El Mercurio
¿Faltan profesores de técnica? ¿Necesitan cambios las mallas de estudio? ¿Existen falencias en idiomas? ¿Hay estudiantes disciplinados? Profesores, alumnos y connotados cantantes desmenuzan el sistema pedagógico y académico en nuestro país, a raíz de las críticas de dos jóvenes sopranos.
Maureen Lennon Zaninovic
"Las mallas curriculares de las universidades en Chile están muy atrasadas. No hay profesores de técnica buenos, los cantantes aprendemos con muchos vacíos". Las palabras de la soprano chilena Marcela González publicadas en la Revista Ya del diario "El Mercurio" provocaron una incendiaria polémica entre alumnos, cantantes y profesores. En el mismo reportaje, otra cantante chilena, la soprano Pamela Flores, agregó una opinión lapidaria: "Aprendí que en Chile no hay verdaderos maestros de canto lírico", dijo.
El diagnóstico de Marcela González -quien recientemente sacó aplausos por su participación en "Romeo y Julieta"- es descarnado. A su juicio, "hoy en el mundo un operático sabe por lo menos tres o cuatro idiomas: inglés, italiano, francés y alemán. Aquí, a lo más, aprendes fonética para poder cantar tu rol. Te dicen que basta con que te aprendas tu aria y es un error. Uno debería saberse el rol completo al revés y al derecho. Cuando fui a Cardiff (importante concurso de talentos vocales de Gran Bretaña), conocí a jóvenes que habían estudiado óperas completas solo para cantar un rol menor. Eso es preparación que no existe en Chile".
Formada durante algunos años en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, sus declaraciones calaron fuerte en la Casa de Bello. La profesora Carmen Luisa Letelier -Premio Nacional de Música 2010- acusa el golpe y entrega a Artes y Letras sus descargos. "Dolida" y "traicionada" son palabras recurrentes en esta entrevista. "Si realmente no los preparáramos bien, muchos cantantes no estarían donde hoy están, triunfando en los más importantes teatros de Chile y del mundo" , señala Letelier, quien ha sido profesora, entre otros alumnos, de la mezzosoprano Evelyn Ramírez y de la soprano Paulina González, ambas con una destacada y ascendente carrera en el extranjero.
Los estudios de canto en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile duran ocho años, de los cuales tres son una suerte de plan básico donde se les enseña, entre otros tópicos, solfeo e historia de la música:
"Acá nos llegan jóvenes con una formación tremendamente débil, desde un punto de vista musical y cultural. Con honrosas excepciones, son pocos los que van a museos, escuchan un concierto o leen un libro . Por eso, cuando el alumno cree que uno puede ser un mago, que en dos meses lo puede convertir en cantante, está perdido. No podemos hacer malabares", aclara la contralto Carmen Luisa Letelier.
El profesor checo Hanns Stein -también docente de la U. de Chile y quien ha formado, entre otros talentos, al barítono chileno Javier Arrey- es un defensor de los ocho años de estudio. "En Europa hay escuelas de música municipales y distritales. Los jóvenes entran a la universidad con una sólida base. Acá eso no pasa. No nos podemos comparar con Europa ni con Buenos Aires, donde históricamente ha existido una tradición musical muy rica".
Carmen Luisa Letelier comenta que actualmente están en un proceso de innovación curricular. "Pero uno mira la malla, tan tupida, y la verdad uno se pregunta qué le podemos cambiar o suprimir. Bien poco, la verdad. Se habla de que hay que enseñarles gestión cultural y maquillaje. ¿A qué hora? Primero tenemos que enseñarles a solfear, fonética, actuación. Tenemos que partir por lo más básico para que, después, los propios alumnos comiencen a descubrir su propio camino profesional dentro del canto".
La crítica de un escaso dominio de idiomas, otra de las falencias aludidas por Marcela González, tampoco deja indiferentes a estos profesores: "En la U. de Chile les enseñamos fonética, es decir, les damos las herramientas necesarias para pronunciar bien los idiomas que más se usan en la ópera y en la música de cámara: el italiano, el francés y el alemán. Ahora, si un alumno quisiera dominar bien cualquiera de esas lenguas, se haría necesario extender la carrera. En ese caso podría durar, por lo menos, 10 años".
