miércoles, noviembre 16, 2022

Crítica de Música: La (supuesta) despedida de un gran trovador



 El Mercurio


MARIO VALLE

Desde su primera visita al país en septiembre de 1969, cuando se presentó en el Teatro Municipal de Santiago, y meses después asistiera como invitado al Festival de Viña del Mar —donde ha estado en otras dos oportunidades, en 1993 y 2009—, Joan Manuel Serrat cautivó al público nacional por su sencillez, simpatía y la profundidad de sus canciones. El cantautor, quien se posicionó como un trovador contemporáneo, ha hecho varias otras visitas a lo largo de estos años en solitario y también en grupo con sus amigos y colegas Joaquín Sabina, Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos.


Ahora estuvo el sábado y domingo últimos como parte de su gira “El vicio de cantar 1965-2022”, que ha sido definida como su despedida de los escenarios. El catalán, próximo a cumplir 79 años, hizo el anuncio el año pasado tras una larga reflexión, después de los encierros por la pandemia. Este tour incluye 63 recitales, que inició en abril pasado en Nueva York y culminará el 23 de diciembre en su natal Barcelona.


Para sus seguidores locales no dejó de ser una triste noticia, por cuanto sus temas han cruzado a varias generaciones en forma transversal. Muchas de sus canciones son parte de la banda sonora de muchos chilenos. Prueba de ello fue que reuniera en cada una de sus dos presentaciones en el Movistar Arena a más de 12 mil personas, quienes corearon y aplaudieron sus interpretaciones. El Presidente Gabriel Boric asistió al concierto del domingo.


“Nano”, como lo conocen sus amigos, aparece vistiendo jeans, chaqueta y una camisa de mezclilla. Con su particular estilo, a poco de iniciado su último concierto, se apresuró en plantear: “He venido por el placer de estar con ustedes y no para despedirme. Y, como corresponde, con alegría. Les aclaro que este no es un último concierto, al menos eso espero. De ocurrir algún imprevisto, guarden sus tickets y podrán presumir de haber estado”. Y agregó: “Las cosas tal como empiezan se acaban. Todo lo que nos queda es futuro”.


Serrat estuvo visiblemente emocionado con la cálida recepción. Después de la incertidumbre que generó la pandemia en sus inicios, quizás pudo estar el retiro en su mira, pero sin duda las experiencias vividas con sus presentaciones en diversos lugares lo revitalizan y renuevan sus energías.


En estos shows, a través de 24 canciones, repasa su carrera de casi 60 años. Su voz algo desgastada por el tiempo no es obstáculo para entregar un espectáculo de calidad. Su sentido musical y dominio escénico están intactos. Además, cuenta con el apoyo de sus muy buenos músicos, encabezados por el pianista Ricardo Miralles, quien lo ha acompañado en gran parte de su trayectoria.


Entre canción y canción, Serrat se da tiempo para breves reflexiones. Habla de su familia, de la historia y fantasías que rodean a sus canciones, de quienes han trabajado con él, de su relación con las nuevas tecnologías y de sus preocupaciones como el cambio climático. “Tardamos mucho tiempo en darnos cuenta”, dijo al referirse a la contaminación que afecta al aire, mares y ríos. “Un planeta cada día más enfermo”, añadió y sostuvo la necesidad de decisiones rápidas y urgentes. Pero no todo fue seriedad, también hizo gala de su especial sentido del humor, del que no escaparon ni Isabel II ni Carlos III. Incluso, ante la declaración de una señora mayor, quien a viva voz le gritó: “¡Eres el amor de mi vida!”, le respondió: “Lástima que no me haya enterao”.


La interpretación de cada uno de los 24 temas fue apoyada por muy buenas visuales, como la sátira de la Mona Lisa en “Hoy puede ser un gran día”, o los dibujos de Banksy en “Para la libertad”. Esto, comandado por un Serrat que logra crear el clima preciso para cada canción.


Comenzó con “Dale que dale”, para luego alternar adecuadamente aquellas composiciones de letras profundas y desgarradoras como “Las nanas de la cebolla” o “Aquellas pequeñas cosas” con otras más alegres como “Algo personal” y “Fiesta”, con la que cierra dejando al público muy arriba.


Antes se dio tiempo para cantar en su lengua catalana “Cancó de Bressol” (“Canción de cuna”) y “Pare” (Padre”), como también la potente “Es caprichoso el azar” con Úrsula Amargos, quien integra su banda a cargo de la viola. Un guiño al país anfitrión fue una buena versión de “Gracias a la vida”. Algunos de sus títulos más conocidos como “Tu nombre me sabe a yerba” tienen nuevos arreglos para adaptarlos a su actual tono vocal.


El Serrat de esta aparente despedida no resulta desbordante, pero sigue siendo inmenso. Tras dos horas y 20 minutos, en que se mezclaron emociones y nostalgia, cierra con un público enardecido y agradecido. Todo parece indicar —y así se espera— que este no es un adéu, sino un hasta siempre.


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Joan Manuel Serrat visita al Presidente Boric en La Moneda


Un desfile de ministros se vio el fin de semana en el concierto de Joan Manuel Serrat en el Movistar Arena. El sábado se vio en el recital a la vocera Camila Vallejo, mientras que el domingo fue el turno del Presidente Gabriel Boric junto a la titular de la Segpres, Ana Lya Uriarte.


Pero eso no fue todo. El día de ayer (14-11-2022), antes de abandonar el país, el cantautor español se dirigió hasta La Moneda para reunirse con el mandatario.


A las 12 del día ingresó a Palacio, donde la guardia le rindió honores, para posteriormente dirigirse hasta el despacho presidencial.


Tras la cita, Serrat señaló que fue una “charla muy franca”. Además, dijo que “aprecia” a Boric como persona y que es un político que, a pesar de su edad, “tiene grandes virtudes”. Por último, espera que las ideas del Presidente “se puedan llevar a término con el respaldo del pueblo chileno”.




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