martes, agosto 02, 2016

Alfredo Perl: "Hoy tengo más claridad para enfrentar una obra"

El Mercurio

El pianista chileno -quien por estos días cuenta con una importante agenda de presentaciones en nuestro país- repasa su carrera actual como solista, su desempeño como director y su mirada a las nuevas generaciones de intérpretes. "Cuando ya no es el contenido sino la imagen lo que prima, entras en una espiral y no sabes a dónde vas a llegar, te vas alejando de la esencia", comenta.  

Maureen Lennon Zaninovic 

Alfredo Perl (1965) conversa pausadamente de sus nuevos desafíos profesionales, instalado en su refugio de los últimos días: una acogedora casa de Vitacura que pertenece a una de sus hermanas. El clima es de absoluto silencio aunque -a los pocos minutos- la llegada de sus sobrinas, que coincide con los últimos rayos de luz de una tarde invernal, lo pone de buen humor. El pianista chileno abre sus ojos azules profundos e inquietantes y sonríe al ver el arribo de su joven familia. "Tengo siete sobrinas y un sobrino", comenta a "Artes y Letras", en una de las pocas declaraciones personales de este músico, considerado uno de los pianistas chilenos más brillantes y de reconocimiento internacional, después de Claudio Arrau.

Radicado en Alemania, su actual vida se ha convertido en un constante peregrinaje entre la pequeña ciudad renana de Detmold y Berlín. Es en este país europeo donde su carrera ha comenzado a tomar otros derroteros artísticos. Además de su trabajo como concertista, tiene a su cargo la cátedra de piano en la Escuela de Música de Detmold y, desde 2009, asumió la dirección titular de la Orquesta de Cámara de Detmold.

"Comencé a dirigir en los 90, con la Orquesta de Cámara de Chile. ¡Cómo ha pasado el tiempo! Dejé la dirección y luego la retomé de manera más estable. Dirigir a un grupo de músicos y armar un programa es un trabajo tremendamente completo. Yo, además, intervengo como solista en un programa de la temporada de Detmold", comenta sobre su reciente trabajo como director orquestal, que ya le ha valido importantes gratificaciones. En 2015 -gracias a la grabación de "La Canción de la Tierra" de Mahler (para el sello MDG)- su conjunto fue reconocido con un Echo Klassik, el premio musical más importante de Alemania.

"Este estímulo fue un gran incentivo para la orquesta, para nuestros músicos y para mí también. Uno como director tiene sus metas artísticas, una dirección trazada, y este premio lo que hizo fue reafirmar que la dirección que uno trazó va por buen camino", dice Alfredo Perl.

"Tengo la experiencia"

Al consultarle sobre su desempeño como director y cómo este quehacer se superpone o se enriquece con su reconocida labor de pianista, el músico responde sin mayores titubeos: "Es algo que puedo comentar de manera bastante clara, porque es una pregunta que me he formulado varias veces. El hecho de haber desarrollado de manera tan intensa y acuciosa un instrumento es un aporte a la hora de dirigir. Tengo la experiencia y sé más o menos los problemas que pueden surgir con cualquier instrumento. Puedo darme cuenta cuando una orquesta no está sonando bien e inmediatamente soy capaz de corregir. Eso por un lado, pero también el trabajo de conductor ha ampliado mucho mi horizonte de pianista. De hecho, hoy tengo más claridad para enfrentar una obra. Incluso con una pieza que he abordado innumerables veces, como la 'Appassionata', gracias a la experiencia que he tenido como director me sigue abriendo nuevas perspectivas".

Ya se ha convertido casi en una costumbre que todos los años este intérprete destine un importante espacio de su calendario a nuestro país. En 2015 actuó por partida doble: tuvo su debut en el Teatro de CorpArtes (CA660) y en el Teatro de la Universidad de Chile -acompañado de la Orquesta Sinfónica- estrenó el Concierto para piano del compositor nacional Andrés Maupoint. "Es un logro y una lucha constante que las instituciones culturales programen música contemporánea. Para mí, abordar a los grandes compositores y a los creadores actuales es una misma pasión. No los veo como compartimentos separados. Tocar piezas del siglo XXI es una oportunidad que uno valora, porque te permite entrar a un terreno absolutamente desconocido. Estrenar la obra de Maupoint con la Sinfónica fue un momento tremendamente difícil. Un tour de force , pero el resultado fue maravilloso. Un gran éxito", señala el pianista.

De buen humor

Entre fines de julio y comienzos de agosto su agenda de conciertos en Chile es intensa. Hace unos días debutó en la patrimonial Viña Santa Rita. "El miércoles ofreció una presentación a estudiantes muy conmovedora. Los chicos le hicieron preguntas y se generó una atmósfera muy linda, distendida, gratificante", revela su agente, Cristóbal Giesen, director de Musicaplus.

Este martes 2 volverá a CA660 (Rosario Norte 660) y el viernes 5 tendrá su estreno en el Teatro Municipal de Temuco. Al día siguiente, en la Región de La Araucanía, ofrecerá una clase magistral para jóvenes pianistas locales. El programa -tanto para Santiago como para Temuco- incluirá la Sonata en La bemol Mayor Hob. XVI/46, de Joseph Haydn; "Humoreske" Op. 20, de Robert Schumann, y las Sonatas Op. 54 y Op. 57, "Appassionata", de Beethoven.