Stein considera que ese tema no les compete a los conservatorios: "Yo he dado clases en Alemania y conozco bien la realidad de otros países. En ningún plantel europeo se enseña idiomas , porque se supone que los alumnos ya los aprendieron en sus colegios. En Chile hay una falencia grande en esta materia, pero es un problema que se arrastra desde las escuelas. No nos podemos hacer cargo de esa laguna".
Carmen Luisa Letelier agrega que "no hay que pretender que la universidad les dé todo a los estudiantes. Uno es solo un guía, el resto lo tienen que trabajar los propios alumnos. Si una Evelyn Ramírez está hoy donde está, es porque desde el primer día fue muy responsable, no faltaba a clases y puso todo de sí para salir adelante".
Stein concuerda con este diagnóstico: "Recientemente estuve en Virginia (EE.UU.) viendo el debut de mi alumno Javier Arrey como Iago en 'Otello' de Verdi. Se me acercó el legendario barítono Sherrill Milnes y me preguntó que con quién se había formado Arrey. Le dije que conmigo y en Chile. ¡No lo podía creer! '¿En Chile?', me preguntó con cara de desconcierto. Tan mal no debemos estar en este país, pero también gran parte del mérito lo lleva mi alumno, quien desde el primer momento fue tremendamente disciplinado y responsable. Se tomó la carrera con seriedad y, lo más importante, mantuvo una continuidad con un solo profesor".
Mentalidad facilista
La destacada soprano Patricia Cifuentes, quien en octubre protagonizará a Adina en el elenco estelar de "Elixir de amor" de Donizetti, también imparte clases en la Facultad de Artes de la U. de Chile. Considera que de diez personas que entran al conservatorio al año, "solo una o dos valen la pena. El resto tiene una mentalidad facilista y cómoda. Hay mucha mediocridad y cuando uno quiere exigir un poco, mandan cartas de reclamo". Agrega que uno de los factores que se deben tener en cuenta al inscribirse en esta carrera es que la formación, por parte del alumno, debe ser permanente. "Yo misma perfectamente podría decir: 'basta, no estudio más'. Pero no ha sido así: este verano tomé clases con la soprano holandesa Margreet Honig, profesora de Elina Garanca, y fue un gran aporte".
Cifuentes, eso sí, considera que contar con un buen profesor no es una tarea fácil. "Siempre digo que es como un matrimonio: te puede ir muy bien o terminar peleados a muerte. En mi caso, tuve la suerte de formarme con Fernando Lara, con quien desde un principio me entendí a la perfección. Compartíamos los mismos códigos y él consiguió sacarme todo el provecho".
La universidad no hace al alumno
El Instituto de Música de la UC ofrece un programa que incluye un ciclo elemental y una licenciatura en música, mención interpretación musical (canto). Este último contempla ocho semestres con distintos ramos. Entre otros, taller de ópera, lectura y auditivo avanzado, y percepción del discurso musical. "Además ofrecemos al alumno electivos en otras disciplinas, porque nos interesa formar a cantantes integrales", señala la soprano y régisseur Miryam Singer, quien además es profesora del plantel.
Ante las críticas, la profesional es cauta: "Estamos ante una opinión y como tal hay que tomarla, como una visión parcelada de la realidad", dice. Agrega que "cada uno tiene derecho a opinar, pero basta ir a ver las temporadas del Teatro Municipal de Santiago, que se construyen con tres o cuatro cantantes de afuera. El resto son todos chilenos . Si no contáramos con grandes maestros, yo misma no podría estrenar mis montajes".
-Usted ha viajado bastante por el mundo. ¿Existen diferencias curriculares?
"He hecho master classes hasta en el Juilliard y puedo afirmar con convicción que las mallas siguen siendo las mismas. Y en todos los conservatorios sucede lo mismo: la universidad no hace al alumno, es él quien tiene que moverse y sacar el máximo de provecho a los conocimientos que está recibiendo", dice Singer.
