El compositor estadounidense habló con "El Mercurio" acerca de su momento actual, su visión respecto de los diversos públicos a los que ha llegado con su música y cómo ha influenciado a bandas como Sonic Youth, King Crimson y Radiohead.
Álvaro Gallegos M.
En música se suele abusar del término "influyente", pero es indiscutible que en el compositor estadounidense Steve Reich, quien en octubre próximo cumplirá 80 años, es una condición que define su quehacer artístico. Pionero de toda una corriente de composición, el minimalismo, aunque no puede proclamarse el padre de esta estética, sí es el que más huella dejó a su paso en lo que se refiere a incidir en diversas corrientes musicales. Una influencia que se deja ver desde compositores posteriores a su generación, como el exitoso John Adams, pasando por grupos de rock como Sonic Youth y King Crimson, el trabajo de numerosos DJs hasta artistas inclasificables como Laurie Anderson.
Para Reich, quien conversó con "El Mercurio" en su hogar en pleno campo, cerca de New Canaan, Connecticut, esta transversalidad es algo natural. Así lo explica él mismo: "No es algo nuevo ni revolucionario en la música occidental. Si vamos hacia atrás, gente como Dufay o Palestrina hicieron misas basadas en cantos populares. Luego Haydn, en sus sinfonías, usó melodías de cantos de borrachos. O, por supuesto, Bartók, que -si escuchas sus cuartetos- es difícil delimitar dónde termina la canción de raíz folclórica y dónde comienza Bartók. En mi país, el caso de Gershwin, ¿era un gran compositor o un gran autor de canciones? ¡Era ambas cosas!".
Reich recalca la importancia de la "naturalidad" del cruce entre "docto" y "popular", desestimando las fusiones premeditadas, y denunciando a quienes pusieron barreras para una confluencia, según él, inevitable. "Lo que pasó con mi generación, es decir, yo, Terry Riley, Philip Glass, es que reabrimos la ventana que habían cerrado Boulez y Stockhausen, y que normalmente había estado abierta", dice con aires de satisfacción.
Las siempre imprecisas etiquetas
Reich atribuye su llegada a públicos diversos a su propia formación. "Mi vida musical comenzó a la edad de 14, cuando descubrí a Bach, a Stravinsky y su 'Consagración de la Primavera' y el jazz, a través de discos de Charlie Parker y Miles Davis", rememora sobre el inicio de un periplo de absorción musical, que incluyó estudios con Luciano Berio, ver en numerosas ocasiones a John Coltrane en vivo y el estudio in situ de la música africana en Ghana y sonidos de la tradición hebrea en Israel. "La gente que escucha mi música, ya sea les guste el rock, el jazz, la música africana o la música clásica en general, puede conectarse de alguna manera con lo que hago, porque reconoce los ingredientes", apunta respecto a su variopinta base de admiradores.
El compositor ha desafiado las clasificaciones, rehusando verse a sí mismo como un minimalista. "Son palabras que tienen lugar para periodistas e historiadores, no para los compositores", dice con seriedad. "Cuando hicimos la grabación original de 'Music for 18 Musicians', en las tiendas lo ponían a veces en la sección de música clásica, o de electrónica, rock progresivo o de música del mundo", recuerda acerca de un hito de su trayectoria que este año cumplió cuatro décadas.
Fue esa composición precisamente la que probablemente más le ha atraído oyentes de otros estilos. No es una casualidad, por ejemplo, que el comienzo de la canción "Burn the witch", del más reciente álbum de Radiohead, suene como una obra de Reich. Él es amigo del guitarrista de la banda inglesa, Jonny Greenwood, y en 2012 el estadounidense hizo la obra "Radio re-write", basada en canciones del grupo, pero fue un poco antes, en 2008, que Reich escribió una obra específicamente para conjunto rock, "2x5". "Me encanta el bajo eléctrico y quería hacer una obra donde este tuviera un rol importante", explica, "cuando la compuse, pensé ¿quién la va a tocar? No podía dársela a músicos clásicos que no tendrían el feeling , y tampoco a músicos rock que no pueden leer partituras. La solución fue Bang on a Can, cuyos integrantes tienen un background en ambos lenguajes".
Entre las numerosas celebraciones musicales por sus 80 años, una de las más vistosas es la que hará la Orquesta Sinfónica de Londres el próximo 6 de noviembre en el Barbican de esa ciudad, bajo la dirección de Kristjan Järvi. Y, pese a que el grueso de su catálogo corresponde a obras para un puñado de instrumentos, actualmente planea hacer una obra sinfónica, formato poco tratado por él. "Participará un conjunto de solistas", adelanta, "como en un concerto grosso ".
Ahora que se acerca a las ocho décadas de vida, el compositor reflexiona, y piensa que el aprendizaje es algo constante. "Cuando hablo de aprender, no me refiero solo en lo musical", explica sonriente, "por ejemplo, en este momento estoy en clases de español". Dice que es por algo práctico, útil para sus visitas a Latinoamérica. De hecho, hace un par de años estuvo en el Colón de Buenos Aires. ¿Y Chile? "¡Cuando me inviten!", responde entusiasmado.
Discografía seleccionada
Early Works (2005): Reúne las obras seminales de su estilo, como los experimentos en cinta "It's Gonna Rain" y "Come Out", donde surge la idea de usar patrones rítmicos que se desfasan. Además incluye "Piano Phase", origen del phasing , y la "Clapping Music", para dos intérpretes que baten sus palmas.
Music for 18 Musicians (1978): Continúa siendo la obra más admirada de Reich, donde su lenguaje se consolida. Se aprecia claramente el concepto de la música como un proceso, y este disco es también el punto de partida para el conjunto conocido como Steve Reich & Musicians.
WTC 9/11 (2011): Una de las obras más personales del compositor es una conmemoración de los 10 años del atentado al World Trade Center. Participa el Kronos Quartet y utiliza voces grabadas de testigos de la tragedia. Incluye también las obras para percusión "Mallet Quartet" y "Dance Patterns".
Celebrando... y siempre aprendiendo
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