La gran figura china del piano que se presenta hoy en el Teatro Municipal ha inspirado a millones de niños en su país, compartió escenario con Metallica y dice estar en paz con su propia popularidad.
Rodrigo González M.
Cada cual se beneficia de las bondades de su época y es probable que entre los artistas clásicos actuales nadie haya ido tan lejos en ese aspecto como el pianista chino Lang Lang (1982). El hombre nacido en Shenyang es una auténtica e inclusiva mente musical, capaz de cruzar las fronteras entre música clásica y popular con la libertad de un librepensador y de entender el concepto de difusor artístico como pocos. Desde que tocó por primera vez en Chile, en mayo del 2013, Lang Lang ha estado en dos ceremonias seguidas de los premios Grammy (con Metallica en el 2014 y con Pharrell Williams en el 2015), inauguró la Expo 2015 junto a Andrea Bocelli en Milan y hasta compartió con el astro pop surcoreano PSY (si, el de Gangnam style) en la apertura de los Juegos Asiáticos del 2014.
Lang Lang, como se ve, sabe de difusión, de llegada a las masas y, probablemente, hasta de marketing. En aquel ritmo vertiginoso que siempre tiene un pie puesto en las ventanas populares, este hijo de un policía nunca deja de renovar el repertorio, buscar el sonido esquivo o tocar a sus dos compositores preferidos: Mozart y Chopin. De aquellos fue el repertorio de su debut en Chile en el 2013 y para su concierto de hoy a las 19 horas en el Teatro Municipal nuevamente escogió piezas de Chopin. Son los Cuatro scherzos, a los que seguirán La estaciones de Tchaikovsky y el Concierto italiano de Bach. Aunque las entradas están agotadas, el espectáculo se puede ver en el sitio www.municipal.cl vía streaming.
Se trata de un recital muy extenso con cerca de dos horas de música. Es, en rigor, la interpretación del disco completo Lang Lang in Paris, lanzado a principios de año, con la presencia adicional de la composición de Bach, compositor ausente en la discografía de 19 álbumes de Lang Lang. “Bach es la base más importante para el estudio del piano y contiene reflexiones polifónicas realmente trascendentes. Amo a Bach desde que era niño”, cuenta el pianista chino a La Tercera.
A propósito de infancia, es sabida la estricta educación musical de Lang Lang en sus años chinos. Su padre, una suerte de Leopold Mozart oriental obsesionado con que su hijo demostrara su genio al mundo entero, vendió buena parte de sus bienes para comprar un piano y contratar profesores al hijo único. El músico nació bajo la estricta regla gubernamental de no más de un niño por familia y en ese esquema el señor Lang Guoren quiso lo mejor para su hijo. También, acorde a las regalías, le exigió lo mejor. A los tres años ya tenía lecciones de piano, a los cinco dio su primer recital y a los nueve intentó entrar al Conservatorio Central de Beijing, desde donde fue rechazado por “falta de talento”.
Ese trago amargo lo enfrentó con su padre, que perdió la cabeza y lo llegó a instar al suicidio: le sugirió que saltara por la ventana. Lang Lang y Lang Guoren han relatado la historia en varias entrevistas y aunque el segundo se muestra arrepentido, es probable que la relación entre ambos nunca haya vuelto a ser la misma. Hoy el músico prefiere ir de gira por el mundo junto a su madre (“de pequeño nunca estuve mucho tiempo con ella, así es que ahora la quiero para mí”, decía al diario The Guardian en el 2011). Graba al ritmo de un disco por año, tiene un contrato de tres millones de dólares con Sony Classical, atiende a programas televisivos con Oprah Winfrey o Jay Leno y desde que en el 2008 tocó en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing, se dice que ha inspirado a más de 40 millones de niños chinos a tocar el piano. Es lo que llaman “el efecto Lang Lang”.
Consultado sobre si todos aquellos chicos deberían necesariamente buscar ser concertistas, Lang Lang responde: “La música es una importante inspiración para la gente joven y se relaciona con un mundo mental de belleza. Creo que la gente antes que nada debería disfrutar, sentir la felicidad de poder apreciar la música. Las personas siempre pueden dedicarse a hacer muchas otras cosas diferentes, pero la música siempre estará ahí: sobre todo les ayudará a disfrutar de la vida”.
El rostro y la figura de Lang Lang han logrado tal relevancia desde aquella presentación del 2008 en Beijing que la revista Time lo ubicó en el 2009 entre los 100 personajes más influyentes del mundo. Su estatus le permite tocar junto a artistas pop en igualdad de condiciones, como fueron los casos de los mencionados shows con Metallica y Pharrell. Pero, ¿Qué le parece ser considerado una ‘superestrella’ si lo suyo es tocar a Mozart y Chopin? “Le doy mucha importancia a introducir la música a las grandes audiencias y a inspirar a la gente con los compositores clásicos. Si un ‘superstar’ puede hacer el trabajo mejor, no me duele ser popular”, responde.
Lang Lang, que no usa smoking a menos que sea rojo brillante y que suele tocar de suéter y zapatillas cuál rockero clásico, sabe que sus primos de la música popular comprenden su lengua. “La experiencia de tocar en los Grammy fue fantástica. Finalmente todos los estilos musicales tienen conexiones estéticas y los artistas pop pueden entender la música clásica”, comenta.
La fertilidad artística hizo que este año Lang Lang esté con dos discos bajo el brazo. El primero es el mencionado Lang Lang in Paris y el otros es New York Rhapsody, que sale en septiembre y donde comparte con figuras del jazz como Herbie Hancock y Madeleine Peyroux. Ambos, como se ve, están asociados a grandes metrópolis culturales: “Ambas ciudades son importantes para mí. Vivo en Nueva York, pero siempre viajo a París. Y he tenido una maravillosa experiencia grabando New York rhapsody con todos aquellos magníficos músicos de jazz”.
Pero, que hay del Lang Lang profundo y primigenio, aquel que siempre prefirió a Mozart y sobre todo a Chopin. Al referirse a su concierto de hoy, donde están los Cuatro scherzos del creador polaco, lo explica en parte: “Crecí escuchando a Chopin. Es un compositor especial para mí. De estos scherzos aprecio su nobleza y su introspectivo romance. De Tchaikovsky, puedo decir que sus creaciones para el piano tienen una tremenda imaginación y color. Hay muchos pensamientos orquestales en su obra para piano solo, por lo que la música es rica en armonías”.
Siga la transmisión en vivo a partir de las 19.00 hrs de Chile a través de este link
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