El Mercurio
La SCD nombra "Figura Fundamental de la Música Chilena" a este compositor, Premio Nacional de Música que, a sus 83 años, acaba de terminar su opus 309.
Romina de la Sotta Donoso
"Me ha resultado esto de profitar de Pablo Neruda y Víctor Jara", declara, con su habitual ironía, Fernando García (1930). Porque la semana pasada, la Orquesta Sinfónica estrenó en Chile "Las raíces de la ira", el homenaje que compuso a Jara en 1976, exiliado en Perú, y porque ha sido el compositor que más obras ha escrito inspirándose en la poesía de Neruda. De hecho, según los especialistas, su Cantata "América Insurrecta" (1962), con textos del "Canto General", es la obra paradigmática de la épica americanista de esos años.
"Nada he inventado yo, soy un hijo de mi tiempo", replica.
"Los musicólogos, que siempre inventan cuestiones, hablan de la Generación del 60 que seríamos, entre otros, León Schidlowsky, Roberto Falabella y yo. Cuando nos tocó actuar, las condiciones estaban dadas para poder trabajar en la música contemporánea", asegura.
"Somos la segunda generación del Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile (IEM), entidad que fue creada por ley, en 1940, con el objetivo de formar todas las instituciones que difundieran la música y así generar público: orquesta sinfónica, coros, lo que fuese", detalla. Porque no era suficiente, dice, con haber profesionalizado la formación de los compositores e intérpretes mediante la reforma del Conservatorio de 1928. "Este proyecto de la Sociedad Bach, es decir, de Domingo Santa Cruz y sus secuaces, estaba asentado en la obligación del Estado de Chile de hacerse cargo del buque. El problema central del cuento es que si no existe una vida musical orgánica en esta nación, que es más bien chica, no se puede desarrollar la música".
"El pobre pollo"
García recibió en 2002 el Premio Nacional de Música, en reconocimiento a su triple obra como compositor, docente de la Universidad de Chile y musicólogo. Y mañana será premiado por sus pares de la SCD: será nombrado "Figura Fundamental de la Música Chilena", en una ceremonia donde el Grupo de Percusión UC y el Cuarteto Surkos interpretarán piezas suyas.
"Es muy importante en la historia de la música chilena, por su trayectoria y por ser un referente que ha marcado a varias generaciones, a pesar de que estuvo mucho tiempo fuera de Chile por razones obligadas. Él representa la figura del compositor que se vincula fuertemente con la sociedad, y su música logra rebasar el límite del concierto", detalla Alejandro Guarello, presidente de la SCD.
Porque García es un articulador fundamental de la vanguardia en Chile. Primero, porque compone consciente de la función social del arte. Segundo, por su intensa exploración musical y su lenguaje propio y reconocible, combinación única de procedimientos dodecafónicos y aleatorios.
"Mi abuelo era médico y cellista , tenía un cuarteto de cuerdas y conocía a todo el mundo. Era íntimo amigo de Pedro Humberto Allende, y Alfonso Leng le dedicó 'La muerte de Alsino'. A todos estos caballeros los conocí en mi casa", dice.
"Nací metido en esta cuestión de la música de tradición escrita. Me enteré que existía la música popular a los nueve años, cuando me dio el complejo primario, estuve en cama y mi padre me regaló una radio y descubrí cosas como 'El Pobre Pollo' e 'Isabelita muchacha bonita, figura exquisita de gracia sin par' (canta). Pero no me interesaron nada", cuenta.
Sobre el escritorio, en su departamento frente al Parque Forestal, está su última partitura, una obra para flauta, clarinete, marimba y contrabajo. "Es mi opus 309", confiesa.
-¿Ha valido la pena decidirse por la música?
"¡Pero si me gusta! Mire, soy hijo de buena familia y por consiguiente no tengo problemas económicos, mi padre me pagaba los estudios. No tenía ningún problema y me gustaba la música. Hubiera sido un cretino si no hubiera estudiado música", ríe.
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