miércoles, mayo 02, 2012

Cristóbal Rey presenta en vivo un nuevo disco


El Mercurio


Con un concierto en Thelonious , el pianista y compositor lanzará mañana "Ayún".

IÑIGO DÍAZ

"No tengo idea dónde estoy viviendo ahora", dice Cristóbal Rey o Vit Jayo, el nombre sannyasis con que lo conocen en ambientes alejados de la música. El pianista y compositor completará su primer año de itinerancias. Pasó seis meses en Nueva York y otros cuatro entre Argentina, Perú, Uruguay y Bolivia. Le espera una estadía en Europa. "Lo que la vida me vaya dando nomás", afirma.

Rey ganó un Fondo de la Música que le permitió una pasantía en la capital mundial de las tendencias musicales. Viajó a Nueva York con un disco en la mano, el muy bien calificado "Abya yala" (2010), pero ya tenía material para un siguiente. "Viví en Brooklyn, estudié la temática de la composición desde el piano, y organicé un quinteto trinacional con el que tocamos en lugares no convencionales, como centros de yoga y meditación", rememora.

Esa experiencia junto a músicos estadounidenses y coreanos le permitió dar forma al segundo repertorio que tenía en carpeta, y que mañana estrenará en Chile, en el club Thelonious. El título es "Ayún" (Discos Pendiente): "Es la voz mapudungun que describe el brillo de la luz en el agua; la misma palabra con que se refieren al amor", dice.

Son trece composiciones para trío acústico y voces, que mantienen el enfoque estético propuesto antes por "Abya yala": un jazz equilibrado, de rigor camerístico e inspiración latinoamericana. Había trabajado en ese disco con un quinteto con piano, clarinete, violín, contrabajo y percusiones. En 'Ayún' quise reducir al máximo el formato para eludir cualquier maquillaje. Los únicos arreglos especiales son para la voz de Valentina Payeras y algunas cuerdas. También está Nano Stern como invitado", dice. El trío lo completan Patricio Rojas (contrabajo) y Amaru López (percusiones sudamericanas).

Las nuevas obras se relacionan, de paso, con la segunda actividad de Rey. En 2008 descubrió en Brasil la llamada "alimentación viva", lo que se conoce globalmente como raw food (comida cruda). "Cuando llegué a Chile vi que nadie estaba trabajando en esto. Armé grupos e hice clases. Consiste en comer los alimentos sin pasarlos por 42 grados, que es el momento en que pierden su vitalidad. Puede ser una filosofía de vida o una moda, depende cómo lo abordes. Para mí es una herramienta que me permite vincularme con el entorno de manera más espiritual. Como la música que escogí hacer ahora", dice.

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