El cantautor nacional repasará sus 40 años de carrera en dos shows que realizará el próximo fin de semana en Santiago. Aquí cuenta cómo prefirió la consecuencia por sobre la popularidad.
Javier Contreras
Dice que todo fue por un taxista. Que tomó un taxi en Santiago y que el conductor lo reconoció y le preguntó si seguía cantando. Porque pese a que realiza 50 conciertos al año a lo largo de Chile, Fernando Ubiergo quedó con la impresión de que la mayoría de la gente cree que está retirado: "Si los músicos ya no estamos en TV, hay que meter un poquito más de bulla". Por eso decidió realizar una nueva presentación en la capital -la primera del año-, en el Teatro Nescafé de las Artes, que fijó para el próximo viernes 12 de agosto, a las 21 horas.
Y algo de ruido generó, porque ya agotó las entradas para ese show, que llamó "Concierto Sentido", al punto que tuvo que agregar una nueva fecha para el día siguiente. A sus 63 años, Ubiergo afirma estar en "un gran momento". Porque pese a la poca presencia en los medios, el cantautor no ha dejado de componer. "Nunca me di por vencido. Jamás hubiera imaginado, cuando tenía 20 años, que 40 años después seguiría trasnochando y escribiendo. Eso es alucinante", afirma.
De hecho, los últimos meses han sido especialmente productivos para el autor, quien a fin de año espera lanzar un nuevo disco con canciones inéditas, el primero en 12 años, desde que editó "La sombra del águila".
Tres de esos temas los tocará por primera vez en su dos shows del próximo fin de semana. "En 'Concierto Sentido' interpretaré las canciones que más me han estremecido. Hay una que tiene más de 40 años, que es 'Antonio de un mundo mejor', que fue compuesta en el año 75. Y habrá otra que se llama 'Vahie', que es una canción que tiene un mes. Estarán, desde luego, las inevitables, pero también otras de distintas épocas y que solo conocen los que compraron mis discos."
Una decisión clave
Al hablar de inevitables, Ubiergo hace referencia a las canciones que cimentaron su carrera entre fines de los 70 y principios de los 80, y con las cuales ganó festivales nacionales e internacionales, desde Viña del Mar hasta la OTI, como "Un café para Platón", "El tiempo en las bastillas", "Yo pienso en ti" y "Agualuna". Recuerda que participó de esos certámenes porque era la única forma, en esa época, de alcanzar cierta notoriedad.
Y en algún momento, cuando tenía 28 años, acarició el sueño de cualquier artista latinoamericano. En 1981, una compañía discográfica se lo llevaba a España para internacionalizar aún más su carrera. A la par, y en una decisión que le costó tiempo entender, Fernando Ubiergo fue tomando la dirección opuesta. "Lo que sucedía es que en esos años la compañía quería que fuera más un baladista, que tuviera una vocación más comercial. Y ahí yo tuve un serio conflicto. Probablemente podría haber escrito algunas canciones de amor de pareja, pero significaba una limitación profunda en lo que era mi percepción de las cosas", rememora sobre una elección que hizo entonces de manera intuitiva, pero que le significó alejarse de productores de renombre, renunciar a la masividad y volver a Chile en 1986.
Y continúa: "Después de tantos años, la vida me ha dado claridad. No me arrepiento de nada en lo absoluto. Me doy cuenta de que lo que siempre busqué es lo que estoy haciendo ahora y lo que he hecho todos estos años. Si yo no hubiera sido un compositor, nunca habría sido un cantante. Y a lo que debería aspirar un compositor es a escribir lo mejor que pueda. De lo que le asombra. Porque la vida me asombra. Porque es un milagro, aunque a veces no lo parezca. Y mientras me siga asombrando, seguiré escribiendo".
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