viernes, septiembre 09, 2011

Increíble: Crítico de El Mercurio escucha lo que el "Remasterizado" de Los Prisioneros no tiene.

En este blog hemos entregado antecedentes certeros que andan diseminados por la red, en donde se demuestra que los "Remasterizados" de Los Prisioneros editados hace algunos días por el sello Emi Chile no tienen nada de nuevo en lo que se refiere al sonido, ya que las señales de audio del discos son exactamente iguales a las editadas en las ediciones del año 1995.

Sin embargo en El Mercurio escucharon todo lo nuevo que aporta en el sonido esta remasterización, ¿cómo se puede explicar esto?, tal vez el comentarista está escuchando las remastarizaciones en un equipo de audio distinto al que escuchó las ediciones del 95, y que no ha realizado una audición comparada de las dos ediciones; es decir está comparando lo que escucha ahora en la edición del 2011 con lo que escucha en su memoria de la edición del '95....

Ya que si lo hiciera... llegaría a las mismas conclusiones que hemos indicado anteriormente aquí.


El Mercurio

Reedición discos Los Prisioneros:
Son hermosos ruidos

Marcelo Contreras
Los Prisioneros escribieron sobre sonar mal, voces inentendibles, el supuesto pobre espectáculo que parte de la prensa acusaba en los 80. "Si algo nos conforma", decían al final de "Somos sólo ruido" por esos comentarios, "es que ellos no tienen idea". Como suele pasar, la verdad se ubica al medio. Jorge González ha reconocido que en directo les costaba, y la verdad es que el periodismo especializado de ese tiempo le ponía más empeño a organizar onces con las estrellas del rock latino. Los casetes del trío no sonaban bien (excepto "Corazones"), y las ediciones en CD hace ya 15 años cumplieron en su momento. Pero en el caso de "La voz de los 80" no era más que escuchar el casete más fuerte.

La tecnología permite repasar una vez más los primeros cuatro discos del trío de San Miguel, gracias a una reedición remasterizada. El trabajo desde las cintas originales considera una serie de pasos que decantan en una limpieza y optimización del audio. No cambian las texturas -la guitarra no es más pesada, tampoco varía el tono de los tambores-, sino que es como mirar la casa recién pintada. Todo reluce.

Revisitar discos compuestos hace un cuarto de siglo por una banda incrustada en la historia nacional, álbumes repasados hasta el hartazgo con canciones omnipresentes en fiestas y karaokes, puede tener tanta gracia como escuchar los primeros acordes de "Starway to heaven". ¿Aún así vale la pena? Sí, pero hay que buscar la manera de sacar mejor provecho a la experiencia. Y eso sólo se logra instalándose en un buen equipo o computador, con audífonos a la altura. Solo así tiene pleno sentido esta manera de venderte otra vez el mismo disco.

Resalta que Los Prisioneros, desde "La voz de los 80" (1984), siempre colorearon sus temas más allá de las limitaciones propias de un trío. Asoman guitarras escondidas, teclados, armonías vocales. Luego, el progreso en "Pateando piedras" (1986) es evidente. Todo más definido, los arreglos más sofisticados y la paleta de influencias ya no solo aludiendo a The Clash, sino asomando notoriamente la pasión por artistas como Depeche Mode.

"La cultura de la basura" (1987), el disco más ambicioso de Los Prisioneros, no logra superar la chatura de su sonido original, pero nuevamente disfrutar de un cuadro restaurado, permite apreciar la creciente destreza de González como compositor y arreglador. La sinfonía sintetizada de "Otro día" por ejemplo, una de sus canciones más melancólicas, es un deleite. En el caso de "Corazones" (1990), sólo hubo retoques menores para un disco destinado a conquistar Latinoamérica, grabado en EE.UU. con la producción de Gustavo Santaolalla.

Se puede acusar la ausencia de demos, lados b, remezclas o cortes en vivo, aderezos habitualmente complementarios a esta clase de productos remasterizados, para atraer al seguidor indiferente al audio renovado. Aún falta la edición a fin de año de un gran éxito doble más un DVD, donde eventualmente asomará material difícil de rastrear. Así que la frase es manida pero ajustada: esto es sólo para fanáticos.

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