5 de septiembre de 1914. Los cimientos de la Biblioteca Nacional a los pies del cerro Santa Lucía y con una Alameda "de un piso" |
Un equipo al mando del arquitecto e investigador Fernando Pérez redibujó los planos del edificio y definió las posibilidades para su desarrollo físico en el nuevo siglo.
Iñigo Díaz
Allí, en los terrenos del extremo oriente de la Alameda de las Delicias, a los pies del cerro Santa Lucía, donde en el siglo XIX funcionó el convento de las Claras, en 1913 se puso la primera piedra del gran edificio que albergaría a la nueva Biblioteca Nacional. Fue un proyecto impulsado por el gobierno para celebrar el Centenario de la República. Tras un llamado a concurso, el arquitecto chileno Gustavo García Postigo -formado en la Universidad Católica y según se piensa muy cercano al eminente arquitecto Emilio Jecquier- creó los planos de uno de los más modernos edificios de la ciudad, completamente construido en hormigón.
"La Biblioteca Nacional celebró su centenario en 1913 con la construcción de su nuevo edificio. ¿Qué nos corresponde a nosotros hacer cien años después? Proyectarla al nuevo siglo como espacio físico y espacio público privilegiado en medio de Santiago", dice Ana Tironi, directora de la Biblioteca Nacional.
Hace dos años, un equipo de cinco especialistas de la Dirección de Extensión y Servicios Externos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Universidad Católica, a cargo del arquitecto Fernando Pérez, inició el levantamiento de la planimetría del edificio. Fue el primer paso para la creación del Plan Maestro de la biblioteca, presentado ayer en la Sala Ercilla, que definirá un marco para futuras modificaciones físicas, espaciales y funcionales. Este documento no solo incluye un nuevo dibujo de los planos del edificio, sino también un estudio analítico de cómo las personas que lo ocupan -trabajadores y usuarios- se relacionan con el espacio.
"El Plan Maestro implica proporcionar a la dirección de la biblioteca horizontes y posibilidades para su desarrollo físico. Nosotros le mostramos cómo se pueden resolver los problemas de crecimiento y cambios a futuro. Es como decir: 'La biblioteca podría ser así'. Pero es imposible plantear alternativas para el futuro si no conocemos su pasado", dice Fernando Pérez.
Por ello el equipo de investigación recuperó los planos originales de García Postigo y basó su propio levantamiento en esta y otras mediciones posteriores, estudiando cada rincón del edificio. "Un plano es un dibujo de cómo es su situación actual. Obviamente no coincide exactamente con el de 1913. Pero un plan, en cambio, es la proyección de lo que puede mostrarnos ese plano", explica Pérez.
"En cien años, la biblioteca ha ido cambiando sus espacios, por una serie de necesidades prácticas y concretas. El Plan Maestro nos permitirá, entonces, tener un norte para todo futuro proyecto de inversión. Desde detalles como ese mobiliario que no corresponde al perfil del edificio, hasta lo más importante, que es el uso correcto de los espacios de que disponemos", apunta Tironi.
El equipo de expertos de Fernando Pérez ya ha visualizado los primeros aspectos: "Hay distintos niveles. Por ejemplo, la modernización de sus salas de trabajo, la recuperación de la organización original y la buena convivencia entre la biblioteca de investigación y la biblioteca pública. Este es un edificio cuya construcción tardó 50 años en completarse. Si bien no ha tenido daños significativos con los terremotos, ha sufrido con el paso del tiempo. Creemos que puede alcanzar su máximo esplendor arquitectónico. Lo fundamental es recuperar la dignidad de sus espacios y definir el rol que debe tener la biblioteca en la ciudad del siglo XXI", concluye Pérez.
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