La pianista y compositora venezolana, ganadora de un Grammy Latino y ahijada artística de Martha Argerich, adelanta su debut este miércoles en el Teatro Municipal de Santiago, con obras de Brahms y Liszt, sin dejar de lado sus elogiadas improvisaciones. Activista de los derechos humanos, ha criticado fuertemente el Sistema de Orquestas de Venezuela y sus vínculos con el gobierno de Nicolás Maduro.
Maureen Lennon Zaninovic
Los sonidos aparecieron en la vida de Gabriela Montero (Caracas, Venezuela, 1970) de manera inesperada. La música fue su primer y más importante regalo de Nochebuena.
"Me convertí en una pianista prodigio gracias a mi abuela materna. Ella fue la que suplicó que me obsequiaran un pianito de juguete para mi primera Navidad, con apenas siete meses de vida. Me lo pusieron en la cuna y mis papás, de inmediato, se percataron de que pasaba horas jugando con él y escuchando las melodías que me cantaba mi mamá en la noche. Ya a los 18 meses tocaba todas esas melodías en el piano: el himno de Venezuela y canciones infantiles. ¡Se convirtió en mi juguete favorito! Cuando cumplí tres años, mi abuela materna me regaló mi primer piano vertical y toqué para mi familia y amigos. No sé por qué, pero mi abuela tuvo esa premonición extraña de que sería pianista. Gracias a ella descubrí la música", rememora a "Artes y Letras" la destacada pianista venezolana, en un contacto telefónico desde Brasil, en medio de una gira de conciertos.
Su primer recital con público fue a los cinco años de edad y a los ocho debutó con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por el fundador del Sistema de Orquestas de Venezuela, José Antonio Abreu. Hoy, en el contexto de la música clásica latinoamericana, se la considera toda una celebridad, a nivel de su compatriota el director venezolano Gustavo Dudamel, aunque los dos representan miradas musicales y políticas contrapuestas. Su prestigio la llevó en 2009 a ser escogida -junto al violinista Itzhak Perlman y el cellista Yo-Yo Ma- para actuar en la ceremonia de ascensión del mando del Presidente Barack Obama. Con varios discos editados bajo el sello Deutsche Grammophon y Warner Classics, Gabriela Montero -quien desde hace un año reside en Barcelona, España, junto a su marido y sus dos hijas- ganó en 2015 un Grammy Latino por su grabación junto a la Orquesta Juvenil de las Américas (YOA) dirigida por Carlos Miguel Prieto. El álbum incluye, entre otras piezas, una creación suya, "Ex Patria", que compuso como denuncia de la violencia y la extrema polarización que vive su tierra.
"Esta obra nació por mi necesidad de contar la historia de Venezuela en los últimos 17 años. Desde hace tiempo vengo criticando fuertemente la situación de mi país, pero necesitaba un retrato musical para poder compartir lo que sienten mis compatriotas. Es una pieza difícil de tocar y de escuchar: quise plasmar en ella esa sensación de asfixia, esa sensación de dolor que experimentan los venezolanos, y creo que se cumplió el cometido. Donde la toco, el público se identifica con su pena. El Grammy Latino, además, fue un espaldarazo a mi labor de cónsul honorario de Amnistía Internacional. Afortunadamente o desafortunadamente hoy todo el mundo habla de mi país. No me canso de decir que no hay democracia. Venezuela colapsó", acusa Montero.
Despertar conciencias
Para esta artista, la música y compromiso político no son dos mundos inseparables, y de hecho junto a sus numerosas actuaciones internacionales también dedica un buen espacio de su agenda a su trabajo como activista de los derechos humanos.
"Los músicos no somos artistas que vivimos en una nube donde nada nos toca o afecta. Con nuestro arte les damos voz a los que no la tienen", agrega a "Artes y Letras".
Gabriela Montero cuenta, además, con una elogiada discografía junto a nombres esenciales como el cellista francés Gautier Capuçon y la pianista Martha Argerich, con la que ha protagonizado inolvidables recitales en las salas de conciertos más relevantes del mundo. Junto a su reconocida carrera como intérprete y compositora, otro de sus sellos son las improvisaciones al piano. De hecho, en su página web oficial se define como "pianista, compositora e improvisadora". ¿En qué consiste esta última veta?: el público entona alguna canción popular para que ella -dotada de un oído privilegiado- la reproduzca en cuestión de segundos. Un talento que encandiló a los críticos que la escucharon por primera vez en Frutillar, en 2013, en el marco de la tercera Gala Anual del Teatro del Lago.
