viernes, abril 12, 2013

Cómo The Cure tocó a Chile en los 80

El Mercurio


Este domingo la banda liderada por Robert Smith tocará por primera vez en Chile. Esta es la crónica de cómo The Cure remeció hace treinta años la movida underground en nuestro país. Un viaje al pasado por las fiestas en Matucana, en El Trolley y las estadías eternas en disquerías como Fusión, mientras crecía y sonaba más fuerte la música de estos ingleses con sus extraños peinados nuevos: una banda sonora gótica, melancólica y oscura que combinaba perfecto con el Chile de los 80.  

Ernesto Garratt e Ignacio Espinoza

Robert Smith aparece de buen humor en el video de redes sociales donde invita a Chile a su recital de este domingo. Bromea y concluye: "Solo vengan al concierto". Lo dice con su pelo disparado hacia todos lados y, básicamente, con la misma apariencia que cultiva hace más de 30 años. ¿La diferencia? Además de que ahora se trata de un cincuentón maquillado, la inmediatez de las redes sociales e internet acercan a figuras como Smith de una manera jamás imaginada por un habitante de los años 80.

"Lo primero que me atrajo de The Cure fue el misterio que había en ellos, con esas ropas, esos extraños cortes de pelo", dice el productor y mánager Carlos Fonseca en el presente de 2013, en Santiago de Chile. Cuando Fonseca, dueño de la influyente disquería ochentera Fusión, escuchó a The Cure por primera vez fue amor a primera vista y, además, fue el nacimiento de una inmensa curiosidad. Claro, en el apartado Chile de los años 80 no había la conexión actual con el mundo ni menos existía la esperanza de ver a The Cure en vivo.

Solo unos pocos privilegiados en 1987 cruzaron la cordillera para verlos en un legendario show en Buenos Aires. Lo que hubo en Chile, a nivel underground, fue una nutritiva ausencia de The Cure que provocó, de alguna manera, una intensa devoción por Smith y su banda a nivel subterráneo. Esta es la historia de una generación marcada por la música de estos ingleses con sus extraños peinados nuevos; porque la música de The Cure fue una banda sonora gótica, melancólica y oscura que para ellos combinaba perfecto con el Chile de los 80.

FUSIÓN: LA TIENDA HOGAR.

De los 24 millones de discos vendidos en el mundo por The Cure, muchos de ellos fueron comercializados en formato vinilo. Y ese era el único modo en que se podían adquirir los discos de la banda inglesa liderada por Robert Smith a inicios de los años ochenta en Chile. En una era análoga y sin internet, sin descargas, sin siquiera CD y con los casetes recién ingresando en el mercado. En ese tiempo, el activo y multifuncional productor y mánager musical Carlos Fonseca recuerda cómo él mismo fundó en pleno corazón de Providencia una de las arterias que daban directo al corazón del fanatismo de The Cure en Chile: la disquería Fusión.

Había otras inolvidables como Center y Circus, pero esta imprescindible tienda de discos, que funcionó entre 1981 y 2001 en el Drugstore, fue parte de los escenarios frecuentes de la movida underground del Chile ochentero; una parada necesaria para nutrirse de música y, claro, de las novedades de esta banda inglesa que lo más cerca que había estado de Chile fue en 1987, cuando tocaron en Buenos Aires. "No los fui a ver esa vez y no iré a verlos el domingo", dice con seguridad Carlos Fonseca, en los 80 un fanático declarado de The Cure. "Me gusta ver las cosas nuevas que están pasando, acabo de estar en Lollapalooza viendo toda la nueva música y no creo que sea necesario ver a The Cure".

Como dueño y motor de la disquería Fusión, Fosenca, también mánager de Los Prisioneros, se preocupó de llenar el stock con una oferta, adelantada para la época, de discos que no fueran solo reflejo de la onda y moda disco, por ejemplo. "En los 80 había una movida under fuerte, yo escuchaba The Cure con la banda Emociones Clandestinas el 84 en Concepción, o escuchaba The Cure con mis amigos, nos juntábamos noches enteras".

