El Mercurio
Siempre creyó y defendió la tesis oficial sobre el suicidio de Gervasio, su marido. Pero hoy, 23 años después, tiene dudas. "Recién ahora he pensado que quizás yo debería haber tenido un papel más activo", reconoce. Aquí habla de los últimos días con el cantante, del hostigamiento político que sufrió, de la sorpresiva aparición de otra hija de él y de cómo reconstruyó su vida.
POR SABINE DRYSDALE
Esto es lo mejor que podría estar sucediendo.
-¿Por qué?
-Porque Gervasio merece descansar en paz. Por mis hijos, por mis nietos y también por mí. Para darle un final a una historia tan fuerte. Para cerrar un ciclo y partir con otro. Para vivir en el lado luminoso.
-¿Hoy estás convencida de que él fue asesinado?
-Casi en un 100 por ciento.
Mónica Aguirre, la ex modelo, 50 años, cuatro hijos, cinco nietos, la viuda del cantante uruguayo Gervasio Viera desde hace 23 años, la pareja del músico chileno Claudio Guzmán hace 14, jeans celestes apretados, polera escotada sin mangas, el pelo lacio, el rostro maquillado, una mariposa tatuada en el cuello, la mirada melancólica, se refiere a la reapertura de la investigación judicial por la muerte de Gervasio, catalogada hasta ahora como suicidio. Y ahora, sentada bajo los árboles del parque que rodea los blocks de departamentos donde vive en La Reina, por primera vez manifiesta públicamente sus dudas frente a la tesis oficial, que ella siempre creyó.
Tenía 25 años cuando Gervasio fue encontrado muerto, el 28 de octubre de 1990, colgando de una viga en una casa abandonada camino a Melipilla, y cuatro hijos: Yanara, Nahuel, Millaray y Lincoyán, de entre seis y un año de edad.
-Yo era un pollo, chica, súper inocente, o más que inocente, ingenua. Vivía para mis hijos, para mi trabajo, para mi familia. En ese momento no me lo planteé para nada -dice sobre la posibilidad de un asesinato-. Pero ahora empecé a atar cabos, a darme cuenta de algunas cosas. Hasta hoy hay cosas que yo no sé si pasaron o no.
La presión sobre los tribunales no la puso ella, sino que Blanca Viera, la hermana de Gervasio, apoyada más tarde por Leandro Viera, hijo de una anterior relación del cantante, quienes siempre creyeron que este fue asesinado y encargaron un peritaje independiente con el que lograron la reciente apertura del caso, pese a que, de encontrarse culpables, el presunto crimen estaría prescrito.
Hay varios antecedentes que llevaron a la justicia a tomar esta decisión. Entre ellos, que al colgarse, Gervasio no se fracturó el hueso hioides, como debiera esperarse para un hombre de 70 kilos. Tampoco soltó sus esfínteres, como suele suceder en los suicidios por ahorcamiento. Hay dudas sobre la marca de la soga en su cuello, sobre la sofisticación del nudo, así como alteraciones al sitio del suceso y contradicciones entre los policías que investigaron su muerte. Además, han aparecido nuevos testigos y nombres de posibles implicados.
-¿Te sentiste culpable cuando te entraron estas dudas?
-Recién ahora he pensado, he sentido, que quizás yo debería haber tenido un papel más activo, pero tengo mis razones, también. Yo me dediqué a sacar a mis hijos adelante, cosa que no fue nada de fácil. ¿Y por qué iba a dudar de lo que había dictaminado la justicia y de lo que yo había visto? Yo me convencí de eso, no tuve dudas durante muchos años. Después sí y con mayor razón hoy, con todas estas cosas que han ido apareciendo.
Los años que antecedieron a la muerte de Gervasio fueron complicados para la pareja. Durante los 80, en medio de su apoyo a la campaña del No, el cantante fue acusado e investigado dos veces por los delitos de violación y abusos deshonestos, de los cuales fue sobreseído sin cargos. Luego, en 1990 fue acusado de violar a una joven de 16 años, por lo que estuvo preso durante 52 días antes de obtener la libertad bajo fianza. Murió dos días antes del careo con la presunta víctima.
-Yo siempre lo defendí, siempre lo apoyé, siempre creí en él. Esos fueron tiempos muy difíciles.
-¿Y qué teoría manejaban para estas acusaciones?
