El Mercurio
Macarena Simonetti y Ébana Garín son las autoras de esta investigación que se materializó en una página web. “Nos encontramos con verdaderas joyas y oficios que han desaparecido”, afirman.
Maureen Lennon Zaninovic
Gracias a un Fondart —y después de más de un año de trabajo—, la antropóloga Macarena Simonetti y la actriz Ébana Garín pudieron desempolvar apasionantes archivos e historias circenses y así dar forma a la página Mujeresenelcirco.cl.
La idea, señalan las autoras, era ir más allá de la imagen tradicional de los trajes llamativos, plumas y lentejuelas, y ahondar en otros relevantes aspectos artísticos y familiares. De esta forma, el sitio incorpora un valioso material que comprende imágenes inéditas de archivo, videos, entrevistas y testimonios de algunas protagonistas de este oficio en su época de gloria, hacia mediados del siglo XX.
Macarena Simonetti, quien dirigió el Área de Artes Circenses del Ministerio de las Culturas, explica que lleva más de dos décadas vinculada a esta disciplina desde variadas aristas y oficios que incluyen el estudio y la gestión. “La primera investigación que hice tuvo que ver con los payasos del circo tradicional: ‘Memorias de tonys', con diferentes historias de quienes formaron parte de la era dorada del circo chileno. Con este trabajo nos dimos cuenta de que si de los tonys no había nada o casi nada de información, de las mujeres literalmente no había nada. El vacío era enorme”, dice. Y agrega que el lanzamiento del sitio estaba programado originalmente para el 17 de marzo, en la Biblioteca Nacional. “La pandemia obligó a suspender todo. La biblioteca ha sido un colaborador tremendo. Gran parte de nuestra labor de recopilación la hicimos allá, revisando numerosos microfilmes, noticias, periódicos y libros”, señala Simonetti.
Ébana Garín complementa que cuando partieron la investigación intentaron separar a las mujeres en facetas diversas, entre otras, destacando su papel como artistas, empresarias, esposas y madres. “Esa fue la tendencia original, pero a medida que fuimos avanzando con el estudio, en la medida que conversamos con varias de ellas en directo, hurgando en sus historias de vida, nos dimos cuenta de que todo estaba entrelazado. En la trapecista o en la equilibrista hay roles muy integrados: al mismo tiempo cosen la carpa de circo, trabajan, ven a los niños y hacen la comida. ¡Son multimujeres!”.
Garín añade que también salieron a la luz oficios que han desaparecido, como las cupleteras. “Tuvimos la suerte de conversar con una de ellas, Minerva Montecinos, quien hasta nos cantó. Maravillosa. Hay otras labores propias del circo tradicional que también salieron a la luz, como colgarse del pelo o el paloteo; y también me tocó hablar con Teresa Pavez, una señora de 90 años que era animadora, con una historia fantástica. Hay varias joyitas”.
“No son angelicales”
Simonetti destaca que la cupletera Minerva fue un hallazgo. “Ella es una hermosura y un reflejo de que antiguamente el circo era un espacio que acogía muchas disciplinas, como las pantomimas, el humor y las cupleteras, que también eran una forma de expresar comicidad. Había hasta boxeo en las carpas. Era un espectáculo que itineraba y con una cantidad de información enorme”. La antropóloga advierte que si bien a todas estas chilenas el oficio circense las apasionó, “para ellas sus tesoros son sus hijos, su familia, el poder estar 24/7 con ellos”.
A Ébana Garín le impactó “el arrojo de la mujer de circo y su libertad. En un momento en que las mujeres recién estaban conquistando su derecho a sufragio, las artistas del circo literalmente volaban. Nos encontramos con mujeres balas y forzudas. No son angelicales. Son mujeres tremendas de la tierra”, cierra la investigadora.
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