lunes, julio 29, 2013

Más de 200 cuecas contarán la historia de José Miguel Carrera

El Mercurio

Al ritmo de la "chilena", cueca nacida en los albores de la Independencia entre Santiago y Valparaíso, asoma una investigación sobre las aventuras del prócer de la Patria Vieja. Está a cargo del descendiente de cantores Luis Castro González.

IÑIGO DÍAZ

Los responsables de esta investigación saben bien que volarán chispas: "Existen más de cien cuecas a Carrera en la historia de la Patria Vieja, y ninguna a O'Higgins", dice Ana María Ried Undurraga, presidenta del Instituto de Investigaciones Históricas José Miguel Carrera.

Al mismo tiempo, ella, que es chozna de Carrera -nieta en cuarta generación-, celebra el hecho de que las estatuas a ambos próceres de la Independencia, y enfrentados en su posición histórica hasta nuestros días, compartan un mismo espacio en la Plaza de la Ciudadanía.

"La historia de José Miguel Carrera ha sido olvidada y tapada, pero ya es un triunfo que su monumento ecuestre, de 1984 creado por Héctor Román, esté en ese lugar de privilegio. La Alameda lleva el nombre de O'Higgins, y a nosotros nos costó mucho tiempo que la Gran Avenida tuviera el de mi trastatarabuelo", completa Reid Undurraga.

Ese relato acerca del héroe es el que hoy un grupo de investigadores e integrantes del conjunto-escuela de cueca tradicional Los Chinganeros está transportando a un registro, a partir de la recopilación de añosas y épicas cuecas cantadas en los albores de la patria, pero también de la composición de nuevas piezas biográficas. La investigación se convertirá en un libro.

"La historia de Carrera sobrevive a través de la tradición oral. Nunca se escribió en libros, sino que se refugió en el pueblo. Nosotros la conocemos y la vamos a contar a través de cuecas", dice Luis Castro González, investigador, cultor y director de este grupo depositario de la tradición más profunda del canto a la rueda, que hoy, dicen, apenas unos cuantos cultores en Valparaíso -Mascareño, Osvaldo Gajardo, Juan Pou, Elías Zamora- y otros en Santiago, como Luis Hernán Araneda y Carlos Navarro, preservan en tiempos donde nacen y mueren día a día todo tipo de cuecas fusionadas.

Memoria chinganera

Castro González carga una carpeta que hoy contiene unas 150 cuecas, aunque estima que superará los 200 títulos. Además, el libro "Vida y obra de don José Miguel Carrera" irá acompañado de un disco con 30 cuecas tradicionales -o "chilenas", como se les conoció desde el siglo XVIII- interpretadas por Los Chinganeros, con arreglos musicales del arpista Manuel Espinoza.

"La chilena se cantaba en las chinganas, espacios sociales de recreación donde comenzó la conspiración patriota, pues fueron cuna de la resistencia, hogar para el guerrillero Manuel Rodríguez y lugar de contacto clandestino de los Carrera con el erróneamente denominado 'bajo pueblo', como se les llamó históricamente a los rotos chilenos y a las mujeres luchadoras", contextualiza la investigadora Litzi Mantero.

"Carrera defendió la chingana, y después O'Higgins no sólo la clausuró, sino que también prohibió las peleas de gallos, las corridas de toros, los carnavales, y hasta la cueca", dice Ana María Reid Undurraga. "Pero las chinganas siguieron funcionando en Santiago y Valparaíso con el nombre de casas de canto, atendidas por familias que mantenían esas tradiciones populares. Había cantores y músicos, no usaban publicidad, y por eso fueron inadvertidas por la prensa. Allí reinaba la cueca tradicional, la chilena", agrega Mantero. "Es el espíritu del Gallo Carrera, como lo llamaron los rotos en el barrio de La Chimba, por su gallardía y empuje. Es lo que Los Chinganeros vamos a rememorar todos los domingos de agosto por la tarde en Los Leños (Av. Portugal 1288)", cierra Castro González.

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