El Mercurio
En una quebrada del cerro La Loma de Valparaíso se revive el ambiente de las antiguas quintas de recreo de la ciudad.
HERNÁN CISTERNAS ARELLANO
En el 125 de calle Camila de Valparaíso, a la altura de avenida Alemania 5635, se llega a un pasillo de 30 metros de largo que desemboca en otro pasadizo. Ningún letrero ni propaganda promueve el lugar.
Después se baja por una de las típicas escalas del puerto, y a mitad de una quebrada del cerro La Loma, bajo una carpa, la familia Núñez recibe a los parroquianos que durante la semana reservaron mesa para asegurar uno de los 70 cupos del recinto. Aun así, muchos turistas de Santiago y extranjeros llegan sin ese requisito, "a la suerte de la olla".
Aníbal Gutiérrez, de Los Ángeles (Biobío), asiste por segunda vez a esta picada, cuya ubicación se transmite de boca en boca. "Ahora llegué con unas amigas del cerro Alegre, donde me alojo, quienes se entusiasmaron con mi relato. Seguro ahora ellas invitarán a otras personas. Así funciona esto", explica.
El lugar se conoce como la "Quinta de los Núñez", y surgió hace dos años, cuando un grupo de amigos decidió celebrar una especie de "18 chico" en el patio de la casa de la abuela de Juan Núñez, uno de los promotores de la idea. Se repitió los primeros domingos de cada mes, luego cada 15 días y, finalmente, todos los domingos. Los eventos se organizan y comunican por Facebook.
Núñez enfatiza que el lugar no es un restaurante, sino un club social de cuecas y un centro cultural, social y deportivo.
"Trabajamos -dice- bajo el concepto de lo que eran las antiguas quintas de recreo de Valparaíso, que funcionaron especialmente en los cerros San Roque, Ramaditas y Playa Ancha. Es decir, un espacio para tertulias, familiar, donde se reúnen amigos a compartir música junto a un asado, costillar o merluza frita".
La experiencia no le es ajena, porque sus abuelos y tíos participaron de la mítica "Isla de la Fantasía", lugar emblemático de Valparaíso que por años reunió en la casa del cuequero Benito Núñez, en el cerro San Juan de Dios, a los principales cultores de la cueca porteña.
Acá los almuerzos se sirven desde las 14:00 horas. Es comida casera, sobre la base de costillar al horno o merluza frita, con arroz, papas y ensalada chilena. En verano se agrega pastel de choclo, y en invierno se suman cazuelas, porotos con riendas y el cocimiento de mariscos.
Dos horas más tarde comienza la música en vivo. Aunque el fuerte es la cueca porteña, también hay tangos, boleros y valses peruanos, que forman parte de la cultura de Valparaíso.
"La cueca porteña que cultivamos acá es diferente a la que se enseña en los colegios. No se rige por la cueca estructurada, cuadrada, como la medialuna del ocho. La cueca porteña es más sensual, más sentida. Está influenciada un poco por el tango, por el vals peruano, por la zamba argentina", dice Núñez.
En el lugar tocan leyendas de la música de Valparaíso, como "Los Viejos Cracks de la Cueca Porteña"; Elías Zamora, de "Los Paleteados del Puerto"; Juan Pou, de "La Isla de la Fantasía"; Luis "Flaco" Morales y Lucy Briceño.
"Estos son los escondites de Valparaíso de los que tanto me hablaron. Vale el esfuerzo para conocerlos", dice una mujer que llega al lugar tras recorrer los escalones que conducen a la quebrada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario