El Mercurio
En el libro " Cantus Firmus : mito y narrativa de la música chilena de arte del siglo XX", de Rafael Díaz y Juan Pablo González, están los 'Cuarenta Principales' del siglo pasado. Un rescate patrimonial integral, pues el volumen incluye un CD con todas esas piezas en formato MP3.
Romina de la Sotta Donoso
Tal como los inolvidables "Top 40" de las radios, hoy nace un libro que reúne las 40 composiciones nacionales que construyeron un relato social sobre nuestra identidad musical republicana. El volumen incluye un CD con esas mismas 40 obras en formato MP3, y constituye un nuevo paso de una investigación que durante tres años han desarrollado el etnomusicólogo y compositor Rafael Díaz y el musicólogo Juan Pablo González.
Hace un año y medio ya habían generado el sitio web "Guía auditiva de música chilena del siglo XX", selección de 40 piezas compuestas entre 1918 y 1999. Esos análisis fueron sometidos a una práctica de los siglos XIV y XV: el Cantus Firmus . "Un compositor tomaba una línea melódica preexistente y sobre eso construía una obra coral. Rafael intervino de esa manera mi texto", dice González, quien es director del Instituto de Música de la U. Alberto Hurtado.
"Buscamos obras que hubieran generado un relato social con su comunidad, obras que permanecieron en el repertorio de los intérpretes chilenos, quienes son los grandes antologadores de nuestro tiempo. Ellos eligieron qué debía permanecer y qué debía olvidarse", afirma Díaz, académico del Instituto de Música UC. Porque el primer requisito para entrar en el "Top 40" es que existan grabaciones. Igualmente, explica González, haber generado un discurso crítico: "Que haya referencias a estas obras en libros, o que aparezcan en artículos de revistas académicas y reportajes o críticas de prensa. Que tengan existencia social, que hayan circulado".
"Cantus Firmus : mito y narrativa de la música chilena de arte del siglo XX" (Amapolas Editores, 176 páginas) estará disponible en librerías por $12.000.
La lista la abren Enrique Soro y su Concierto en Re Mayor para piano y orquesta (1918) y "La voz de las calles" (1920) de Pedro Humberto Allende. Se suceden Leng, Cotapos, Bisquert, Urrutia Blondel, Isamitt, Orrego-Salas, Maturana, Falabella, Schidlowsky. La única mujer es Leni Alexander. También están Darwin Vargas, Alfonso Letelier, Juan Amenábar, Sergio Ortega y Luis Advis, al igual que maestros hoy vivos, como Fernando García, Gabriel Brncic, Miguel Letelier y Cirilo Vila. Y entre las generaciones posteriores, Pablo Aranda, Carlos Zamora, Cristian Morales-Ossio, Alejandro Guarello, Gabriel Matthey, Guillermo Rifo. Cierra Aliosha Solovera.
Llama la atención la ausencia de José Vicente Asuar. Los autores aclaran que debieron elegir entre él y Amenábar, y que mientras Asuar se mantuvo en la tradición ágrafa, Amenábar se proyectó a la producción acústica de concierto.
Las cifras son decidoras, el 75% de los compositores viven de la docencia, y 15 de las 40 obras seleccionadas fueron compuestas en los años 90, mientras que entre 1970 y 1988 sólo cinco.
"Hoy en día, la música chilena de arte es un género musical en busca de sí mismo. La historia la legitimará. Por ahora, nuestro libro da cuenta de su diversidad, de su calidad técnica y de la madurez de su oficio. Ahora ningún compositor chileno de tradición escrita es un aficionado como pudo serlo en el pasado", dice Díaz.
El libro se lanzará a las 19:00 horas del martes en la Librería Metales Pesados de la U. Alberto Hurtado. Luego estará disponible también en Ulises, Lea+, Prosa y Política, Takk y Antártica.
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