El Mercurio
Este año la Dibam lanzará la primera biblioteca pública de este tipo, consolidando el préstamo de e-books en el país, que ya había tenido iniciativas privadas similares en años anteriores.
Josefina Marambio Márquez
"Ya tenemos usuarios que nos están pidiendo libros en formato digital", asegura Florencia García, encargada de fomento lector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, quien está al mando del proyecto de la primera biblioteca digital pública de Chile, que comenzará a funcionar en el segundo semestre de este año y que tendrá alrededor de 3.200 títulos.
Pero esta iniciativa no es la primera de su tipo en el país. Algunas universidades han implementado el préstamo de textos de estudio en formato e-book para sus alumnos. Es el caso de la Universidad Adolfo Ibáñez, cuyo sistema funciona desde abril de 2010. Luego de dos años, los préstamos aumentaron de cinco mil a 25 mil, en un universo de tres mil alumnos aproximadamente. Un año después, en abril de 2011, Biblioteca Viva, espacio de fomento lector en los centros comerciales Mall Plaza, creó su plataforma de préstamo de libros digitales.
El sistema es similar en todos los casos: se ingresa desde un computador, tableta o smartphone a una plataforma alojada en un sitio web, desde la cual se solicitan los títulos del catálogo. Los e-books se descargan en una "estantería virtual", desde la cual se pueden leer. Generalmente se utiliza el programa Adobe Digital, que el usuario debe instalar previamente. Una vez que se terminan los días de préstamo, los libros digitales se devuelven automáticamente. No es posible copiarlos en el dispositivo de manera permanente, ya que se encuentran protegidos.
Evidentemente las ventajas son muchas: los lectores pueden pedir prestados libros desde cualquier lugar, sin importar el día ni el horario. Los tiempos de préstamo son más efectivos, ya que no existe la posibilidad de que alguien no devuelva un e-book . No hay que tener una tableta para poder leer: el formato ePub permite usar otros dispositivos. Las bibliotecas pueden adquirir más títulos sin tener problemas de almacenamiento físico.
Cuando se lanzó, el proyecto digital de Biblioteca Viva fue exitoso: llegó a tener más de mil usuarios en pocos meses, pero con el tiempo comenzó a estancarse, según Larraín, por la falta de colecciones nuevas: "Queremos hacer una compra grande de e-books y relanzar el sitio web. Para nosotros fue súper importante tomar el desafío y no esperar a que todo esté funcionando para llevarlo a cabo", dice.
El principal obstáculo
El mayor problema que han enfrentado este tipo de bibliotecas es la compra de libros digitales, ya que cada editorial pone sus propias condiciones. "Subir los e-books a la plataforma ha sido rápido. Lo lento es hablar con las editoriales y consolidar un modelo que finalmente sea conveniente para todos", explica García.
Para Larraín, lo más importante es que los distintos espacios relacionados con el fomento lector se están atreviendo a realizar proyectos innovadores en el país: "Nos podemos equivocar o puede resultar fantástico, pero lo bueno es que está pasando. Lo peor sería que no pasara nada", dice.
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