-La teoría es que había algo político detrás, que querían que se fuera de Chile. Él participó durante la dictadura en todo este movimiento subterráneo de los artistas, en tocatas universitarias, café concerts. Nada de eso se publicitaba. Y luego en las campañas políticas. Salió cantando en la franja del No y recorrió Chile junto a Ricardo Lagos.
Previo al plebiscito, en junio de 1988, Gervasio participó como artista en "La fuerza del No", organizado por el PPD y Ricardo Lagos.
-Participó en la campaña de Aylwin con mucho show y mucha tocata. Yo lo acompañaba, me interesaba estar presente.
-¿Él era muy político?
-Le interesaba la cosa social. Era un tema del que hablábamos. Una de las cosas que nos unía eran nuestros pensamientos políticos. Toda mi familia es de izquierda.
-¿Lo notaste muy deprimido por la persecución?
-Estaba en un estado de angustia profunda. Lo atacaban desde muchos frentes. Me acuerdo perfectamente que salió en la portada de un diario: "Gervasio prófugo", y Gervasio estaba en la casa.
Mónica Aguirre recuerda con dolor la última vez que lo vio con vida. Venían del funeral de su abuela, de quien era muy cercana, con quien había vivido de niña y la que la impulsó a convertirse en modelo. Devastada emocionalmente, se acostó a dormir la siesta junto a Gervasio. En un momento de la tarde, aún con luz de día, él le dijo que saldría a comprar cigarros.
-Y no lo vi nunca más.
Era de noche cuando despertó sobresaltada y se dio cuenta de que no había regresado. Comenzó a llamar desesperada a sus cercanos. De madrugada recibió un llamado de un amigo preguntándole si era cierto lo que había escuchado por la radio.
-Yo le pregunto qué escuchó y me dice, "ah no, nada". Se dio cuenta de que yo no sabía. Salgo de la casa y empiezo a pasearme nerviosa, porque sabía que algo... Luego alguien, que también había escuchado la noticia, se me acercó y ahí supe. Yo gritaba. Lo loco es que después me di cuenta que la hora en que me desperté sobresaltada, coincidía con la hora de su muerte.
-¿No presentiste nada?
-Nosotros tratábamos de que Gervasio no anduviera solo, de noche sobre todo. Ese día, cuando se empezó a hacer de noche, tengo cosas medio borradas, pero me acuerdo que mi mamá, que estaba en mi casa, me dijo: "Ojo, que Gervasio está saliendo solo". Había persecuciones, veíamos autos estacionados, esa cuestión es real, lo vi. Llamaban a mi casa.
El día que su abuela falleció, llegó Gervasio a la casa de su suegra diciendo que lo estaban siguiendo.
-Por como se veían los autos, pensábamos que eran de Investigaciones. No me consta que lo hayan sido, pero era lo que nosotros especulábamos.
-¿Por qué creíste con tanta seguridad y por tanto tiempo de que se había suicidado?
-Fui la persona que estuvo con él los últimos ocho años, la que lo vio fui yo; entonces, para mí había señales.
-¿Como cuáles?
-Yo le había regalado una cadenita con una cruz que nunca se la sacaba. Ese día (el de su muerte) dejó la cruz arriba del velador. O la forma cómo me miraba. Recuerdo que el día anterior, la Yanara tenía que ir disfrazada a su colegio. Yo le estaba haciendo su disfraz de mariposa, y veo a Gervasio mirándome. Le digo: "Por qué me miras así". Y me dice: "Acuérdate de que eres la mujer que más he amado en mi vida". Después me acordé de todo eso, de su mirada, de la cadenita, de verlo llorar. En el último tiempo no tenía pega, entonces la que trabajaba era yo. Me decía: "Pucha, Mónica, hasta los cigarros me los tienes que comprar tú", y con tristeza. Yo vi su angustia, su preocupación, su miedo. Era un hombre muy valiente y con cojones, pero hasta el hombre más valiente, en situaciones tan extremas, puede decaer. Entonces, para mí obviamente que pudo haber sido un suicidio y estuve convencida de eso durante muchos años. Lo dijo la justicia, lo dijo el abogado.
-Él tuvo un intento de suicidio antes, mientras estuvo contigo. Se tomó unos somníferos.
-Sí, en un momento sí, pero no quiero hablar de eso.
-¿Pero fue otro antecedente que tuviste en cuenta para pensar que su muerte se trató de un suicidio?
