La Tercera
No me gusta la idiosincrasia de Chile, sí los paisajes. Creo que Chile está prendido en términos culturales y artísticos, eso es bonito, pero la idiosincrasia es conservadora, tradicionalista, estrecha, chica. En las calles se respira eso. Eso no me gusta.
Mis papás cantan súper bien. Son afinados, pero nunca se han dedicado a eso. Mi papá está en el mundo audiovisual y mi mamá fue profesora básica y bailarina por muchos años. Ahora está dedicada al yoga.
La primera canción que compuse se llamaba Canción de cuna y era para mi hermana. Quise hacerle un regalo. La canción salió súper depresiva, no muy de cuna. Es con guitarra, muy simple. Conmigo somos cinco hermanos. Yo soy la única hija de papá y mamá.
En la infancia viví en Totoral y Calera de Tango. Después fui un año a estudiar a Londres, inglés y danza, y luego viajé seis meses por Europa, con mochila y guitarra. Tenía 19 años. Había empezado a componer, pero no era algo a lo que me dedicase. De hecho, el viaje a Europa fue determinante, porque me enamoré y el chico me enseñó música.
Me metí en un grupo que se llamaba La Princesa Leia Project, un grupo raro, experimental. Nos juntábamos a conversar cómo nos gustaría hacer música. Al final terminamos haciendo canciones pop muy raras. Era un grupo al cual llegué a través del diario. El aviso decía: “Buscamos cantantes Björk”. Yo soy fanática de ella, sobre todo por las letras.
En esa época iba mucho a la Blondie a bailar, me gustaba improvisar bailando. Lo hacía con los ojos cerrados. Iba con amigos, pero era como ir sola. Me molestaba que alguien me sacara a bailar.
Ser músico es difícil. Mucha gente piensa que la visibilidad pública te convierte en millonaria, eso me da risa. No tiene nada que ver, menos en un mundo donde la piratería y la música independiente se tomaron todo. Ya que está la posibilidad de descargar gratis la música, hay que entender que los músicos sólo podemos pagar las cuentas a fin de mes con los conciertos. No es rentable la música, ojalá algún día sí lo sea.
Me encanta lo que tenga que ver con lo espiritual, pero no del lado hippie-new age, que me carga, eso de que todos somos uno, yo soy otro tú y esas huevadas... Los eslóganes me cargan. Yo busco un trance espiritual en mi música.
En un viaje a París me saqué el tarot con Jodorowsky en el café Le Temeraire. Cuando volví a Chile empecé a estudiar danza y tenía grupos con lo que nos escapábamos de matemáticas para tocar batería y hacer covers. Estaba en el colegio San Esteban, en Vitacura. Ahí terminé, porque estuve en hartos antes.
Después tuve un grupo llamado Caramelitus, que fue el predecesor de mi proyecto solista. También tenía un grupo llamado Las Polleritas, de folclor andino. Nos encontramos en Chiloé, por casualidad, nos faltaba plata y nos pusimos a tocar en las calles. Las mujeres del altiplano cantan muy agudo, y esa era nuestra influencia.
Me metí a estudiar música, luego de dejar mis estudios de danza. Empecé a subir mi música a MySpace. Allí una niña dijo que me quería presentar a Marcelo Aldunate. Le mostré unas canciones. A él le gustó Antes Que y me dijo grabémosla. Un día me bajé en el Metro y una señora estaba con la radio mientras sonaba la canción. No esperaba escucharla a las dos de la tarde junto a una señora que vendía lencería. Me acerqué, le dije que era yo y nos hicimos amigas.
Nunca he votado, espero hacerlo ahora. Tengo contradicciones. El sistema político está instaurado y yo no soy de las que creen en la anarquía y en botar los televisores por la ventana, pero sí creo que hay que cambiar la Constitución, no puede ser que todavía tengamos la misma que en dictadura con retoques mínimos. Creo que voy a votar por Marcel Claude.
Violeta Parra ha sido una maestra para mí, como lo han sido Björk, PJ Harvey, Mecano, Cristina y Los Subterráneos, Lhasa de Sela… Tiene que ver con la imagen de la mujer fuerte cantando. Pero me pareció un poco absurda la comparación, porque cómo vas a comparar a una niña de 24 años con una señora que ha recorrido todo un camino, era una artista integral, tenía un rollo con el arte. Quizás me puedan comparar cuando yo tenga 50 y tantos y revisen lo que hice. Fue una comparación apresurada, pero bonita, porque la admiro. Siempre me pareció que Violeta tenía una actitud súper punk.
Mi placer culpable es ser fanática de Glee. Fue culpa de Marcelo Aldunate, que tiene un oído más pop y me dijo que tenía que abrirme a escuchar pop, que no es sólo Britney Spears, a quien aborrecía. Ahora me encanta Justin Bieber, por ejemplo.
Me gusta la gente que puede crear a través de la rabia. Muchos dicen “la rabia es mala, trasciende ese sentimiento y busca el amor”. La rabia y las emociones negativas son grandes fuentes de creatividad. Sentir pena, envidia les pasa a todos los seres humanos. Nadie nació en el Tíbet… al menos en Chile.
Ensayo dos veces a la semana, cuatro horas cada vez. Cuando hay una tocata más grande, ensayamos más. Estoy produciendo el lanzamiento de los videoclips y buscando ideas para los nuevos. Se me va el día en reuniones, ensayos, entrevistas, mails y tengo poco tiempo para componer.
El cómic es como una droga para mí. Me sirve para evadirme y olvidar dificultades de la vida. Mi acercamiento a los cómics tiene que ver con mi papá. Yo comencé a comprar algunos cómics esenciales, pero no tengo una colección tan grande como la de mi papá.
Quiero hacer un guión de cómic algún día, pero primero necesito buscar un dibujante. Me gusta mucho lo europeo: Jodorowsky, Las Ciudades Oscuras de Schuiten y Peeters, Moebius. También El Señor de los Anillos.
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