El Mercurio
Acaba de ser publicada “Surrender”, donde el carismático líder de U2 repasa su vida desde su infancia en Dublín hasta su actual rol como activista social.
Felipe Ramos Hajna
En 44 años de carrera, Bono se ha transformado en uno de los cantantes más comunicativos. En su rol como vocalista y líder de U2, es famoso por sus monólogos sobre y bajo el escenario, lo que le ha valido hasta que el personaje de Homero Simpson le gritase que se calle y mejor cante en un concierto que dan los irlandeses en Springfield.
Especie de predicador sureño mezclado con activista social, Bono ha sido un punk, un trovador, una estrella enfundada en látex negro, el mismo diablo bajo el pseudónimo de McPhisto y el salvador del rock and roll con sus compañeros The Edge, Larry Mullen Jr. y Adam Clayton. Ahora, con su autobiografía “Surrender. 40 canciones, una historia” (Penguin Random House), se puede conocer más de quién está detrás de los lentes oscuros, Paul Hewson.
En sus 670 páginas, el libro no escatima en detalles sobre la vida de un artista que se volvió grande a muy temprana edad. Nacido y criado en Dublín en 1960, fue en 1976 en que se unió a sus compañeros de colegio para formar una banda. Es en el internado de Mount Temple Comprehensive “donde veo a Adam Clayton por primera vez, donde espío por primera vez a Larry Mullen Jr. con su preciosa novia, donde me encuentro cara a cara por primera vez con David Evans, quien nadie aún ha bautizado como The Edge”, dice en el texto. Ese mismo año también comenzaría a salir con su futura mujer, Alison Stewart, de quien señala que “sus ojos marrones me han transportado a otro sitio”, momento que quedó retratado en la canción “The Sweetest Thing”.
Para 1980, U2 editaría su primer disco, “Boy”, que los haría mundialmente conocidos por el tema “I Will Follow”. Provistos de letras en que mezclaban la rebelión con tintes cristianos, rápidamente se transformarían en una de las bandas más importantes de los años 80 gracias a discos como “The Unforgetable Fire” y “The Joshua Tree”. Sobre temas que son emblemas de estadio, en el libro cuenta que “en ‘Wherethe Streets Have No Name' y ‘I Still Haven't Found What I'm Looking For', hay cierta suspensión en la música, esa sensación elevada en que las canciones adoptan una cualidad característica del himno, que mantiene la tensión entre el góspel y el blues”.
Con el cambio de década, U2 dio uno de sus mayores giros, pasando del rock and roll primario a abrazar sonidos provenientes de la música electrónica y el dance, comenzando así su unión musical con el productor Brian Eno. Juntos crearían el disco “AchtungBaby” —que casi termina con la separación del grupo—, quizás uno de los más importantes de los 90, en el que Bono se transformó en la personificación de la estrella de rock. Según sus palabras, una de las claves de la grandeza de ese disco de 1991 “es que la obra tiene que responder a un profundo deseo de llevarla a cabo. La canción que estás escribiendo y grabando ha de ser, por encima de cualquier otra cosa, la canción que tú quieres oír. Eso sucedió con ‘One'. La necesitábamos oír”.
Con 157 millones de discos vendidos, su gira 360° de 2009 sigue siendo la más exitosa, y con 22 Grammy ganados, U2 aún está al tope. Pero la relevancia de Bono no se limita a su voz y arte, sino que traspasa fronteras hacia la política, la economía y el activismo. Como embajador de Amnistía Internacional, en 2000 lideró una campaña para condonar la deuda de los países más pobres. Además, fundó una ONG contra la pobreza, ONE, y otra contra el VIH, RED, que ha donado US$ 700 millones para prevenir el sida en África.
Sobre su labor humanitaria —la que en muchos aspectos domina el libro—, afirma que “siempre me he visto como una especie de vendedor: vendo canciones, ideas, a la banda y, en mi mejor día, vendo, bueno, esperanza… desde 1982, los cuatro habíamos prometido ver más allá de nosotros mismos, fijarnos en un mundo con necesidades distintas y más perentorias que un disco superventas”.
Encuentros con Juan Pablo II y jefes de Estado abundan en la publicación, incluso cuando fue criticado por reunirse con George W. Bush. Además, narra su relación con Steve Jobs y con el doctor Anthony Fauci, quien lideró la batalla contra el covid-19 desde Washington. Sobre recibir la Medalla de Honor Pablo Neruda por parte de la expresidenta Michelle Bachelet, no dice nada.
¿Y el futuro? Bono anunció que trabajan en un disco roquero, y tienen otro listo. Pero en “Surrender” reflexiona: “Ahora me veo rechazando cualquier otra cosa que el cantante y la canción. Esa imagen del cantante convirtiéndose en la canción no es de lo que me estoy apartando. Es a la que me estoy acercando”.
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