-Claro.
Lo de ella con Gervasio fue amor a primera vista. Se conocieron en el Teatro Caupolicán, en un programa de televisión animado por Don Francisco, que se realizó para las víctimas de las inundaciones de 1982. Ella iba como modelo, él como cantante.
-Nos fuimos juntos, él me fue a dejar y nos empezamos a ver. Fue una locura, salimos un mes y nos fuimos a vivir juntos. Yo tenía 19 y él 34. Mi mamá casi se volvió loca. Gervasio tenía un año menos que ella.
-¿No te asustó que él fuera mucho mayor, que tenía una ex mujer, un hijo?
-No, para nada. Cuando jovencita era más osada, quizás.
Arrendaron un departamento frente al cerro Santa Lucía.
-No teníamos nada. Nada, nada. Nos regalaron un sillón, ahí dormíamos. Después un amigo nos prestó plata y compramos un colchón. Así partimos. Yo estaba enamoradísima y no me importaba.
-¿Cómo recuerdas esos primeros años?
-Como algo súper bonito, súper intenso, una historia que fuimos construyendo de a poco. Era un hombre muy dulce, muy cariñoso, muy preocupado, me envolvió, me enamoró. Pero teníamos problemas como todas las parejas. Al año que llevábamos viviendo juntos, me embaracé de la Yanara.
Los embarazos jóvenes han sido una constante en la familia de Mónica Aguirre. Su madre -que se casó con un hombre 30 años mayor- la tuvo a ella y a su hermana melliza a los 16 años. Ella, a su vez, fue madre a los 20, así como también sus hijas Yanara y Millaray. Nahuel tuvo su primer hijo a los 25 y Lincoyán a los 22.
-Ha sido un patrón, y para atrás también, desde mi abuela. Es un tema la maternidad y paternidad en mi familia. Cuando llegan niños es la felicidad, nunca ha sido motivo de angustia ni de cuestionarse.
-¿No te hubiera gustado que tus hijos empezaran más tarde, con sus vidas más resueltas?
-Si lo piensas más con la cabeza y no con la emoción, obviamente que me hubiera gustado que fueran más grandes, porque el camino pudo haber sido más fácil para ellos. Pero mi familia nunca ha estado dentro de esa lógica. Hay otra cosa que es una marca: el matriarcado. Siempre la madre es la que saca adelante a los hijos, desde mi bisabuela.
Su hija Millaray actualmente tiene una relación con el diputado Marcelo Díaz.
-Tienen la misma diferencia de edad que yo con su padre, 15 años.
-¿Y eso te preocupa?
-No, para nada. Veo cómo se aman y se respetan sus espacios. Me parece que Millaray es inmensamente feliz.
"Mis hijos son antifarándula -continúa-, son gente centrada, son artistas, músicos con un talento impresionante. No son famosos para nada, solo Millaray es un poco más conocida. Mis hijos, a pesar de que tienen gran admiración por su padre, no han usufructuado nunca de su fama. Nahuel y Linco tienen sus grupos y son muy buenos compositores; podrían ser famosísimos en Chile, pero no lo son. Les ha costado, han comenzado desde abajo".
-Tú los expusiste desde niños a la prensa del corazón.
-Yo mostraba mi familia. Creo que cometí errores, quizás fui muy abierta, pero en ese momento la farándula no existía. Podías salir en las portadas de las revistas, pero no es como hoy. Después me recogí y he sabido mantenerme al margen.
Hace unos cinco años, Mónica Aguirre se enteró por un mensaje en Facebook de que Gervasio tenía otra hija, María José Carrasco, de la misma edad de Millaray, fruto de una relación con una folclorista. El parecido físico es tan concordante con el de sus hijas, que creyeron su historia sin pedir exámenes de ADN.
-¿Que te haya sido infiel y haya aparecido esta hija te afectó mucho?
-Hoy no. Me imagino que si yo me hubiera enterado en esa época, me habría roto el corazón, me habría hecho bolsa, pero como han pasado tantos años, no. Igual hay una cosa que tiene que ver con el ego. No me parece bien para nada la traición, pero ¿qué voy a hacer? ¿Voy a ir a su tumba a decirle: "Cómo me pudiste hacer esto"? Y la chica no tiene culpa, es una víctima de las circunstancias, tampoco juzgo a la mujer. Hoy te puedo decir que no hay un sufrimiento. Me enteré un poco antes de que saliera a la luz pública.