"Escogí 'Humoreske' de Schumann porque es bien especial, de una gran inspiración romántica y libertad. Es, además, la primera pieza que lleva ese título. No hay que confundir esa expresión de Schumann con lo que hoy entendemos como humor. No estamos ante un chiste. Es más bien humor que tiene que ver con el temperamento, con un estado de ánimo. Hoy cuando hablamos de buen humor nos referimos a estar de buen ánimo y esta obra se relaciona con cierta naturalidad, con cierto espíritu donde lo principal no es una forma que se llena de contenido, sino la libertad, la inspiración y la espontaneidad que se va abriendo paso. Encuentro que está tremendamente lograda. Una pieza larga como esta -que dura casi media hora- y que produzca un sentimiento, un sentido de unidad, de la primera a la última nota, no hace más que confirmar que estamos ante una obra maestra", dice Perl y se explaya sobre el repertorio. "Haydn representa otro aspecto del humor. Este compositor suele tener un humor más chistoso, pero esta sonata que abordaré no es de sus más burlonas, sino bastante serena, de gran profundidad, extensa y larga. De nuevo hay una cierta conexión con este estado de ánimo que llamo de buen humor y que, en la segunda parte del concierto, cambia completamente. La 'Appassionata' de Beethoven produce un corte: es una pieza turbulenta y trágica. El nombre se lo puso el editor del músico y le calza completamente. Es una sonata que tiene que ver también con pasión, con el sentido original de la palabra: con sufrimiento y lucha. Varias veces el artista de Bonn señaló que era su mejor obra. Sin duda es una de sus creaciones más compactas. Uno no puede hacerle el quite. Y significa un compromiso importante, en cuanto a su ejecución en vivo. Beethoven ha sido uno de los pilares de mi carrera y sin duda Claudio Arrau ha sido un referente de la interpretación de su obra. Imposible obviarlo. Tuve la oportunidad de escucharlo dos veces en Alemania, una de ellas con la 'Appassionata'. Impactante".

El pianista chileno también reflexiona en torno a la Sonata 22 Op. 54. "Me encanta. Es de dimensiones más discretas, pero aun así es una joya. No es un gran monumento, pero sí una pieza de gran refinamiento e inspiración. Ahí se notaba que estaba de buen humor Beethoven. Es una sonata muy plácida, sin grandes pretensiones y junto a la 'Appassionata' calza muy bien. Son dos caras de la misma medalla".

-Entre estos compositores: Schumann, Beethoven y Haydn, ¿hay temperamentos comunes?
"Entre Haydn y Beethoven hay ciertas características que los vinculan, pero Schumann es completamente distinto. Haydn y Beethoven fueron los más apegados al tema formal, Schumann -en cambio- era el más experimental de todos. Yo creo además que lo hizo de manera más bien intuitiva, no tan consciente. Él sintió que el camino era salir a buscar nuevas formas para expresarse, principalmente a través del piano y la voz. Lo que me transmiten a mí como artista, y ahí veo algo que tienen en común, es la inmediatez. Hay música que muestra una forma tremendamente acabada y perfecta, pero el poder de estos tres compositores no pasa por la forma. Sus creaciones pasan directamente a tocar el alma".

- Usted ha sido considerado como el pianista chileno de mayor proyección internacional después de Claudio Arrau, ¿qué ha pasado después? ¿Ha habido una sequía?
"Sequía es una palabra bien ingrata (risas). Son varios los factores. Por un lado, esta es una carrera bastante difícil y hoy la competencia es enorme. En 2016 los tiempos son muy distintos a cuando Claudio Arrau tenía 20 años. No podemos hacer comparaciones. En este momento las circunstancias son duras. Hay mucha competencia, mucha más diversidad. Si uno tiene como meta vivir de la música, hay que tener claro que es un sueño arduo de cumplir. La figura de un pianista, de un concertista hoy en día es muy distinta a la de 50 años atrás".

-¿Se refiere a la irrupción de figuras mediáticas, de verdaderas estrellas pop del piano?
"Por ejemplo. Ahí hay todo un aspecto que tiene que ver con la necesidad de vender, que hay que tener un éxito comercial y para eso hay que ir creando imágenes que tengan su impacto y no siempre coinciden con algún contenido artístico. Yo soy un poco escéptico de lo que puede venir a futuro, porque cuando ya no es el contenido, sino la imagen lo que prima, entras en una espiral y no sabes a dónde vas a llegar. Te vas alejando de la esencia".

''Beethoven ha sido uno de los pilares de mi carrera y sin duda Claudio Arrau ha sido un referente de la interpretación de su obra. Imposible obviarlo".

Programarse:
CA660. Rosario Norte 660. Las Condes. Martes 2 de agosto, a las 20:00 horas.
Entradas desde $3.500 a $22.000
Teatro Municipal de Temuco. Viernes 5, a las 20:00 horas. Entrada general $4.000.

 Sus próximos compromisos internacionales y en Chile

Alfredo Perl adelanta a "Artes y Letras" que hacia fines de agosto, tras sus actuaciones en Chile, se presentará junto a la Orquesta Filarmónica de Bogotá. En septiembre tomará vacaciones y luego retomará sus actividades en Alemania. "Con la Orquesta de Cámara de Detmold tengo una temporada bien interesante. Entre otras obras, dirigiré la Sinfonía Nº 14 de Shostakovich y el Concierto para violín y orquesta de Max Reger", comenta.

Sobre otras presentaciones en Chile añade que en este momento se están cerrando algunos contratos para el 2017 y 2018. "Se vienen cosas grandes, pero solo podemos adelantar que el próximo año está confirmado para el Ciclo Grandes Pianistas del Teatro Municipal de Santiago", puntualiza su agente, Cristóbal Giesen.

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