martes, septiembre 12, 2017

María Callas en vivo: el homenaje que faltaba

El Mercurio

La discografía oficial, pilar de su reconocimiento mundial en la década de 1950, sigue fluyendo. Todas sus grabaciones en estudio y autorizadas por ella fueron reunidas en 2007. La sorpresa para este nuevo aniversario es lo que ha anunciado Warner Classics que lanzará al mercado mundial este 15 de septiembre: una caja de 42 discos, "Maria Callas Live", con sus grabaciones en vivo 1949-1964.  

Francisco José Folch 

Al enterarse este 16 de septiembre 40 años del fallecimiento de Callas, ¿qué de nuevo decir sobre ella? Ya es inabarcable lo que se ha escrito y se sigue escribiendo y presentando en todos los medios. Una sola captación del aria "Casta Diva" -por paradoja, acompañada por un coro errático, en un recital en la Ópera de París, en 1958- registraba 321 mil visualizaciones a fines de agosto pasado. Una simple búsqueda en YouTube arroja 1,7 millones de resultados; en Google, 16,4 millones. Cifras asombrosas para una cantante de ópera, arte que a menudo se (des)califica como solo para élites.

En las plataformas digitales, registros incontables. Probablemente, uno de los sitios más interesantes sea el de "Maria Callas International Archive". Su abundante material no está siempre bien identificado en cuanto a lugar, fecha y demás datos de ficha técnica, pero eso importa poco frente a los fragmentos a menudo pasmosos que allí pueden encontrarse, inflamados por el fuego de la escena y de un público delirante, que a veces no quiere dejar continuar la obra (caso de la lección de canto de Rosina en "El barbero de Sevilla", por ejemplo). Muy valioso, igualmente, lo que puede hallarse en "mariacallasmuseum.org.".

Libros en torno a ella no cesan de aparecer -Amazon ofrece actualmente más de 20 biografías-, que con variada calidad (o seriedad) la enfocan desde todos los ángulos. Entre muchos autores de disímil peso, una aproximación ("Maria Callas: La mujer detrás de la leyenda", 1980 y 2002, Cooper Square Press) escrita por Arianna Huffington antes de alcanzar su ulterior fama. Entre los más curiosos, "La Divina en la cocina" o "Las recetas predilectas de La Divina", de Bruno Tosi, un especialista en la diva, disponible en alemán (Basserman, 2007 y 2014), se nos dice que con material hallado en un baúl, con anotaciones por ella y por su mayordomo, en edición ¡que incluye un CD con 17 arias cantadas por ella! (cabe presumir que elegidas para audición durante el proceso culinario). Muy reciente (2017) es "Maria by Callas" (Assouline), del cineasta Tom Volf, que afirma haber recorrido el planeta para entrevistar a los más cercanos amigos y colegas de la soprano, quienes abrieron sus colecciones para aportar a esta obra cintas y fotografías desconocidas, no pocas de las cuales provendrían de los propios álbumes de María. Interesante es el testimonio del recientemente fallecido director francés Georges Prêtre, predilecto de la cantante, quien por primera vez en 40 años accedió a colaborar en una obra sobre ella.

El cine periódicamente anuncia algún filme sobre la tormentosa vida de "La Callas", con su encarnación por tal o cual estrella de la pantalla -Irene Papas y Meryl Streep, entre otras-, pero las concreciones son pocas y no inolvidables. Tal vez la más difundida sea "Callas Forever" (2002), con Fanny Ardant como María, que tiene el interés de que su director, Franco Zeffirelli, dirigió en escena a la cantante, pero no pasa de ser "una fantasía histórica a manera de biopic" sobre sus últimos días. Más sugerente es la alusión no explícita, pero inequívoca, bajo el nombre de "Edmea Tetua", que inspira "E la nave va", de Fellini (1983). Y está, por cierto, la peculiar "Medea" de Pasolini (1969), protagonizada por una Callas ya en retiro vocal.

Los documentales sobre la cantante siguen siendo más valiosos, y entre ellos destacan "Maria Callas La Divina: Un retrato", por Tony Palmer (1987) y "Callas Assoluta", de Philippe Kohly (2007), cuyo texto de presentación se encomendó acertadamente a Jürgen Kesting, autor de una interesantísima biografía-ensayo (1990) de germánica acucia (más de 400 páginas), traducida del alemán al inglés, ruso y japonés, pero lamentablemente no al castellano.

Las filmaciones de La Divina en el escenario son desgraciadamente pocas y fragmentarias, por las limitaciones tecnológicas de la época. La más conocida es el segundo acto de "Tosca", en versiones de la Ópera de París (1958) y del Covent Garden (1964), en ambos casos con el Scarpia de Tito Gobbi, acompañante dramáticamente ideal de la gran actriz trágica que ella fue.

La discografía oficial, pilar de su reconocimiento mundial en la década de 1950, sigue fluyendo. Todas sus grabaciones en estudio y autorizadas por ella fueron reunidas en 2007 y ofrecidas al público por el sello EMI en una caja de 70 discos compactos. Debieron las ventas ser satisfactorias, pues en 2014 fueron ellas remasterizadas por Warner Classics con la última tecnología, en otro elegante cofre de 70 CD (26 óperas completas y 13 recitales como solista, acompañados por un interesante libro explicativo). Todo sugiere que no habría sino escaso material inédito en este ámbito, y que esta edición puede estimarse canónica.