-¿No mientras él estuvo vivo?
-No. Si Gervasio nunca tuvo idea.
Mónica Aguirre es hija de la actriz Mónica Sinfrind, que se separó de su padre cuando ella tenía cinco. A él lo volvió a ver dos veces más: a los 17 años y luego cuando Gervasio murió.
-Me fue a ver a mi casa. Fue raro. A mi mamá le molestó. Igual lo recibimos, pero no tengo resentimientos con él. Después no lo volví a ver más, hasta que, esas cosas de la vida, me toca ir a Temuco por un trabajo y mi papá vivía por allá. Supe que estaba muy enfermo y lo empecé a buscar. Lo habían hospitalizado, y lo fui a ver. Él estaba impactado cuando me vio, me pidió disculpas. A los días falleció.
Un tiempo antes había muerto su madre de una bronconeumonía asociada a las secuelas de un cáncer al pulmón. Un nuevo golpe en la vida de Mónica Aguirre.
-Con el caso de Gervasio, que no se cierra después de 23 años, ¿te ha costado rehacer tu vida?
-No. Llevo 14 años con Claudio, que es un hombre maravilloso. En algún momento fue un terremoto, es difícil estar con una mujer que le están recordando esto todo el tiempo, y que tiene cuatro hijos. Pero él ha sido súper generoso. Es un hombre muy sabio y me hace ver las cosas de otra forma.
En las entrevistas, Gervasio dijo que nació en Cerro Largo, en el campo uruguayo, mientras sus padres cortaban paja. Que la matrona fue su abuela y el ayudante su padre. Que a los pocos minutos de nacido, su madre fue a asearse a un arroyo y siguió trabajando. Que lo apodaron "negrito". Que al año se mudaron a Montevideo, pero que sus padres no pudieron seguir haciéndose cargo de él y lo tuvieron que entregar primero a una familia y luego a un hogar.
-Tú no conociste a su familia.
-No, yo conocí a su mamá cuando él falleció.
-¿Por qué?
-Porque no tenían relación. Yo conocí a uno de los hermanos, Carlos, porque vino una vez, cuando estábamos recién juntos. Después para un programa de Sábados Gigantes trajeron de sorpresa a su otro hermano, Miguel, que no lo veía hace años. Esa es la familia que yo conocí.
-¿Y a su hermana Blanca?
-Llegó cuando estaba preso, pero ella no tenía idea de que estaba preso. Fue unos meses antes de que muriera.
-¿Y con ella no han seguido juntas el tema?
-No. Tenemos visiones diferentes. Hubo algo en la vida que nos separó y no ha habido la voluntad de poder solucionar estos problemas, y no de mi parte.
-¿Tú apoyas su causa?
-Yo apoyo la causa. No la he apoyado judicialmente, no me he hecho parte, no porque yo no quiera, sino porque tenemos diferencias. Pero a mí me parece bien lo que está pasando.
-¿No has pensado en querellarte ahora que tienes otra mirada del caso?
-¿Contra de quién?
-Contra quienes resulten responsables.
-Son cosas que estamos evaluando en la familia. No te puedo decir ni que sí, ni que no.
El 27 de octubre, en el aniversario de su muerte, Mónica Aguirre escribió en su página de Facebook una carta a Gervasio, donde lo trata de "usted", como lo hacía normalmente cuando vivía:
"Quiero hablarle desde lo más profundo de mi ser, que ha evolucionado y perdonado. Gracias por haber formado parte de mi vida y mi historia, porque eso también ayudó a forjar mi alma y convertirme en la persona que hoy soy. Gracias por darme esos cuatro maravillosos regalos (nuestros hijos) a los que amé, cuidé y protegí lo mejor que pude. Y claro que Ud. les hizo falta, pero le aseguro que lo quieren y que en sus corazones solo dan cabida a lo hermoso que Ud. dejó en esta tierra. (...) Acá cada cierto tiempo se habla de Ud., pero no siempre ha sido bueno, por lo que a veces he preferido callar. A veces el silencio daña menos que las palabras, pero mi corazón nunca ha estado callado. Hoy están pasando cosas las cuales creo que pueden ser buenas para cerrar un ciclo y al fin dejarlo descansar en paz y solamente poder recordarlo y celebrarlo desde la luz y ya no desde la oscuridad".
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