lunes, septiembre 19, 2011

Algunos momentos en la historia de la popular fonda

 
El Mercurio

Las fondas, chinganas y ramadas son uno de los símbolos indiscutidos de las Fiestas Patrias desde que comenzaron a celebrarse, en 1811. Aquí, un repaso a algunos de los hitos y tendencias que han primado en el desarrollo de esta forma de sociabilidad popular, donde los protagonistas han sido siempre la música, el baile, el jolgorio, el alcohol y la comida.

Evelyn Erlij

 Los orígenes: "Chinkanas" invaden la Colonia


Es una discusión que ha involucrado a historiadores e incluso a la Academia Chilena de la Historia, pero por lo general existe consenso respecto de que el origen de las chinganas se sitúa en la Colonia. Por entonces, en el Virreinato del Perú, se denominaba con la palabra quechua "chinkana" a las tabernas donde los estratos bajos, conformados por indios y mestizos, solían asistir. "Las fondas y las chinganas son expresiones de la sociabilidad popular de Chile que no se reconocen en la herencia latina. La fonda es una expresión de origen árabe. La chingana es una expresión de origen quechua", explica el historiador Maximiliano Salinas, de la Universidad de Santiago. Y agrega: "Las fondas y las chinganas tenían un origen cultural ajeno a la sociabilidad de la elite. Eran espacios de alegría y expansión plebeyas, donde se recreaban las comunidades mestizas y mulatas de españoles, especialmente andaluces, indígenas y africanos. Era una sociabilidad festiva, de ancestro pagano".

La costumbre de montar estos lugares destinados al festejo popular y a la interacción social tendría como antecedente también la migración de mapuches hacia el centro del país a partir del siglo XVI.

"Cruzaban el Biobío para venir a los campos de labranza en el Chile tradicional. Trabajaban en verano como temporeros, y al hacerlo construían ramadas, refugios temporales para la población migrante", afirma Leonardo León, historiador de la Universidad de Chile. Con el paso de los años, la usanza de levantar chinganas se expandió desde el campo a la ciudad.

 
Lugares de festejo Las chinganas eran el principal lugar de sociabilidad.
Un lugar esencial para la cueca


El desarrollo de la cueca está estrechamente ligado a la historia de las fondas y chinganas, donde era uno de los principales bailes con que se celebraban las Fiestas Patrias. "Según los antecedentes entregados por José Zapiola, desde la década de 1830 la zamacueca es bailada en Chile en chinganas, fondas y ramadas. Sin embargo, los estudiosos de la cueca urbana afirman que la fecha es anterior y que siempre se bailó cueca en el país, algo que no ha sido probado históricamente", explica el musicólogo Juan Pablo González, director del Instituto de Música de la U. Alberto Hurtado.

Según explica Araucaria Rojas, coautora del libro "Por la güeya del Matadero. Memorias de la cueca centrina", también está la teoría de Fernando González Marabolí, rescatada por el musicólogo Samuel Claro: "Marabolí indica que la cueca habría arribado a Chile junto a los conquistadores españoles, hacia el siglo XVI. Moros y gitanos -entre otros sujetos marginados de la historia escrita- habrían traído consigo la herencia arábigo-andaluza, que territorializaron y compartieron con indígenas. Entre esos cantos y danzas, y como resultado de esa mixtura, nace la cueca chilena", afirma.

Esta música, explica Rojas, se alojó tempranamente en los espacios populares del Santiago suburbano. "Ramadas, fondas y chinganas fueron su refugio privilegiado, donde pudo actualizarse con todo el bullicio y algarabía que le pertenecieron. El salón aristocrático cobijó su particular forma, que se diferenció ostensiblemente de la cueca popular. Una se presentaba mesurada y circunspecta, mientras la otra, amplia y desbordada".

 


No sólo del 18 vivían las fondas


Antes y después de que comenzaran a festejarse las Fiestas Patrias, las fondas y chinganas se realizaban para todo evento que ameritara una gran celebración. "Algunos autores coinciden en que las chinganas eran el fin último de todo espectáculo o diversión en que participaba el mundo popular", escribe Paulina Peralta en el libro "¡Chile tiene fiesta!" (Lom).

