El diagnóstico es unánime: la escasez de biografías en Chile es endémica. Historiadores, editores, escritores y críticos plantean cuáles son los personajes urgentes por narrar. De Antonio Varas a Roberto Matta, pasando por Claudio Arrau, Juan Yarur y Carlos Ibáñez del Campo.
ROBERTO CAREAGA
A estas alturas, pareciera que ya no queda nada por saber de Bernardo O'Higgins. Figura central de la independencia chilena, su gesta es material de enseñanza escolar desde los primeros años y su vida ha sido tema de películas, series de televisión e innumerables libros. Sin embargo, hay quienes creen que aún falta por decirse. "Yo diría que no hay una gran biografía de O'Higgins", dice el historiador Cristián Gazmuri, mientras su colega Fernando Silva añade que todas las que existen, al igual que las dedicadas a José Miguel Carrera o Diego Portales, son "antiguas y, lo que es peor, sesgadas". Puede que el asunto exceda al personaje y que el problema esté en el género: en la endémica escasez de biografías en Chile.
"Es una tierra baldía", dice Matías Rivas, director de Ediciones UDP, sello que tiene una línea dedicada al tema, Vidas Ajenas. "Si empiezas a ver lo que hay, es muy poco. Casi todo falta. Es un mundo por construir. No tenemos biografías de Claudio Arrau, Roberto Matta, José Donoso, Roberto Bolaño, Raúl Ruiz. Y si hay pocas de hombres, menos hay de mujeres, como de María Luisa Bombal o de María Carolina Geel", añade Rivas.
"Todavía queda mucho por hacer en el área biográfica", suma la historiadora Patricia Arancibia Clavel, quien ha incursionado en el género con libros sobre Eduardo Frei Montalva y Jorge Alessandri, entre otros. "En el ámbito político y solo pensando en el siglo XX, sin duda falta una buena biografía de Carlos Ibáñez del Campo, de Salvador Allende y el general Pinochet, aunque hay un buen avance con la que escribió Gonzalo Vial. Tampoco existen de los presidentes radicales que marcaron toda una época, en especial de Pedro Aguirre Cerda", añade.
Personajes que podrían ser materias de libros hay muchos, y desde el ámbito histórico surgen varios del siglo XIX. Para la historiadora Ana María Stuven, hacen falta biografías de políticos como Antonio Varas, Manuel Antonio Matta, Isidoro Errázuriz, Carlos Walker Martínez, Federico Errázuriz y el sacerdote José Ignacio Víctor Eyzaguirre. "Son personajes republicanos complejos. Les tocó vivir el paso del autoritarismo al liberalismo, de una sociedad muy clerical a una más anticlerical. Todo eso fue vivido por esos personajes de forma muy interesante. Por ejemplo, Antonio Varas fue rector del Instituto Nacional a los 25 años, después fue ministro de los gobiernos de Bulnes y Montt, candidato a la presidencia, ministro durante la Guerra del Pacífico", dice Stuven.
De los políticos del siglo XIX, Gazmuri sopesa a la baja los libros sobre Manuel Rodríguez -"ha sido tan tergiversado, es un mito"- o el mismo Varas, y fija su mirada en José Joaquín Pérez: "Fue el último de los presidentes de los decenios, pero significó un cambio. Hizo el tránsito entre los presidentes autoritarios, portalianos, hasta los liberales", dice.
Avanzando en el tiempo, Fernando Silva sostiene que el controvertido Presidente José Manuel Balmaceda merece una mejor revisión de su vida. "Ha sido objeto de varias biografías, que se copian unas a otras. Las fuentes que existen sobre este último son abundantísimas, pero hay que trabajar en los archivos, lo que hoy parece no estar de moda", dice. Y añade con un gusto amargo: "El panorama del siglo XX es igualmente deplorable, pues la biografía se convirtió, por desgracia, en arma política, ya para alabar, ya para deprimir".
Escritores, artistas
Antes de los 25 años, Roberto Matta dejó Chile. Se instaló en Europa en los 30 para desplegarse como un pintor del mundo abriéndose paso en las vanguardias. Paralelamente, Claudio Arrau hacía su periplo conquistando el mundo como pianista. Cumbres de las artes chilenas, la vida pública de ambos está documentada, pero en sus ámbitos privados aún quedan muchas sombras por explorar. Sus nombres se repiten insistentemente entre los posibles biografiados. "Deben existir muchos libros sobre Matta, pero sería interesante una biografía que tome su labor como pintor, pero también como hombre. Yo esa no la conozco. Es uno de los grandes chilenos que marcan el siglo XX", dice Gazmuri. Mientras, Óscar Contardo, autor de la biografía de Luis Oyarzún ("Un paseo con los dioses"), señala: "Entre las biografías que me gustaría leer y que no se han escrito como yo quisiera, falta la de Arrau, pero que sea de verdad, real y no maquillada".