En cambio, sus registros sonoros en vivo, logrados de un modo u otro por sus admiradores o los teatros en que se presentó, con sonido de muy disímil y a veces paupérrima calidad, podían hasta ahora encontrarse en una multiplicidad de sellos de variada envergadura, pero eran más bien indispensables para adoradores, capaces de ignorar los problemas acústicos para capturar un eco de lo que ella fue en sus años de máximo esplendor vocal, no necesariamente coincidentes con los de la discografía oficial. Entre decenas de otras ediciones, "La prima Callas" (G.O.P. 1995), permite, por ejemplo, comparar parcialmente su "Turandot" en el Colón, en 1949, con la versión de estudio (1957), y asombrarse ante su "Aria y variaciones", de Proch, un milagro vocal. Invaluable, pero el sueño de los callasianos era que algún día se reuniera todo lo encontrable de esas captaciones y, en lo posible, se les aplicara una remasterización equiparable a la de 2014.

El lanzamiento de este viernes

Y, feliz sorpresa, precisamente eso es lo que ha anunciado Warner Classics que lanzará al mercado mundial este 15 de septiembre: una caja de 42 discos, "Maria Callas Live", con sus grabaciones en vivo 1949-1964 sometidas a la máxima recuperación posible con la tecnología actual. Contiene 20 óperas completas (12 de ellas nunca grabadas en estudio) y, ahora en Blu-ray, cinco muy difundidos recitales filmados (Covent Garden, 1962 y 1964; Hamburgo, 1959 y 1962; París; 1958. Está todo cuanto ya se conocía en versiones de aleatoria calidad, pero testimoniales del fenómeno mítico: su "Nabucco" de 1949, en el San Carlo de Nápoles; su "Parsifal" de Roma, ese mismo año; "Vísperas sicilianas" en Florencia, 1951; su legendaria "Aída" de México (1951), con el Mi bemol sobreagudo interpolado en al acto triunfal, que enloqueció al público (y enfureció al tenor); su "Armida" de Rossini en Florencia, 1952 (de la que se ha dicho que es una lección suprema de bel canto); su Gilda en México, 1952; "Norma" en el Covent Garden, 1952; Lady Macbeth en La Scala, del mismo año; la "Medea" dirigida por Bernstein en 1953, superior a todas sus demás captaciones; de 1954, su "Alceste" y "La vestale" en La Scala; en este mismo teatro, en 1955, "Andrea Chénier" y "La sonnambula, esta última también con Bernstein); en Berlín, 1955, su mejor "Lucia", según muchos adoradores, con Karajan; en 1957, "Anna Bolena" e "Ifigenia en Tauride", también en La Scala, en 1957; del año siguiente, "La Traviata" en Lisboa, y de 1959 "Il pirata". De su época posterior, "Poliuto", en que al retornar a La Scala (1960) en la noche inaugural de la temporada, la sagrada "Sant'Ambrogio" del 7 de diciembre, la representación es detenida por una larga ovación del público cuando ella entra a escena y antes de haber cantado una sola nota; en fin, una tardía "Tosca" de 1964, en el Covent Garden, que no supera la versión en estudio de 1953 -calificada por virtualmente la unanimidad de la crítica como "la mejor grabación operática de todos los tiempos"-, pero ratifica su fuerza dramática, preservada e incluso ahondada en el ocaso vocal. El sello sostiene haber usado el mejor material original disponible, incluyendo cintas descubiertas por el ya citado Tom Volf en los archivos de un coleccionista italiano, Oscar Costellacci.

La acompañan célebres batutas en ópera de su época -Gui, Serafin, Erich Kleiber, de Fabritiis, de Sabata, Bernstein, Giulini, Karajan, entre otros-. Se añade a esto el impacto interpretativo multiplicado por la dirección teatral de algunos de los más grandes -como el genial Luchino Visconti en "Vestale", "Sonnambula", "Bolena" e "Ifigenia"; Margherita Wallmann, Herbert Graf, Zeffirelli-. Y, por cierto, el Parnaso de las voces de entonces -con Christoff, Gobbi, del Monaco, di Stefano, Corelli, entre muchas otras.

¿Cuánto más registrado en vivo no está incluido en esta recopilación? Es difícil precisarlo. Circulan otras versiones de títulos recogidos en esta compilación, o que no lo fueron. A modo de ejemplo, "Norma", "Aída", "Tosca" y "El trovador", en México 1950, y este último en Nápoles 1951; sendas "Traviata" y "Tosca" en México, ese mismo año, y "Los puritanos", "Traviata", "Lucia" y "Tosca", en 1952; y existen numerosas otras versiones en teatros europeos. Comprensiblemente, no era viable agotar todo eso en esta edición. ¿Vendrá un complemento en el 45º o 50º aniversario de su muerte, o en el centenario de su nacimiento, en 2023? Ojalá.

También sigue abierto el interrogante de si alguna vez aparecerán registros de interpretaciones de las que parecen no quedar sino vestigios fotográficos, cuando más. Así, entre otras, sus "Walkiria", Isolda y Leonora en "Fuerza del destino" en Venecia y Trieste, en 1948-49; en La Scala, su "Rapto del serrallo" (1952), Elisabetta de "Don Carlo" (1954); ese mismo año, Margarita" de "Mefistofele" en Verona, y en 1956 su "Butterfly" con Karajan, y "Fedora".

En todo caso, lo aquí reunido contiene mucho de lo más alto de su arte. Es un tesoro para el culto de Callas y probablemente un descubrimiento para las nuevas generaciones. Entre tantos homenajes durante 40 años, este es, tal vez, el más importante que faltaba.

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