"Al igual que muchos, yo los escuchaba antes de que fueran populares", dice Fonseca. Melómanos chilenos como él ya conocían y tenía idea de la obra y gracia de The Cure. Dice el crítico de música, David Ponce: "The Cure se hizo conocido a gran escala en Chile a partir de la segunda mitad de los años 80. Pero en esos momentos nos enteramos de que el grupo venía grabando en realidad desde fines de los 70 y que habían lanzado al menos cinco discos antes. De hecho 'Boys don't cry' (que sonó mucho en radios en los 80) era una canción del 79, y en Chile hubo una minoría bien informada de las nuevas tendencias de la época". En cambio, la mayoría se enteró sobre todo con el éxito del disco "The head on the door", que es de 1985 y lanzado en Chile en casete bajo el título "Con la cabeza en la puerta". "Ahí viene 'In between days', que fue el primer hit del grupo acá", recuerda Ponce. "Y después de eso apareció el disco doble 'Kiss me, kiss me, kiss me', de 1987, que volvió a impactar con 'Why can't I be you', 'Catch' o 'Just like heaven', todos éxitos radiales".

Fonseca ayudó a que The Cure y otras bandas alternativas encontraran eco en los medios masivos en Chile. "Yo, en ese tiempo, en Fusión traía los discos y las radios me compraban, y a la vez escribía sobre grupos (con seudónimo en la revista Mundo). Y también tenía un programa en la radio Beethoven que era como la Horizonte en ese momento, y ahí estrené a The Cure, Depeche Mode, a U2. Y a The Cure lo empezó a tocar 'Magnetoscopio musical' y se hizo masivo. Y yo también tiré los videos en 'Más música"'.

Carlos Foncesa respiraba música como la de The Cure en esos días de under chileno. "Yo incluso me quedaba a dormir muchas veces en Fusión", recuerda. "Fusión servía para meter todas estas cosas y yo creo fui un puente entre los dos mundos: el under y la oficialidad. Fue el mismo método que usé con Los Prisioneros: lo escuchas, te gusta, lo compartes, lo difundes".

LA FIESTA INOLVIDABLE

Antes de que se inventara el término "tribus urbanas", antes de etiquetar a un gótico como gótico o a un punk como punk, en las legendarias fiestas del Trolley o del galpón Matucana en el Santiago ochentero había un cruce de estilos y jóvenes que adoraban desde la música de Robert Smith hasta la de Morrisey en The Smiths. "A mediados de los 80, los lugares eran el galpón Matucana (hoy Matucana 100), El Trolley, que era un local del sindicato de conductores de Trolley buses que quedaba en avenida San Martín", recuerda el periodista y escritor Esteban Cabezas, habitué juvenil de esos sitios.

Eran espacios para nada glamorosos y con una música heterogénea. "El impacto de The Cure en Chile no fue aislado, sino, por el contrario, fue parte de una serie de tendencias en el pop y el rock internacionales que llegaron con sus buenos años de desfase a este país desinformado bajo dictadura en los 80", dice el crítico de música David Ponce, y en estas fiestas under, donde la escena artística y la contracorriente cultural se manifestaban, la mezcla era tan inaudita como nutrida. "En ese entonces aparecieron juntas cosas como el punk rock de The Clash, la nostalgia cincuentera de los B-52's, la new wave más light de Duran Duran o más dura de U2, el tecnopop de Depeche Mode o New Order".

Carlos Fonseca, cuando iba a estas fiestas, planificaba su look como todo chico promedio que fuera parte del under chileno. "Me arreglaba el pelo como Robert Smith. No me acuerdo de cómo se hacía, creo que era gel o mousse, eso era lo que estaba de moda, era parte del look internacional", recuerda risueño hoy en día. "Había hartos tipos disfrazados, como los punks también. En la fiesta del Trolley había harto de eso, dark, punk... comparado con las tribus urbanas de ahora eran pocos, pero había".

