visto todo después de tantos años, pero cuando trabajas con personas menores por lo general son capaces de contagiarte esas ganas de seguir sorprendiéndose. Haim, por ejemplo, con sus armonías vocales increíbles que nos recuerdan a The Mamas and the Papas, uno de nuestros grupos de referencia. Fue todo muy fluido, nada de pasar por los sellos discográficos ni los managers, simplemente se entusiasmaron, llegaron al estudio y cantaron. Así son los jóvenes, espontáneos.
¿Se sienten conectados con las nuevas generaciones de músicos o de público? ¿Ven a más gente joven en sus conciertos?
Lo primero tendrías que preguntárselo a mi hija de 16 años. Es ella la que va a conciertos dos veces a la semana, de bandas que nunca he escuchado ni de nombre. Pero sí, hay mucha gente joven que ahora nos va a ver, y sin duda es agradable volver a tener “moshpits” en nuestros shows.
¿Tienen buenos recuerdos de sus anteriores shows en Chile?
Sí, por supuesto, es uno de nuestros diez lugares favoritos para tocar. Santiago es uno de esos lugares que siempre te sorprenden, porque no sabes qué esperar: si vas a encontrarte con un público que le gusta tu música o no, porque es un lugar lejano. Pero allá siempre hemos tenido una muy buena respuesta. La última vez que fuimos, con la gira de los 20 años de Screamadelica, tocamos en una especie de cancha de básquetbol (el Teatro Caupolicán) y ante una audiencia increíble. Nos pasa muchas veces que vamos a lugares que crees que resultará bien, pero al final no pasa nada. En cambio a Chile vamos expectantes y siempre ha sido un éxito.
Ahora que Screamadelica cumple 25 años, ¿piensan celebrarlo en vivo también?
No lo sé. Para ser honesto, después de esta gira no tengo ningún plan ni sé lo que viene después. No sé si haremos algo más con ese disco. A mí me gustaría hacer algo con XTRMNTR, pero no sé si alguien más comparte esa idea.
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