"Ella se sienta en el piano y se transforma" (Francisco Javier Bernales, La Segunda), "Gran impacto el talento de Montero" (Mario Córdova, Las Últimas Noticias) y "Una noche de intensas emociones, de intercambio cultural y de arrebatadora, expresiva y transparente interpretación" (Claudia Ramírez, La Tercera) fueron algunos de los elogios vertidos tras su concierto en Frutillar.
La artista tenía contemplado debutar, en 2015, en el Teatro Municipal de Santiago, pero un paro nacional aéreo en Argentina pospuso ese estreno. Finalmente lo hará este miércoles en el marco del Ciclo Grandes Pianistas. El programa en el Coliseo de Agustinas incluirá Tres Intermezzi, Op. 117 de Brahms; la Sonata para piano en Si menor, S. 178 de Liszt y -en la segunda parte- improvisaciones.
"Los Tres Intermezzi, Op. 117, de Brahms son obras sumamente íntimas, conmovedoras y sutiles, pero con una carga emocional muy densa. La Sonata de Liszt es para mí la gran sonata para piano del repertorio Romántico. Es una pieza que refleja el conflicto interno del compositor, el conflicto entre el bien y el mal, entre ser un hombre de carne y hueso y buscar una vía espiritual; la lucha entre las fuerzas oscuras y la luz. Es una obra tremendamente virtuosa que narra esos extremos. Tiene pasajes tenebrosos y otros con un lirismo bien especial. En la segunda parte de mi presentación ejecutaré cinco improvisaciones a pedido del público. Como se hacía en la época de Mozart y de Beethoven, agarro un tema y luego improviso una obra nueva que sale a partir de esa melodía", señala la artista sobre el repertorio y añade que desde pequeña ha desarrollado este arte.
"Me encanta. Es como la forma más natural de decirle buenos días al piano. Dejé de improvisar un tiempo porque me habían dicho que no tenía valor, pero cuando cumplí 31, gracias a la gran pianista argentina Martha Argerich, retomé esta práctica. Desde que volví a improvisar es impresionante la alegría y el entusiasmo que se despierta en el público y en mí misma, porque es un proceso creativo único. Algo que no se volverá a repetir".
-¿Qué pasa en su interior cuando improvisa?
"Siento que estoy saliéndome del camino y simplemente permito que ese proceso suceda sin mi interferencia. La improvisación es el momento más liberador que puedo experimentar como músico, donde no hay parámetros, donde no hay límites. Nacen obras que son muy complejas, pero que surgen casi por sí solas".
-¿Martha Argerich sigue siendo tan trascendental en su carrera?
"A los 31 años, al igual que en otros momentos de mi vida, había dejado el piano. A pesar de tener una infancia de niña prodigio, varias veces me cuestioné e intenté buscar mi propio camino musical: algo propio, no lo que los demás esperaban de mí. En ese momento tuve un encuentro personal con Martha Argerich. Ella me escuchó improvisar y me dijo: 'Gabriela, este talento tuyo es único. Lo tienes que compartir con el mundo'. A partir de ahí volví a este arte y me cambió la vida. Cuando uno logra una unidad, cosas mágicas suceden: hay una armonía que la gente entiende y se conecta con ella. Martha ha sido una gran inspiración. Hemos tocado y grabado muchas veces juntas, pero por sobre todo ha sido una gran referencia como mujer, como madre y artista: ella ha tenido una vida increíblemente plena, pero también difícil, y eso me identifica. Es mi ángel de la guarda".
-¿En qué etapa se encuentra su faceta de compositora?
"En marzo, en Leipzig, estrené mi Concierto Latino para piano y orquesta. Lo acabo de tocar con la Orquesta Sinfónica Nacional de México y próximamente se ejecutará en Salzburgo y Fránfort. La composición es otra de mis más grandes pasiones. Hay varios proyectos en el horno, calentándose. Espero que salga algo nuevo en 2017. No es fácil conjugar mi labor de compositora con mi tarea de activista de los derechos humanos. Todas estas actividades requieren mucho tiempo, pero siento que las he logrado balancear".
-¿Ha endurecido su crítica hacia el Sistema de Orquestas de Venezuela y su cara visible: Gustavo Dudamel?
"Nunca formé parte del Sistema y si bien tiene a gente valiosa, lo más triste y repudiable es que en estos últimos años se ha convertido en la herramienta más eficaz de propaganda del gobierno de Nicolás Maduro. Lamentablemente le ha hecho un gran daño a mi país. Ha sido la mejor manera de lavarle la cara al régimen actual. Pero, por otro lado, hoy es tan evidente el colapso de Venezuela, que ya ni una orquesta girando por el mundo y alabando al gobierno hace efecto. La realidad es irrefutable".
Programarse:
Teatro Municipal de Santiago.
Miércoles 17, a las 19:00 horas.
Entradas desde $2.000]
Más información en www.municipal.cl
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