domingo, octubre 25, 2020

Últimos emblemas musicales de la bohemia porteña recuerdan al Cinzano

 El Mercurio


José “Pollito” González, pianista titular del centenario bar que la semana pasada oficializó su cierre, y Lucy Briceño, la “primera dama” de la canción de Valparaíso, hablan de un espacio que para Ángel Parra, quien también tocó ahí, “es un lugar irrepetible”.

JOSÉ VÁSQUEZ


El cierre del Cinzano, oficializado la semana pasada, asestó otro duro golpe a la bohemia de Valparaíso. Un mazazo que diferentes actores culturales del puerto esperan que no sea el de gracia a una actividad en la ciudad que desde marzo, por la pandemia, ya no existe de día y menos de noche, cuando brillaba entre copas y la música en vivo, sobre todo en ese emblemático espacio de la Plaza Aníbal Pinto que la sintonizaba en directo y sin demasiadas escalas, desde el folclor al tango.


José “Pollito” González (86) recuerda momentos memorables en el bar, donde fue pieza inamovible junto a su piano, cuando en 1986 llegó a tocar ahí junto a la recordada Carmen Corena y su cuñado Augusto Díaz. De pronto comenzó a presentarse en doble turno ante una audiencia que al comienzo, dice, era principalmente universitaria, pero que con el paso del tiempo se fue abriendo a todo público.


“Cuando comenzó a funcionar el Congreso en Valparaíso empezaron a llegar senadores, diputados, médicos y hasta gente de la construcción… Cambió totalmente el ambiente”, cuenta el “Pollito”, último representante de esa generación dorada que tuvo el bar y que ya vio partir a los compañeros con los que empezó a tocar ahí.


El reconocido pianista, nombrado en 2016 “Hijo Ilustre de Valparaíso”, nació en un hogar donde sus padres en la década del 30, fueron cantantes de ópera, quienes le contaban las historias del Cinzano, que abrió en 1896 con una humilde entrada de tierra y donde los pescadores, relata, “después de estar toda la mañana en el agua, se iban ahí a tomar sus pencazos”.


El centenario bar tuvo varias vidas y en las últimas décadas se había transformado en paso obligado para los turistas que visitaban el puerto. “Cuando llegaban los barcos de paseo, todos se iban al bar”, cuenta Lucy Briceño (89), otra emblemática cantante, llamada “la primera dama de la canción porteña” y reconocida por el Gobierno en 2017 como “Tesoro Humano Vivo”.


“He cantado en varios países y el Cinzano es muy conocido. Cuando se nombra, siempre es señalado como algo extraordinario, tan de Valparaíso. Ha habido muchos locales, pero el Cinzano siempre se fue quedando, de generación en generación, por eso da tanta pena que algo así se termine aquí”, dice la intérprete que se presentó por última vez en 2009 en ese lugar.


Al bar lo visitaron desde estrellas internacionales, como Sting o Pedro Aznar, quien incluso en una ocasión terminó cantando improvisadamente ahí, hasta ídolos locales del fútbol, como Elías Figueroa. El bajista de Los Tres, Roberto “Titae” Lindl quiso plasmar toda esa mística que exponían sus músicos ahí y grabó junto a Corena, Manuel Fuentealba y el “Pollito” dos álbumes: “Una noche en el Cinzano” (2001) y “Otra noche en el Cinzano” (2007).


Ángel Parra, quien también participó en ese proyecto, cree que este bar “será un lugar irrepetible”. “Conocí a grandes músicos y tuve muchos momentos ahí que me emociona haber vivido, donde se escuchaba música chilena y se observaba a gente de todas las clases sociales y de los diferentes sectores políticos, eso era bien bonito de ver”, dice el guitarrista, quien lamenta el cierre de este espacio que dice, llega como otro síntoma de la crisis que vive el mundo cultural.


“La economía liberal, la propiedad privada y lo que ha pasado desde la vuelta a la democracia son culpables de perder gran parte del patrimonio que ya había sido destruido el 73”, afirma Parra, para quien la pérdida de este bar “destruye símbolos arraigados en la cultura de una ciudad muy musical y turística en complicidad con las autoridades”, dice sobre el abandono que ve en una ciudad como Valparaíso, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad.


La crisis social en el país y la pandemia del coronavirus solo vinieron a agudizar la crisis que ya vivía el Cinzano. En mayo del año pasado ya había cerrado temporalmente sus puertas por problemas con la patente de alcoholes y en los últimos meses, cuenta Lucy Briceño, “he sabido de varias demandas, porque los garzones tenían problemas con las imposiciones y sus sueldos”, dice la cantante, algo que se vio reflejado en una manifestación que hicieron sus trabajadores en abril pasado.


El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, hizo un llamado a los empresarios de la ciudad para crear un fondo de apoyo al comercio local, una declaración de intenciones surgida tras la oficialización del cierre del Cinzano.


Su dueño, Pablo Varas, solicitó la liquidación de los bienes del establecimiento, iniciando un proceso que sepultará los 124 años de historia del bar más tradicional del puerto.

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