Con casi 50 años de carrera, Black Sabbath llega este sábado a despedirse del público chileno en el Estadio Nacional. Un ejemplo de trayectoria que difícilmente se repetirá en el futuro: en la era de la inmediatez, no se proyectan demasiados nombres que se mantengan en la actividad por décadas.
JOSÉ VÁSQUEZ
El Desert Trip pudo delimitar la frontera. El festival que hace un mes reunió entre otros a The Rolling Stones y The Who en California se publicitó como la última gran vitrina para ver en un mismo evento a las viejas glorias del rock. Una instancia con características de irrepetible, no solo por la inédita cumbre de nombres que congregó, sino que también por el factor etario: todos los participantes superaban los 70 años.
Hoy, la longevidad de las bandas es aplaudida, pero se observa como un modelo que difícilmente se seguirá repitiendo. En la era de la inmediatez y con una industria discográfica fuertemente influida por la tecnología, proyectar en el tiempo a nuevas bandas es una apuesta demasiado arriesgada.
El sábado, Black Sabbath llegará hasta Ñuñoa -ver recuadro- para despedirse del público chileno. Ozzy Osbourne y compañía iniciaron en enero de este año su tour del adiós, "The end", con el que le bajan la cortina a una historia que empujó a todo lo que posteriormente se denominó rock pesado. Poco a poco, los nombres más influyentes de la música se van apagando y en el relevo es difícil apostar a que nuevas bandas alcancen el historial de éxito que acumularon durante décadas quienes prácticamente iniciaron el rock and roll. Conjuntos que se arrojaron como adjetivo el título de "leyendas", una palabra que está hoy adquiriendo una dimensión literal.
"Ahora, las grandes bandas están en extinción", dice Mario Mutis, quien ha estado al frente de Los Jaivas por 53 años. "Los grupos que alcanzaron la longevidad nacieron en un momento histórico específico, como el mayo del 68 en París, la revolución hippie, la guerra de Vietnam, etcétera, con una juventud que peleaba por sus derechos en la sociedad. Todo eso favoreció a que se generara un contexto que ayudó al florecimiento de todas estas bandas que hasta hoy se mantienen activas", explica Mutis.
Para el músico, todo este entorno social influyó en gran medida en la permanencia en el tiempo de muchos de los nombres que siguen vigentes, ya que "después del ochenta, por decir una fecha, el contexto mundial ya fue muy distinto, donde se priorizó el individualismo. Conocemos miles de bandas que surgieron en esa época y que a los tres años el cantante ya era solista y el guitarrista ya había formado otro grupo. No había objetivos comunes como en los 60 o 70".
Desde el folclor, Roberto Márquez, quien celebró los 45 años de Illapu repletando el Movistar Arena el sábado pasado, observa esta situación con desesperanza. "Ojalá haya nuevos grupos que tengan una vida más extensa. Acá en Chile, por ejemplo, teníamos a una banda como Los Bunkers con una tremenda perspectiva, abriendo mercado en México y con mucho éxito de público, pero se disolvieron cuando llevaban poco más de una década. Ojalá que las bandas que están surgiendo se planteen un camino más a largo plazo para que logren carreras de muchas décadas, pero se ve difícil", señala el cantante.
El adiós en Santiago
Los trabajos para recibir el tour de despedida de Black Sabbath comenzaron prácticamente apenas se desalojó el Estadio Nacional, la noche del martes, luego del partido que disputó la selección nacional contra Uruguay. Ayer, el esqueleto del imponente escenario estaba ya levantado, avanzando rápidamente para estar completamente terminado antes de las 17:00 horas del sábado, cuando se abran las puertas del coliseo ñuñoíno para el público.
Anoche, el conjunto británico se presentaba en Ciudad de México, la escala previa a su presentación de Santiago que contará con dos grupos teloneros: los chilenos de Yajaira, que fueron anunciados ayer, y los estadounidenses de Rival Sons.
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