El Mercurio
El ministro de Cultura celebra que el Presidente Piñera se haya fijado en un chileno que ha vivido afuera más de la mitad de su vida, como muchos otros, pues lo siente como un reconocimiento a todos ellos. En los meses que quedan para finalizar este gobierno, anuncia los énfasis que quiere darle a su gestión, ahora desde la sede oficial del Consejo en Valparaíso.
DANIEL SWINBURN
"Lo primero que quiero remarcar es que soy el primer ministro de la Cultura que está ejerciendo su cargo en la sede oficial del ministerio, aquí en Valparaíso, según indica la ley. Yo soy de esta ciudad, pero, además, es un gesto hacia regiones, porque es una tarea que nos importa, nos interesa. Las regiones deben ser consideradas en mucho mayor medida". Son las primeras declaraciones de Roberto Ampuero como ministro de Cultura, desde su oficina ubicada en el quinto piso del edificio que alberga el Consejo, ubicado en la Plaza Sotomayor, uno de los mejores exponentes en Chile de la arquitectura impulsada por la Bauhaus en la década del 30 del siglo pasado. Reinaugurado por el ex Presidente Ricardo Lagos, en 2005, el inmueble se recupera para la actividad cultural, generando un positivo impacto en la ciudad. Un inmueble de 5 mil metros cuadrados, con una parte importante destinada al uso público. En su interior existe un moderno centro de documentación, una galería de amplias dimensiones para el montaje y expresión del patrimonio artístico cultural, y un auditorio, entre otros espacios que están al servicio de la comunidad.
"He vivido 40 años fuera de Chile, a excepción de cinco que pasé aquí en los años 90. Pero siempre he estado muy presente, porque tengo una casa en Olmué, a la que he regresado, por lo menos todos los veranos, y he mantenido presencia a través de mis libros, mis columnas periodísticas, etcétera. Me gusta mucho definirme como uno de los chilenos que conforma la diáspora, pero que somos parte del país, y por eso veo muy interesante mi nombramiento por el Presidente Piñera, porque incorpora una parte de Chile, los artistas, los escritores o intelectuales, en este caso, que a pesar de vivir fuera tienen el corazón puesto aquí y deben ser reconocidos". Valparaíso es también la patria adoptada por otro cosmopolita, Cayetano Brulé, el personaje creado en 1993 y que protagoniza la mayoría de las novelas del escritor, y que, según Ampuero, muchos afirman haberlo visto en distintos lugares de la ciudad, como el paseo Gervasoni, el reloj Turri, o el bar Cinzano.
-En estos 40 años que ha estado fuera, ha tenido la oportunidad de conocer distintas experiencias culturales en México, Estados Unidos, Alemania... ¿Cuáles han sido esas?
"Las experiencias nacen en mis primeros viajes a los países de Europa del Este y de Cuba, donde el Estado regulaba y dirigía toda la gestión cultural; después me tocó ver desde muy cerca el caso de Alemania Occidental, con un esquema de descentralización muy interesante y donde la presencia de las fundaciones privadas y de las donaciones es muy poderosa; y la otra experiencia notable y muy diferente es la de Estados Unidos, que está basada en la relación que establecen los actores de la vida cultural con fundaciones y grupos de grandes donantes. Mientras, en México, existe el Fondo Nacional de la Cultura, Conaculta. Lo interesante de Chile es que este se trata de un proceso que comienza, no con la creación del actual Consejo, sino que con el Presidente Aylwin, con lo que se llamó la iniciativa Garretón, que fue un primer acercamiento de la necesidad de establecer políticas públicas en el mundo de la cultura. Desde allí veo un desarrollo in crescendo y que este gobierno refuerza y le da nuevos énfasis".
"Chile, además, está haciendo un gran aporte propio, mediante la creación de un consejo o directorio nacional que se ocupa del diseño de las políticas del ministerio. Un consejo que garantiza la participación de la sociedad civil y mantiene un diálogo permanente con ella. Este aporte es original y no lo he visto en otros países".
-¿Cómo ve su llegada a este proceso?
"Es de continuidad y no con el 'síndrome colombino', de que la historia comienza cuando llego yo. Por eso, es un deber reconocer la gran labor realizada por el ex ministro Luciano Cruz-Coke. En el momento actual, el énfasis que tiene la política cultural del Presidente Piñera es, por un lado, el deseo de crear el Ministerio de Cultura propiamente tal, y en este sentido yo veo que hay una aspiración transversal, lo veo dentro de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados, y también entre distintos actores. Hay un deseo de tener un ministerio que elimine las duplicidades y las descoordinaciones que existen".
-¿Le ve posibilidades de avance al proyecto que está en el Congreso?
"Estamos con un diálogo muy bueno e intenso, y el mensaje que he recibido de la comisión es que estamos en el momento para impulsar y hacer realidad el ministerio. Obedece a una demanda y expectativa nacional. Se ha dado en el marco de una discusión muy respetuosa, y la idea es que se vote el proyecto, en general, en septiembre. Yo estoy optimista".
-¿Ha habido descentralización de la cultura durante este gobierno?
