lunes, mayo 21, 2012

Palo a palo: la multiplicación de la guitarra flamenca


El Mercurio


A miles de kilómetros de Andalucía, la región donde nació esta música de raíz gitana, se instala un movimiento en constante progreso. Si en 1980 había cuatro solistas en Chile, hoy existen más de 40.  

IÑIGO DÍAZ

"Me senté en una de las primeras filas del teatro. Y tuve que ponerme cinturón de seguridad. Todas las brutalidades que yo había escuchado en sus discos, y que pensé que no eran más que artimañas del estudio de grabación, fueron reales. Las vi con mis propios ojos", rememora el guitarrista chileno de flamenco Carlos Ledermann, acerca de ese concierto de 1977 en el Teatro Oriente, durante la primera visita de Paco de Lucía a Chile.

Ledermann (1955) es el punto de apoyo de la guitarra flamenca en el país. Y no sólo por el impulso que le dio como el primer chileno en grabar discos y salir solo a tocar bulerías, fandangos, farrucas, rodeñas, alegrías y soleás, que son algunas de las 40 variaciones del flamenco y que sus cultores llaman "palos". Ledermann también ha sido fundamental en la formación de guitarristas. Hasta aquí calcula unos 300, incluidos el prolífico compositor Javier Farías y Carlos Pacheco, experto en flamencología y maestro de guitarra flamenca en el Conservatorio Superior de Córdoba.

Incluso Manolo Sanlúcar, una suerte de contraparte y "rival" contemporáneo de Paco de Lucía, ha dicho: "Algún día el flamenco tendrá que estarle muy agradecido a Carlos Ledermann por ese magisterio, esa entrega que hace desde su tierra, a tantos kilómetros de Andalucía". "Yo me estaba impulsando solo como músico, porque necesitaba aprender el flamenco. Si además impulsé un movimiento de guitarristas, muy bien. Cuando me retire, revisaré lo que he hecho", dice Ledermann.

Lo que ha hecho es publicar ocho discos desde que en 1984 lanzó "Agualuna" en un país vigilado que recién estaba conociendo a Paco de Lucía por "Friday night in San Francisco" (1980), el famoso concierto junto a John McLaughlin y Al di Meola que los entendidos en flamenco consideran algo parecido a un espectáculo de variedades.

Tres de sus alumnos más avanzados se activan en las presentaciones de música, cante y baile en lugares como el Espacio Arte Flamenco, de avenida Salvador, verdadero polo actual del flamenco. En febrero se presentó allí el flautista Jorge Pardo, músico histórico de Paco de Lucía, y hace tres semanas se realizó la primera gala de guitarra flamenca. Ledermann tocó junto a solistas como Francisco García, Gustavo López y Daniel Muñoz, quien además escribió y tocó la música del espectáculo "Compañerita prima mía de mi alma".

"Las galas seguirán, porque vienen a suplir los festivales que hasta 2001 se hicieron en el Centro Cultural de España, y le dan categoría a la guitarra. Es lógico que el público se compenetre más con el baile, por su carácter escénico. Los conciertos de guitarra flamenca tienen una audiencia más especializada", dice García. "El público que no conoce el flamenco suele quedar fuera de frecuencia al tercer compás de la música, debido a la complejidad rítmica. Por eso el baile será siempre más popular", explica Ledermann.
Arte Flamenco no es el único espacio para escuchar. En La Barcaza y el Thelonious; en teatros como San Ginés, y en los centros culturales de Las Condes y La Reina hay espectáculos todo el año. "Es el resultado del progreso del género aquí", dice García. Ledermann concluye: "En los 70 aprendí mis primeras lecciones con el maestro malagueño Julián Benito. Éramos cuatro guitarristas en total. Hoy hay más de 40".

En Madrid: ágape de tablaos


Un leve acento español se filtra en la voz de Claudio Villanueva (32) cuando dice: "Me fui pa' Sevilla y ahora me volví pa' Madrí". Vive en la capital española desde 2005, donde se ha formado como guitarrista.
Tomó cursos con Manolo Sanlúcar, y con José Jiménez, "El Viejín", "uno de los mejores guitarristas madrileños; tocó mucho tiempo con Paco (de Lucía). Aquí existe una escuela de flamenco distinta a la andaluza. Es un flamenco más estilizado, menos folclórico, que se puede apreciar en los tablaos de la ciudad", señala.

Villanueva es un músico habitual de estos espacios, donde se improvisa, se toca, se canta, se baila y se bebe. Ha actuado en El Casapata, Las Carboneras y el Villa Rosa, que se dice fue el primer tablao de Madrid "y posiblemente de toa España", agrega. Villanueva ha colaborado con figuras como Agustín Carbonell, "El Bola", y editará este año su segundo disco solista, "Ágape".


En Sevilla: estilo Pituquete



Instalado en la capital de Andalucía desde 2007, Andrés Hernández (30) ha sido destacado como el chileno de mayor alcance en la guitarra flamenca. Estudió con Rafael Cañizares y con Manolo Sanlúcar. "Como aprendí con Ledermann en Chile, quise seguir con Sanlúcar, el maestro de mi maestro", dice.

Lo apodan Pituquete. "Al principio me negué, pero ahora lo considero un buen nombre. Algo entre Farruquito y Manolete", agrega. Esa marca quedó en su primer disco, "Barrio de Santiago" (2008), editado en Sevilla, y estará también en "Abra", el disco que acaba de grabar.

Ha actuado en grandes escenarios, como el Auditorio Nacional de Madrid y el Teatro Central de Sevilla: "Nunca pensé llegar a tocar en estos lugares", comenta, mientras mantiene activas sus colaboraciones con la cantaora gaditana Encarna Anillo.

En Londres: flamenco y gypsy


Jorge Bravo (38) llegó a esa ciudad en 2005 para acompañar a su mujer inglesa e integrarse a los ricos ambientes musicales londinenses. Por veinte años tocó exclusivamente música flamenca, que estudió en Chile con Ledermann desde 1989. "Aunque yo ya venía tocando, él me enseñó aspectos técnicos de la guitarra. Era la autoridad del flamenco allá", dice.

En 2006 ganó la categoría reservada a músicos no españoles del Concurso de Guitarra Flamenca Nino Ricardo, efectuado en Murcia, pero actualmente Bravo está orientándose a la música conocida como "gypsy jazz". "El flamenco y el swing gitano están emparentados de igual manera", señala, mientras anticipa el estreno de su tercer disco solista, "Imposturas", previsto para octubre en Londres.



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