Los asistentes a las fiestas de culto under y con ídolos como Robert Smith, quienes sorteaban toques de queda, convenciones y límites sociales represivos de los 80, se vestían en los mismos lugares: "Ahí todo el mundo se vestía con ropa usada muy en el estilo de pelo escarmenado, pelo teñido, suspensores, shorts y corbatas angostas. Era una mezcla entre lo que uno encontraba en la ropa usada y los primeros diseñadores del ambiente. Eran los mismos lugares de ahora: Bandera y el persa del barrio Franklin", dice Esteban Cabezas. Pablo Ugarte, vocalista de la banda chilena Upa!, también asistía y era parte de esta movida con centros de gravedad como The Cure. "Claro, nos vestíamos en la ropa usada, era una forma de verse elegante sin gastar mucho dinero. Ellos (The Cure) también tenían esa onda medio oscura, y el hecho de pintarse los ojos era una manera de hacer contracultura en un país donde la cosa iba para otro lado. Nosotros nos sentíamos totalmente excluidos del sistema que se estaba construyendo".

Y continúa: "En esos lugares se tocaba música de los 80, pero sí era más contracultural, más tirado para ese lado que para el lado de Bon Jovi, por ejemplo. Yo era parte de un grupo de artistas, músicos, pintores, actores, bailarinas que éramos un universo de gente creativa que funcionaba en esos lugares. Y ahí, la música que se tocaba era The Smiths, The Cure y no tanto rock-set como Bon Jovi".

LA CARTA DE ROBERT SMITH. 

Es el 17 de marzo de 1987 y el líder de la banda chilena Upa!, Pablo Ugarte, está en la conferencia de prensa de The Cure por su recital argentino en el Estadio Ferrocarril Oeste, en Buenos Aires. Ugarte, en una esquina, hace lo que un hombre tiene que hacer y le pasa a Robert Smith un casete de Upa!. "Fue el primer disco que sacamos donde la carátula es de color amarillo. Se lo pasé a Robert Smith porque iba pasando, él lo tomó, me agradeció, lo puso en la testera de la conferencia de prensa y estaba a la vista de todo el mundo el disco de Upa", recuerda.

"Después se dio la sorpresa, unos meses más tarde, que Robert Smith nos escribió una carta al sello EMI, donde señalaba que le había gustado mucho el disco, en especial 'Las masas son gente', un tema que no sé por qué le gustó. El sello publicó la carta en la revista Rock& Pop".

¿Y fue The Cure una influencia para Upa!, por ejemplo? "No tanto", responde Ugarte. "Ellos son bien contemporáneos. Nosotros coincidimos con los Cure en una forma estilística que era de componer melodías tristes con ritmos alegres, pero Upa! nunca le sacó el molde a ninguna banda. De hecho, nuestra discografía es bien ecléctica, pero sí nos identificábamos con este ambiente sonoro, esa idea de que la música podía ser la cura de un estado que no era el más favorable. Para ellos era The Cure: la cura. Para nosotros Upa!: levantarse ante la adversidad. Pero le pusimos así antes de que conociéramos The Cure, coincidíamos con este sentimiento de qué significaba ser joven en los 80".

A partir de ese encuentro fortuito, Pablo Ugarte, como muchos seguidores anónimos de The Cure en Chile, se ha sentido tocado por las letras y la forma de composición creativa de Robert Smith: "Su imagen tiene algo, un magnetismo muy potente que lo ha logrado pasar varias décadas".

Este domingo, después de más de dos décadas, quizás Pablo Ugarte pueda tener otro contacto con Robert Smith: la gran deuda pendiente de los recitales en Chile. Y saldar esta deuda incluso no pasa inadvertido para Carlos Fonseca, quien afloja un poco en su intención de no ir a verlos. "Manuel García, con quien trabajo, quiere ir... así es que sí, tal vez vaya a verlos. Quizás".

The Cure puede hacernos cambiar de opinión con su cura.

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