jueves, diciembre 13, 2012

Ravi Shankar: "Sufrí con la explosión publicitaria que provocó que George Harrison fuera mi discípulo"

El Mercurio


El artista que falleció en la madrugada de ayer dio una entrevista a "El Mercurio" en mayo de 1973, cuando estuvo en Chile. Su hija Norah Jones canceló su gira en Brasil para estar junto a su familia en Estados Unidos.

José Vásquez

Pasó por Santiago justo cuando su nombre se había encumbrado popularmente gracias a la repercusión mediática que alcanzaba su discípulo más conocido en el planeta: el beatle George Harrison. Una pesada mochila que Ravi Shankar se manifestaba contrariado de cargar, según declaró en una entrevista que otorgó a "El Mercurio" antes de realizar dos presentaciones, primero en el Teatro Caupolicán y luego en el más íntimo Teatro Oriente, el 28 y 29 de mayo de 1973.

El músico que expandió el sonido del sitar por Occidente gracias a la influencia que tuvo en bandas como The Rolling Stones y, sobre todo, The Beatles, falleció en la madrugada de ayer debido a complicaciones respiratorias en una clínica de San Diego, California, donde estaba radicado.

Ahí, acompañado de su familia pasó sus últimos días. El jueves había sido sometido a una cirugía para reemplazar una válvula cardíaca, operación que no tuvo la recuperación esperada. "Desafortunadamente, a pesar de los esfuerzos de los cirujanos y doctores que le cuidaron, su cuerpo no fue capaz de resistir la operación. Estuvimos a su lado cuando murió", declaró su familia.

El artista indio tuvo dos hijas que se dedicaron a la música, Anoushka Shankar y Norah Jones. La voz de "Sunrise" -de reciente paso por Chile- se encontraba en Brasil al momento de enterarse de la muerte de su padre y suspendió sus presentaciones para volver a Estados Unidos y "estar con mi familia", dijo en un comunicado.
"Sentiremos mucho la falta de mi padre. Espero que mi público brasileño entienda y acepte mis disculpas por la cancelación", finalizó, esperando volver a agendar los tres compromisos que no podrá cumplir en Porto Alegre, Sao Paulo y Río de Janeiro.

"Ravi Shankar no era un gurú como lo veían algunos. Él decía que la música era una comunicación espiritual que libra el universo al que llegaba con su instrumento", dice Sergio "Pirincho" Cárcamo, conductor de Radio Futuro.

Cárcamo lo entrevistó en 1977 para su programa de televisión "The midnight special", una comunicación que recuerda en "diferecto" porque él enviaba las preguntas que luego eran respondidas desde Estados Unidos. "Lamentablemente, no fui a ninguno de los conciertos que dio en Santiago", se lamentó.

"La meta que se propone alcanzar la música hindú es despertar estados superiores de conciencia en el ejecutante y en el oyente, que pueden incluir experiencias místicas", le dijo a "El Mercurio" antes de sus dos presentaciones de mayo de 1973, con entradas que se pusieron a la venta sólo cuatro días antes de su debut.

"Necesito un sentimiento de plenitud, de vivir un 'todo', que no excluya el sexo, o la meditación o el contacto con otras personas o paisajes", contaba sobre el universo de su música que entonces le despertaba una preocupación: "Sufrí con la explosión publicitaria que provocó que George Harrison fuera mi discípulo, porque me daba cuenta de que no era un amor o fervor auténtico hacia mi música, sino una especie de frenesí o locura. Los muchachos llegaban drogados y llenos de teorías con que así percibían experiencias más elevadas. Y eso levantaba un muro en mis presentaciones".

Su último show
El 4 de noviembre realizó su última presentación en Long Beach, junto a su hija Anoushka Shankar

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