"Las fondas y las ramadas eran famosas desde los siglos coloniales con ocasión de todas las fiestas populares, como la Navidad o las fiestas a los santos y santas", explica Maximialiano Salinas.

Hasta fines del siglo XIX, todavía se realizaban estos eventos para otras fiestas no relacionadas con los festejos patrios, costumbre que fue perdiendo fuerza durante el siglo XX, en que fondas, ramadas y chinganas dejaron de ser un espacio esencial de sociabilización. "Es probable que a partir de la Independencia el pueblo pretendiera -o quisiera- más libertad para levantar sus fondas y ramadas sin el pesado control de las autoridades coloniales. A lo mejor por eso el pueblo se tomó el "dieciocho" para continuar disfrutando de sus comprobadas tradiciones festivas cultivadas en los siglos XVII y XVIII", explica Salinas, sobre las posibles causas de por qué perduró la costumbre de hacer fondas para las Fiestas Patrias por sobre otras fechas festivas.
 
Cuecas, tonadas y refalosas El baile siempre fue parte de las chinganas.

Desde 1811: las primeras fondas dieciocheras


Si en un comienzo se celebraban tres fechas que conmemoraban las Fiestas Patrias (el 12 de febrero, el 5 de abril y el 18 de septiembre), finalmente se impuso "el dieciocho", que comenzó a festejarse desde 1811. Desde esa primera celebración, las chinganas y ramadas fueron el lugar de festejo por excelencia, y varios testigos de esos eventos escribieron sus impresiones sobre la fiesta en esos lugares.

La viajera inglesa María Graham fue una de ellas: "El pueblo, mujeres y niños tienen verdadera pasión por las chinganas", escribió en su diario de 1822. Allí también apuntó que a estos lugares asistían sujetos que gozaban "extraordinariamente en haraganear, comer buñuelos fritos en aceite y beber diversas clases de licores, especialmente chicha, al son de una música bastante agradable de arpa, guitarra, tamborín y triángulo, que acompañan las mujeres con canciones amorosas y patrióticas. Los músicos se instalan en carros, techados generalmente con caña o paja, y tocan sus instrumentos para atraer compradores a las mesas cubiertas de tortas y licores".

Según Graham, el vino, aguardiente y chicha eran los bebestibles ofrecidos, siendo esta última la más popular. El alcohol era la forma que tenía el pueblo de evadir sus preocupaciones y olvidar los sufrimientos de la dura vida que les tocaba vivir a los de estratos populares.
 
Fonda en el siglo XIX Ilustración de una chingana típica de mediados del siglo XIX.

Los grandes polos chinganeros: La Chimba y La Pampilla


El sector de La Chimba, ubicada al norte del río Mapocho en Santiago, se convirtió en uno de los principales polos chinganeros de la capital, donde tanto en las fiestas patrias como en otras celebraciones se veía a sujetos populares "que vivieron al son de la zamba clueca, entre la damajuana, los chupes de guatita y los valdivianos, ansiosos de un 'güen vaso 'e vino' y con el pañuelito siempre listo en el bolsillo", se apunta en el libro "¡Vamos remoliendo mi alma! La vida festiva popular en Santiago" (Lom). Muchas cuecas inmortalizaron la fama cuequera de esta zona, donde a comienzos del siglo XIX una de sus fondas más famosas era "El Parral" de Teresa Plaza, ubicada en la calle Purísima.

Era muy común que mujeres administraran estos locales, donde también proporcionaban a veces la música y el baile. "La Chimba fue siempre un lugar propicio del pueblo para resistir y diferir de las costumbres oficiales de la ciudad encopetada: el centro de Santiago. Por esta razón las fondas adquirieron allí un esplendor característico. Ahí se podía celebrar sin cortapisas", explica Maximiliano Salinas.

Décadas más tarde, destacaría la popular fonda "El Arenal", ubicada entre Marín y Lastra. Su dueña era "La Peta" Basaure, que por los años de la Guerra del Pacífico tenía unos 40 años.

