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martes, septiembre 20, 2011
Acerca de la cultural Margot Loyola en el día de su cumpleaños…para que se sepa
Academia Margot Loyola
Un 15 de septiembre de 1918, en la chilena ciudad de Linares, llega a este mundo una robusta bebe, producto del amor entre Recaredo Loyola (comerciante y bombero) y Ana María Palacios (farmacéutica). Conforme a los dogmas cristianos, sería bautizada en el Registro Civil como Ana Margot del Carmen…quien ya desde el vientre de su madre se había encariñado con la guitarra y arpa de nuestro folclor. Desde entonces, mucha agua ha corrido por estos ríos, savia cultural que a paso a paso, canto a canto, investigación a investigación, esta artesana de la patria comenzará a tejer, sin darse cuenta que con ello iba dibujando con letras de oro el hoy macizo vocablo folclor; dato no menor, al entender que a mediados del siglo XX, todo lo relacionado con el campo era visto con recelo por los “cultos” de la época, sobretodo viniendo de una mujer publerina. He aquí la grandeza de esta mujer campesina, que por el solo hecho de hacer de sus raíces un estilo de vida, logró mezclarse entre los “cultos” para posesionar lo que hasta entonces era mirado como pariente bien pobre.
Fue a través de las Escuelas de Temporadas (por los años cuarenta), organizadas por la Universidad de Chile, donde comenzó a recorrer parte de nuestro país para enseñar danza y música (junto a su hermana Estela, el dúo de Las Hermanas Loyola)…ya comenzaba a insertarse el folclor en las altas esferas, a pura fuerza y porfía, razón y corazón.
Casi 30 años como docente en la Universidad Católica de Valparaíso (declarada Profesora Benemérita), terminaron por convencer a los aún incrédulos, de que todo aquello que rodeaba a los habitantes de nuestros campos debiere pertenecer con letras grandes en lo llamado cultura; hoy, la palabra Folclor, se ha reemplazado por la de Cultura Tradicional. No en vano, recibió por excepción absoluta en 1994 el Premio Nacional de Arte.
Claro que cuando se dice que Margot Loyola es en verdad la folclorista más relevante de todo el siglo XX en nuestro país, aún aparecen aquellos que no logran encasillarla en ese mote que tan bien se lo ha ganado. Recordemos que fue ella quien descubrió a Violeta Parra en una Fonda del Parque O´Higgins por el año 1953; presentándola con todos sus bríos a la prensa de la época (así lo narra la revista Ecran de noviembre de ese año); que fue Margot quien le enseñó pentagramas (había estudiado en el Conservatorio, teniendo como compañera a Malucha Solari, y como seleccionadora a Rosita Renard), obligándola a llevar sus temas al Derecho de Autor de aquellos años, para que los pusiera a su nombre. Amigas y comadres (por Rosita Clara, una de las hijas fallecidas de Violeta), no se separarían hasta la partida de la cantora de Chillán. Amiga, también del Nobel Pablo Neruda, quien ya en 1955 estrenaba en el Teatro Municipal de la ciudad de Viña del Mar, sus primeros versos musicalizados: “Esta noche quiero leerles los poemas más nuevos y más antiguos, pero nunca leídos al público de Chile. He querido traer a la voz de los pueblos, la música de los pueblos encarnada en las canciones populares desde la Isla de Pascua y los araucanos, hasta los confines de nuestra patria y de nuestros destinos; he llamado para ello, a la más grande cultora de nuestro folclor, a nuestra gran artista del pueblo, Margot Loyola Palacios”.
Y resulta que nombrar a lo más granado de nuestra cultura, es poco en la vida de esta mujer sencilla y brillante a la vez; amiga de la dramaturga Isidora Aguirre, quien le escribe algunas canciones a Margot); compañero de sueños con Atahualpa Yupanqui (quien cada vez que llegaba a Chile, debía finalizar con una conversación en el hogar de su amiga); muy cercana a la escritora nacional Marta Brunet; alumna de canto (y luego amiga) de la gran wagneriana de América, la soprano Blanca Hauser; compañero de ideales y de giras por el extranjero con el cantautor Víctor Jara (Margot funda en Chile el primer grupo folclórico denominado “Amigos de Margot Loyola”, al que pertenecía Víctor; escuela de los actuales casi mil grupos existentes en nuestro país); amiga, también, del dramaturgo Antonio Acevedo Hernández y Mariano Latorre; compañera de andanzas por serranías peruanas de José María Arguedas; actriz constante en diversas obras y peliculas chilenas, ademas de participar en Francia con su amigo en una de las primeras obras del entonces mimo Alejandro Jodorowsky (La Bicicleta); alumna de los premios nacionales Carlos Isamitt y Federico Heinlein, y del alemán Ernest Uthoff; alumna y amiga del pintor Pedro Olmos, por nombrar a algunos de tantos, obviamente reafirman ese mote que a algunos incomoda…la más clara esencial folclorista de nuestra historia y del siglo recién ido.
Esta Sra. Esta maestra inconfundible de nuestras raíces, esta fundamental baluarte denominada por muchos como auténtica “Madre de la Patria”; escritora de obras tales como “El Cachimbo”; “La Cueca”; “La Tonada”, por ejemplo, está de cumpleaños (y como si fuere poco, hasta se le ocurrió nacer en septiembre).
¡Viva Chile Mierda! Y esta dama del folclor chileno que nació un día para mostrarnos de qué color es el canto de los árboles; para enseñarnos cuantos tipos de cueca tenemos; por la pura esencia esa de sentirse auténtica bandera de un pueblo esforzado e inteligente, no necesitando “el 18 pa sentirme chilena poh mijito”.
¡Qué mejor manera para celebrar a la patria! Qué orgullosa manera.
Julio Fernando San Martín
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