El Mercurio
Megaterremotos y maremotos unieron a dos de las culturas más distantes y diferentes del planeta. "Sentimos gran cercanía con quien ha vivido una misma tristeza", dicen.
Iñigo Díaz
Poco más de un año separa las dos catástrofes naturales más grandes del siglo en Chile y en Japón. Al terremoto de Cobquecura del 27 de febrero de 2010, que alcanzó una magnitud de 8,8 grados en la escala de Richter, le siguió el terremoto de Sendai del 11 de marzo pasado, con 9,0 grados. Ambos fueron sucedidos por maremotos.
"Sabemos que muchos músicos acudieron a las zonas de desastre tanto en el sur de Chile como en el norte de Japón para apoyar a sus compatriotas. Queremos enviar un nuevo mensaje de aliento y esperanza ante esa adversidad. Y por eso decidimos hacer este concierto en Chile", señala Masayuki Nishi, agregado cultural de la embajada japonesa.
Cinco músicos nipones llegan en misión consular para dar dos conciertos gratuitos y generar el primer gran intercambio bilateral con sus pares chilenos. Actuarán en la Sala 1 del GAM (mañana, 19:00 horas, con retiro de tickets ) y en el Centro Cultural Chimkowe de Peñalolén (jueves, 20:00 horas), donde esperan recibir a más de mil espectadores.
Melodías desnudas
Shigeri Kitsu (voz y taiko), Katsuaki Sawada (voz y tsugaru shamisen), Tetsuhiro Daiku (voz y sanshin), Naeko Daiku (voz y koto) y Keisuke Ota (violín occidental) traen lo que se conoce como Min'yo, el antiquísimo arte del canto folclórico japonés. "La escala musical del Min'yo es simple y no hay concepto de código. Es un canto acompañado de una melodía sencilla. Entiendo que en Occidente se suele fijar primero el código, luego la melodía y al final la letra. Pero en el Min'yo nace una letra y después se le agrega la melodía", dice Shigeri Kitsu, una de las más importantes cultoras de Min'yo.
Los conciertos incluirán la participación de los chilenos Francesca Ancarola, José Seves, Elizabeth Morris y los guitarristas Antonio Restucci y Juan Antonio Sánchez. Tendrán cuatro secciones. La primera estará dedicada al canto Min'yo de Yamato (nombre original de la isla Honshu, la principal de Japón), y la segunda, a canciones de Yaeyama (antiguo nombre de la isla de Okinawa).
En la tercera parte habrá siete canciones chilenas, mientras que el cierre unirá a los diez músicos para interpretar dos melodías emblemáticas: "Gracias a la vida", por el lado chileno, y "Cuna de Takeda", por el japonés.
Son más de 17 mil kilómetros de distancia entre dos países sometidos al telúrico Cinturón de Fuego del Pacífico. Shigeri Kitsu: "Al escuchar canciones chilenas, como las de Francesca Ancarola, pienso que hay un sentimiento en común, en la manera como nos conmueven. Los japoneses lo llamamos utagokoro . Sentimos una gran cercanía con el compañero que ha vivido la misma tristeza".
Sonidos propios
El canto Min'yo se acompaña de instrumentos como el taiko, que literalmente significa "tambor grande". Algunos llegan a pesar 300 kilos. Los cordófonos protagónicos son el sanshin, el que se dice es el precursor del tsugaru shamisen, ambos de tres cuerdas y muy similares a un banjo occidental. Además, figura el arpa de trece cuerdas y caja de resonancia llamada koto, uno de los más antiguos de Japón.
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