Guía para comprarse una tornamesa

Con la resurrección del vinilo en el mercado, existe una renovada oferta de tornamesas, en forma de aparatos mutantes que se adaptan al cruce entre la fidelidad orgánica de lo análogo y los requerimientos urgentes de la era digital.

Julio Osses

Si bien aún no penetran activamente los catálogos de las multitiendas, prácticamente en Chile no hay lugar especializado en audio profesional que no incorpore hoy algún modelo de tocadiscos (conocidos también como tornamesas, giradiscos o, antiguamente, pick-up ). Hasta hace algunos años, la oferta de tocadiscos se concentraba en el segmento de los DJ, pero hoy los audiófilos, melómanos o incluso los coleccionistas que quieren desempolvar su colección de elepés y singles, tienen a disposición equipos que rondan los 60 mil pesos por lo bajo, y pueden superar largamente los 500 mil si se trata de modelos de lujo, destinados a un público más exigente en la nobleza de sonido.

Si se trata de fabricantes reconocidos, los DJ mencionarán de inmediato la firma Numark, cuyo caballito de batalla es una amplia variedad de productos, que van desde modelos de conducción directa, preferencia de los DJ, que reproducen fielmente las cualidades de la clásica Technics SL1200, hasta engendros altamente prácticos, como la TTi, que incluye conexión USB y dock para iPod, lo que permite digitalizar directamente los vinilos, ya sea al computador o al reproductor portátil.

En la misma línea de uso, el modelo Ion LP2CD de Alesis, se perfila como híbrido perfecto entre sonido análogo y digital, incorporando una bandeja donde se deposita un CD virgen, para hacer internamente el traspaso de un formato a otro. Si lo que se busca es portabilidad, la máxima novedad en el mercado chileno es el modelo Handy Trax USB de Vestax. Equipada con baterías, conexión para audífonos y fabricada en plástico liviano, puede ser transportada fácilmente mediante la maleta incorporada, y también incluye la posibilidad de conectarla al computador y traspasar vinilos a formato digital en tiempo real.

La ansiada fidelidad

Dejando de lado la polémica sobre cuánto de simple moda y cuánto de diferencia palpable existe entre el sonido orgánico y su imitación digital, lo cierto es que escuchar música en vinilo es un gusto adquirido que difícilmente abandona al que lo adopta.

Si la idea es incorporarse con mesura a la tribu del sonido análogo, una opción económica es comenzar por una tornamesa Stanton, cuya amplia diversidad en precios lo convierte en gran opción para el audiófilo novato. La discusión es fuerte si el nivel de exigencia aumenta y se trata de acercarse al sonido más prístino que la nobleza análoga puede ofrecer. Mientras algunos atesoran tornamesas vintage, con modelos clásicos como la PS242 de Sony, o la ya mencionada Technics SL1200, las ofertas de aparatos de lujo están presentes en el mercado chileno en internet, donde se pueden obtener aparatos de marcas legendarias como Acoustic-Solid, Thorens y Pro-Ject. Sin embargo, los expertos dicen que no es tan simple como comprar y enchufar. Cables de audio se encuentran por 2 mil pesos, pero pueden llegar a costar más de 40 mil pesos, si lo que se desea es el sweet spot audiófilo. A lo que habría que agregar los otros componentes, como cápsula y aguja, preamplificador, amplificador y por supuesto los parlantes, disponibles en sitios web chilenos especializados en audio, como procesadores HiFi a tubo de la reputada firma McIntosh (ninguna relación con Apple), cápsulas Ortofon y parlantes Vienna Acoustics.

Las tiendas Audiomúsica, Promusic y sonidoanalogo.cl ofrecen una variedad de tocadiscos.La TTi incluye conexión USB y dock para iPod, lo que permite digitalizar los vinilos.