Contardo suma a su lista de deseos una de la escultora Laura Rodig, secretaria de Gabriela Mistral y autora de la mayoría de sus retratos. El nombre de Mistral también se repite entre las figuras no contadas del todo, al igual que Violeta Parra. La crítica literaria Lorena Amaro, especializada en biografías y memorias, suma a otra mujer: la escritora Marta Brunet. "Por su origen familiar, los múltiples trabajos que desempeñó cuando tuvo que hacer frente a problemas económicos familiares (fue periodista y quiromántica), su decisión de ser soltera, el que no tuviera hijos, su relación con personajes de ese tiempo, como Alone o la Mistral. Sería importante despercudir a Brunet de una imagen un poco sosa que se tiene de ella", dice.
Amaro añade a Manuel Rojas, "uno de nuestros escritores más aventureros", y Alfonso Alcalde: "Merecería todo lo que pudiera escribirse sobre él hoy, para mí es uno de nuestros autores más desconocidos y mágicos", dice. A este último también lo menciona Leonardo Sanhueza, autor de un perfil de Pedro Balmaceda ("El hijo del presidente"), y suma otro puñado de autores de vidas enigmáticas o azarosas: Pablo de Rokha, Braulio Arenas, Teófilo Cid, Carlos de Rokha, Bombal, Enrique Campos Menéndez, Juan Luis Martínez, Augusto d'Halmar. Mientras que Rivas plantea que aunque se acaban de publicar Diarios tempranos , de José Donoso, y su hija Pilar adelantó camino con Correr el tupido velo , también es "necesaria una exploración general de su vida". O de Bolaño. "Se la merece", asegura Agustín Squella.
Si pudiera, Squella leería encantado "una biografía en conjunto sobre los filósofos Roberto Torretti y Carla Cordua, marido y mujer, ambos vivos, y que recibieron conjuntamente, en 2011, el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales". Mientras que Gazmuri agrega a otro intelectual a la lista: "Una buena biografía de Mario Góngora, completa, sería interesante. Porque Patricia Arancibia escribió una basada en sus diarios y tocaba más que nada su juventud. Pero sería un gran aporte una biografía intelectual que tome su obra y la analice a fondo".
Políticos y los otros
De Santiago a París y luego a Nueva York. Escenógrafo y diseñador de vestuario primero, luego fotógrafo, Raimundo Larraín cruzó la segunda mitad del siglo XX codeándose con el jet set internacional. "Fue una figura social imprescindible, mano derecha del marqués George de Cuevas (el excéntrico director de ballet)", dice Contardo, mencionando un nombre menos obvio para una biografía pero igual de interesante que los personajes más famosos. También añade a la recién fallecida Mariana Callejas, la enigmática escritora y agente de la Dina, y a Darío Sainte Marie, empresario, político y periodista, creador del diario Clarín.
De esos personajes fuera del alcance de los grandes focos, Leonardo Sanhueza añade a dos de los que a estas alturas solo los rodean leyendas: Emile Dubois, el asesino en serie que aterrorizó a Valparaíso a inicios del siglo XX, y el implacable Hernán Trizano, que en 1896 se hizo cargo de una brigada paramilitar para enfrentar a grupos mapuches.
Contardo suma como posible material de un libro a Juan Yarur Lolas: "Nacido en Palestina y fundador de un imperio industrial en Chile, un país minero y agrícola", dice. En ese terreno, Arancibia Clavel cree que hay mucho por trabajar: "Hay un mundo por hacer en el área empresarial, de personajes y familias que han aportado con su trabajo y esfuerzo al desarrollo económico nacional. Pienso en Andrónico Luksic padre, en los Said, los Matte, los Yarur, los Ibáñez, los Angelini, los Von Appen, la mayoría de ellos hijos de inmigrantes que llegaron a Chile con escasos recursos", dice. Y a ello, Leonardo Sanhueza propone una biografía familiar: los Piñera. En el ámbito de la política actual, Gazmuri cree que las memorias que dejó Patricio Aylwin son un buen comienzo para una biografía. "En algún momento va a tener que escribirse una de Ricardo Lagos, pero estando vivo es más difícil. Hay que esperar", dice Gazmuri. En tanto, Rivas y Contardo proponen una figura de la segunda línea de fuego: Enrique Correa, ex ministro y hoy uno de los principales lobistas y asesores comunicacionales de la política. "Sería sumamente interesante que existiera ese tipo de biografías que dialogan con la actualidad. Faltan buenos libros, canónicos, sobre Miguel Enríquez o Manuel Contreras, pero tampoco hay una línea de libros sobre personajes populares: la vida de Julio Martínez está llena de mitos", dice Rivas.
Pero la endémica escasez de biografías puede resarcirse. Lorena Amaro teme que sea difícil, por ejemplo, rastrear en la vida de Brunet, pues murió en 1967 y queda poca gente que la conoció. Sin embargo, ella misma cuenta que se han hallado nuevos documentos que iluminan zonas sombrías de su vida. No es fácil, dice Matías Rivas: "Un buen biógrafo necesita financiamiento y tiempo y en Chile no hay instituciones que lo provean ", dice. Algo de optimismo tiene el historiador Fernando Silva: "Felizmente en el último tiempo se han publicado trabajos sobre Andrés Bello, Ignacio Domeyko, José Tomás Urmeneta, Carlos Lambert, etc., que servirán al menos para poner de relieve la importancia que tiene la biografía para comprender mejor nuestro pasado", dice.
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