"Gran bailadora de cueca y resbalosa; según afirma la fama, la mejor de Santiago [...] Las gentes serias la repudiaban y aunque estaba cargada de excomuniones, el Santiago alegre y el de rompe y rasga la adoraban", escribió Antonio Acevedo Hernández. Esta fonda le hacía competencia a la Fonda Popular creada por Vicuña Mackenna.

Maximialiano Salinas también menciona las famosas ramadas de la Pampilla en Coquimbo, célebres hasta hoy. Las fiestas que tienen lugar allí han sido siempre las más multitudinarias, ya que reúnen alrededor de 100 mil personas cada año, desde la década de 1820.


La Fonda Popular de Vicuña Mackenna: orden y control


Los masivos y caóticos festejos patrios realizados desde 1811 preocuparon a las autoridades desde temprano e impulsaron al Estado a regular estas celebraciones, con el fin de evitar desórdenes en la vía pública, riñas e incluso asesinatos.

Así, por ejemplo, en la década de 1830 comenzó a cobrarse licencias para establecer estos locales, ingresos que llegaban a las municipalidades. "Para Andrés Bello, las chinganas eran propiamente 'burdeles autorizados', como denunció en 1832", señala Salinas, y cita una de sus frases publicadas en "El Araucano": "Allí los movimientos voluptuosos, las canciones lascivas y los dicharachos insolentes hieren con vehemencia los sentidos".

Siguiendo los consejos de Bello, cuenta el historiador, Diego Portales prohibió las ramadas en 1836, a pesar de que se sabía que él (como también antes los hermanos Carrera) eran visitantes frecuentes de este tipo de locales asentados en La Chimba, en Santiago.

Más tarde, el intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, creó otra forma de regular a la población que asistía a estos lugares: instauró La Fonda Popular en 1874, en la esquina de San Diego y avenida Matta, una gran "fonda oficial" patrocinada por el Estado.

"El público se movía febrilmente; en el vasto patio había canchas de rayuela y esos negocios de frituras y comidas llamados fuegos arrastrados [...] Se cantaban allí las más animadas cuecas, tonadas y refalosas por hábiles cantores. Allí se encontraban en la cúspide del entusiasmo la criolla bravía con el roto diablo en toda la extensión de la palabra; allí se batían los grandes poetas y payadores, allí convergía la gente del bronce o la carda", escribió Antonio Acevedo Hernández, de visita por la Fonda Popular.

"Era una forma de lograr que estas fiestas populares se incorporaran al ideario cívico republicano institucional y se realizaran en paz y tranquilidad. He estudiado muchas causas criminales con asesinatos que tienen lugar en las chinganas y fondas", cuenta Leonardo León. La costumbre de que el Presidente de la República asistiera también era (y es) una forma de "marcar presencia" en el mundo popular. Durante el siglo XIX se construía un tablado especial en la explanada de las fondas, desde donde el Mandatario podía observar el evento. Famosa es la pintura de Rugendas que inmortalizó la llegada triunfal del Presidente Prieto a la Pampilla cubierta por chinganas para las Fiestas Patrias de 1837.

 
Fiestas en el parque Fondas de mediados de siglo en el Parque Cousiño, actual O'Higgins.


El Parque O'Higgins: el paraíso fondero de Santiago


"Según el decir, se celebra ese día nuestra emancipación política, pero lo cierto es que se celebra más a la [chicha] baya, al ponche y a la locuaz guitarra, muy a pesar de las autoridades. El 18 de septiembre, popularmente considerado, se circunscribe al estómago", se afirmó en 1907 en la revista "Sucesos" para describir el gran desborde que se vivía en el ex Parque Cousiño para las Fiestas Patrias.


Fue habilitado hacia 1870 y rápidamente se convirtió en el principal lugar donde se celebraba el dieciocho en la capital. Fondas y ramadas se tomaban el lugar -popularmente conocido como "La Pampa"- y el festejo no cesaba durante tres o cuatro días.


"Desde el 17 se instalan las tiendas destinadas para fondas, despachos de bebidas, salones de baile, y desde el mismo día empiezan los festejos, con música, canto y el necesario consumo de la famosa chicha", escribió el viajero Juan Gabriel, de paso por Santiago.


Entre bailes y festejos, no faltaban los incidentes, al punto de que las autoridades decidieron prohibir el alcohol en 1892 y en 1907, pero según se apunta en "¡Vamos remoliendo mi alma!", hasta a los más conservadores les pareció una medida excesiva y se eliminó.


Maximiliano Salinas explica: "El Parque Cousiño se llenaba de fondas, y como recordó Hernán Núñez: 'No era negocio de giles porque para poner fonda había que tener gusto. Siempre se tomaban los mejores pisos las fondas asalonadas. Veinte a treinta fondas juntas, donde a veces, a esa hora de las cuatro de la tarde en adelante ya no había mesa ni pa' remedio'".


En 1972 fue renombrado "Parque O'Higgins", lugar donde hoy se sigue realizando la principal celebración capitalina del "dieciocho". Allí, cada año se nombra una "fonda oficial", inaugurada por el Presidente de la República, quien baila un pie de cueca para dar inicio a las Fiestas Patrias.


Durante 2000 y 2006 fue la fonda "La Grandiosa Bertita", tras lo cual se escogió al local llamado"Iorana".



¿Cueca o cumbia? La irrupción de la música bailable


Aunque la cueca tuvo un desarrollo fuera de las fondas y chinganas, estos espacios ayudaron a masificarla y cultivarla en gran medida. Esto, hasta que irrumpió la música tropical: los populares ritmos del mambo, el chachachá y la cumbia le quitaron gran espacio y llegaron incluso a reemplazarla desde mediados del siglo XX.

"Es muy probable que como una forma de matizar la gran cantidad de cuecas seguidas que pueden tocarse en una fonda, ya desde los años cuarenta las cantoras campesinas y los conjuntos de huasos hayan introducido guarachas, foxtrots, corridos y valses. Esto se acentuó con la irrupción de los conjuntos juveniles en los años sesenta, quienes, premunidos de guitarras eléctricas y batería, tocaban toda la música bailable de la época como un modo de encontrar trabajo en fiestas, matrimonios y fondas", dice el musicólogo, coautor del libro "Historia Social de la Música Popular en Chile".

Las consecuencias de esto son visibles hasta hoy: tocar cuecas en una fonda es más bien un "saludo a la bandera", ya que la música que prima en los sectores populares es la cumbia. "La complejidad que posee la cueca inhibe a muchos de bailarla, de modo que con la cumbia todos pueden participar de ese espíritu republicano de celebración que poseen las fiestas patrias", explica González.

 
Fondas hoy El líder del grupo de rock Los Tres, Álvaro Henríquez, en la famosa Yein Fonda, ubicada en la Quinta Normal

El panorama posmoderno: fondas guachacas, kitsch y electrónicas

Así como existen las fondas más tradicionales del parque O'Higgins, el panorama fondero actual también ofrece una variedad enorme de lugares para satisfacer a todos los públicos, a pesar de que hoy estos espacios no son la principal forma de sociabilidad como en siglos anteriores. La oferta es, por decirlo de alguna manera, "posmoderna": La Fonda Michael Jackson, la Fonda Kitsch, la Fonda Vegana, la "DesenFonda La Ira" y muchas otras son algunas de las múltiples opciones que existirán este año.

Esa variedad, dice Maximiliano Salinas, no es un rasgo ajeno a sus orígenes: "Las fondas siempre fueron una rica expresión de multiculturalidad, de intercambios, de encuentro de diversidades, de promiscuidades, propias de la vida mestiza. Probablemente en la misma España, donde confluían moros, judíos y cristianos, y con mucho mayor razón en el Nuevo Mundo".

Desde la década de los 90, el concepto de fonda se masificó entre la juventud, un segmento que en décadas pasadas no tenía mayor interés por estos lugares. La Yein Fonda, creada por el grupo Los Tres, tuvo un papel importante en este fenómeno, como también la Fonda Guachaca, creada por el movimiento Guachaca de Dióscoro Rojas.

La cueca, en tanto, resurgió dentro del repertorio musical, aunque no con la fuerza de siglos pasados. "Hoy se enseña en el colegio, pero ya no es una práctica popular espontánea", dice Leonardo León.

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