"Sí, en varios niveles, las direcciones regionales de este Consejo operan con bastante autonomía. Pero otro elemento clave son los centros culturales regionales, que se construyen en todas la comunas con más de 50 mil habitantes. Cuando asumió este gobierno, estaban habilitados tres, durante esta gestión habrá, a su término, entre 30 y 34 de estos centros funcionando. Son escenarios dignos, de calidad. He visitado algunos de ellos y son imponentes en relación con la ciudad que los alberga y con lo que no tenían antes los ciudadanos. Más interesante es el programa Red Cultural. Llenar de vida estos futuros centros regionales con programación de calidad, requiere de este programa, que facilita la circulación de actividades y permite también a las comunas unificar esfuerzos para traer espectáculos que de otra forma no podrían tener. Hay cinco ferias durante el año, donde se ofrece el menú cultural que diversifica el alcance para que un municipio aislado pueda generar su propia política cultural. Hay que recordar, además, que los municipios se comprometieron a tener, en 2016, por lo menos, un dos por ciento de su presupuesto dedicado a actividades culturales. Actualmente, para inscribirse en la Red Cultura, basta el uno por ciento. Estamos trabajando, en fin, en la capacitación de programadores de cultura para la adecuada gestión de cada uno de estos 34 centros. Todo esto es un buen punto de partida para descentralizar la cultura".
"Está por último la construcción de los grandes teatros regionales; el jueves inauguramos el de Rancagua, ya está inaugurado el de Punta Arenas, y están en fase de construcción Coquimbo, Iquique y Concepción".
-¿Y qué otros énfasis quiere darle a estos ochos meses de gestión que terminan el 11 de marzo?
"Otro proyecto que me interesa mucho es sobre la memoria individual de la tercera edad. A través de escritores, en distintas regiones se impartirán talleres hacia gente mayor, con la idea de decir 'yo también cuento'. Se pierde mucha memoria a diario cuando se nos van muriendo los ancianos, y con ellos se va una historia importante, la historia privada del país. La idea es que los mayores puedan adquirir pequeñas habilidades para escribir sus memorias".
Responsabilidad cultural regional
Ampuero ve un potencial importante en el compromiso que puedan adquirir las empresas regionales en la promoción y difusión de la cultura. Para él, hay ahí un campo por explorar muy relevante. "Así como existe la responsabilidad social empresarial, existe también la responsabilidad cultural regional, es decir, un punto de encuentro donde los grandes donantes que, por lo general son las empresas, se puedan encontrar con los artistas de esa región para conocerse e impulsar su cultura local, a través de la ley de donaciones. Vamos a comenzar en Valparaíso, acercando estas dos partes que muchas veces no se conocen, por prejuicios. Creo que con el sector empresarial en Chile se puede crecer mucho en este sentido".
-¿Cree que en las políticas de Estado para promover la cultura se puede incorporar a la TV abierta, a través por ejemplo de un canal cultural? ¿O es un caso perdido?
"No me ha tocado ver la TV chilena, porque he vivido fuera de Chile y solo vi la señal internacional. La televisión está atada por su modelo de negocios al rating . Eso obviamente afecta lo que puede ser la difusión cultural más profunda, porque no todo el arte genera rating . Pienso que la política cultural debe ir por caminos más indirectos y tiene que ver con la creación de audiencias, que es un camino más largo, pero es el único que nos puede ayudar a modificar las expectativas de la población respecto de lo que debe ser la televisión, la radio o el cine. Cuando tratas de regular la TV directamente creando espacios sin convocatoria, no vas a tener necesariamente mayor audiencia, y puede que fracases estrepitosamente. Yo pienso, por ejemplo, que las radios están jugando un papel muy interesante en términos de lo que es la reflexión crítica, la discusión sobre los temas que tocan a la ciudadanía y lo hacen con una capacidad de convocatoria notable. Y logran rating . El tema que subyace y donde está la clave de ese éxito, es que se instala en la sociedad chilena el hábito y la necesidad del debate respetuoso en todos los ámbitos. Pienso que hemos descuidado durante largo tiempo la necesidad que tiene toda sociedad democrática de crear las audiencias y los escenarios para que se desarrolle el debate. La radio lo ha logrado y ha creado múltiples ágoras para cubrir los temas que tienen que ver con la polis".
-¿Cómo se generan audiencias nuevas para la cultura?
"Partiendo por tener en las salas de clases de la educación básica y media ambientes amigables para todo lo que abarca la vida cultural, desde las humanidades hasta el arte. Pasa también por reconocer el carácter multicultural de nuestra sociedad, desde los pueblos originarios y el mundo de los múltiples grupos de inmigrantes que han enriquecido nuestro país, pues una sociedad moderna debe reconocerse en su multiculturalidad".
-¿Piensa que en estos pocos meses de mandato podrá hacer algo por Valparaíso patrimonial?
"Hay que ser realistas, el presupuesto de este año ya está asignado y en plena fase de ejecución, aunque hay una posible redestinación de estos recursos en el segundo semestre. En Valparaíso se está avanzando, y hay obras que exhibir, como el Centro Cultural de la ex Cárcel, la apertura del Palacio Baburizza, la restauración de la Biblioteca Severin, de la iglesia de San Francisco, el esfuerzo privado en la creación de hoteles, cafés, etcétera, que han dado a los cerros una gran actividad".
-¿Tiene alguna opinión formada respecto del proyecto de construcción del Mall Muelle Barón?
"Pienso que las instituciones deben funcionar, pero obviamente un ministro no puede estar indiferente a los sitios de recuperación patrimonial de la ciudad. Creo que será decisiva la visita que hará una comisión de la Unesco en fecha cercana. Estoy a la espera de este pronunciamiento".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario