Mañana se inicia la cuenta regresiva para el siglo de la maestra de folclor, que coincide con el fin de las celebraciones de su "comaire" Violeta Parra. Todo arranca en La Moneda con la entrega del premio que lleva su nombre, y el lanzamiento de dos discos.
Por IÑIGO DÍAZ
"Para la familia, la estrella era la Estelita, no la Margot. Ella quería volar más alto, ser solista, dedicarse al bel canto porque tenía una voz de soprano extraordinaria y un oído fantástico. Por eso el dúo de Las Hermanas Loyola se disolvió", dice Osvaldo Cádiz, profesor, folclorista y viudo de Margot Loyola. "Estela era la figura. No necesitaba estudiar, sino que improvisaba. Margot era la que se aprendía los ritmos, las letras, los tipos de rasgueos, afinaba las guitarras. Pero la historia al final cambió", agrega, en vísperas de un acontecimiento nacional.
A medida que finalizan las abundantes celebraciones del siglo de Violeta Parra -que remata este 4 de octubre, día de su natalicio-, otro centenario comienza a erigirse. Mañana se cumplen los 99 años del nacimiento de Margot Loyola Palacios, la más importante investigadora y proyectora folclórica de la historia. Toda la estatura que Violeta Parra luce como creadora puede analogarse, según los estudiosos, a la de Margot Loyola como educadora de los folclores, los cantos, las danzas y el estudio de las fiestas populares.
"Al lugar donde vaya se refieren a ella como 'la maestra'. Ella no tuvo hijos, pero decía que sus hijos eran sus cientos de alumnos", recuerda Cádiz. Por eso el slogan del centenario será "La maestra de Chile". Las actividades oficiales se inician mañana en el Palacio de la Moneda, cuando la Presidenta Bachelet entregue el Premio en Cultura Tradicional Margot Loyola Palacios, que distingue trabajos de creación, investigación y formación en diversos ámbitos del folclor.
El musicólogo José Pérez de Arce aparece por partida doble, en las dos primeras categorías, con su grupo La Chimuchina y como nombre propio, mientras la familia de cantores a lo poeta de don Arnoldo Madariaga Encina, de tres generaciones, fue elegido en el tercer apartado.
El año de Margot Loyola se celebrará a lo largo de todo 2018 y se anuncia intenso, aunque de ninguna manera en las dimensiones de lo que fue el de Violeta Parra, su "comaire Viole" (fue madrina de su hija fallecida Rosita Clara Arce). "Estará más enfocado a lo académico, a la escuela que legó Margot Loyola a todo Chile. Las líneas de acción serán Margot profesora, Margot cantora y Margot investigadora", anticipa Juan Pablo López, director de la Academia Nacional de Cultura Tradicional Margot Loyola Palacios.
Cantos y cantores
El programa anuncia cursos y escuelas de cultura tradicional, con clases realizadas por especialistas de la propia academia que lleva el nombre de la maestra, apoyadas por el Consejo de la Cultura y universidades como la UC de Valparaíso, la de Concepción y la Arturo Prat de Iquique, donde tuvo vínculos.
No es casualidad que Osvaldo Cádiz rememore ahora los tempranos movimientos de Margot Loyola en el canto junto a su hermana Estela, un año menor. Hasta aquí la única opción de escuchar en un disco al dúo formado a fines de los años 30 era a través del histórico LP de RCA Victor de 1944 "Aires tradicionales y folklóricos de Chile", donde las hermanas compartían créditos con Derlinda Araya, Los Provincianos y Las Caracolito.
"De esa grabación obtuvimos canciones, pero también de una serie de discos de 78 que hemos ido encontrando en el persa Biobío. Todavía nos falta encontrar dos: 'El dolor del indio' y 'Triste minero'", dice Cádiz respecto del reciente disco "Hermanas Loyola", editado con motivo del centenario. Cuenta con 28 canciones, las más antiguas son del 41. Hay abundantes cuecas, que eran el ariete de los sellos grabadores: enyeguadas, tradicionales y recopiladas, además de tonadas y villancicos.
En paralelo, la SCD está presentando el segundo volumen del disco "Margot Loyola. Premio a la música de raíz", con las canciones de los diez compositores seleccionados por un jurado. "Se está produciendo una vuelta al trabajo con el folclor en los autores. Después del golpe militar ese folclor había quedado en manos de los conjuntos. Muchos solistas están recuperando esa práctica, con la simpleza de la canción: una voz solista, una guitarra o máximo dos", dice la historiadora Karen Donoso, integrante del jurado, frente a trabajos de gente como Marisol Valenzuela ("Cuidando tradiciones"), Miguel Molina y Mauricio Vega, es decir Los Dos Maulinos ("Cantando mi pena") o Carola López ("Una mujer como usté"), quien también fue destacada en el primer concurso con "La revoltosa".
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