Una opinión que es refrendada por el contratenor chileno Eduardo Rojas y estudiante en el Conservatorium van Amsterdam. Inicialmente, su ciclo básico lo cursó el Instituto de Música de la UC, bajo la tutela de Soledad Díaz y Miryam Singer:
"Soy testigo de que la mayoría de mis profesores en la teoría musical siempre quisieron entregar lo mejor de sí. Pero en un país que no cuenta con el auspicio cultural necesario, que no tiene los espacios adecuados y tampoco un background social y educativo, se hace cada vez más difícil que los profesores se sientan inspirados en transmitir sus conocimientos", dice Rojas. Agrega que en el caso de la carrera de canto, "las exigencias planteadas en Chile están lejos de estar a nivel internacional, pero son los alumnos los que debemos buscar las personas correctas , tomar las oportunidades y nunca ceder ante un medio que en parte puede ser decepcionante".
La historia de la soprano Verónica Villarroel siempre se ha considerado un caso excepcional en el mundo de la ópera. Por eso mismo prefiere no opinar de la realidad nacional, ya que estudió de manera exclusiva en en Juilliard. "La enseñanza que recibí en Nueva York fue la base más fuerte que recibí como cantante. El hecho de tener a maestros especialistas en canto, estilo musical, repertorio, dicciones -en italiano, francés, alemán, inglés- teoría, rítmica, pianistas acompañantes, maestros de historia y maestros actores, quienes realizaban un exhaustivo trabajo a nivel emocional, interpretativo y de actuación, resultaron vitales", dice Villarroel.
¿Un posgrado?
Tras terminar el conservatorio, los estudiantes pueden iniciar estudios de perfeccionamiento en el exterior o buscar trabajo en Chile. Soledad Díaz, profesora de la UC -ha formado, entre otras voces destacadas, a Catalina Bertucci-, considera que "los resultados que se logran en el campo formativo son lentos y están relacionados -entre otros aspectos- con las oportunidades laborales, que por lo general pasan por la ópera del Municipal o los proyectos de Miryam Singer".
La soprano Pamela Flores recientemente comentó a "El Mercurio" que "estuve cinco años en el Coro del Municipal. Para mí fue el posgrado que no pude hacer fuera de Chile". Jorge Klastornick, director del Coro del Teatro Municipal, en el que se acoge a muchos cantantes que han recibido formación en los conservatorios universitarios, entrega su diagnóstico: "Después de más 30 años en este país, puedo afirmar que en Chile hay muy buenas voces y abundan los talentos . Y en nuestro caso, el coro les da un training , no solo en lo vocal o en lo instrumental, ya que también les permitimos a nuestros integrantes que canten en otras producciones. No les cortamos la carrera. Todo lo contrario".
¿Con qué nivel llegan a esta agrupación coral, tras su paso por la universidad?
"Con buena base y formación musical. Me he topado con varias voces excepcionales que han triunfado en el exterior, como Luis Olivares y Cristina Gallardo-Domâs. Últimamente hemos sido testigos de la irrupción de varios talentos jóvenes. Habrá que esperar cómo será su evolución y desarrollo", puntualiza Klastornick.
Arrey: "Los maestros de canto son escasos en todos lados"
Graduado del Programa de Jóvenes Talentos de la Ópera de Washington que impulsa Plácido Domingo, el barítono chileno Javier Arrey (31) es hoy una de nuestras principales cartas vocales en el exterior. Radicado desde hace tres años en Estados Unidos, acaba de protagonizar un paso tremendamente importante para su carrera: encarnó con extraordinarias críticas a Iago en "Otello" (Verdi), en el Castleton Festival bajo la batuta del célebre director Lorin Maazel.
El cantante se formó íntegramente en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile -a diferencia de otros artistas de su generación que se han especializado en el extranjero- bajo la tutela del profesor Hanns Stein:
"Tuve la suerte de estudiar con alguien como él: un profesor de una cultura muy amplia. Puedo decir con orgullo que, gracias a que él me guió en toda la carrera, cuento con muy buenas bases", señala el barítono a Artes y Letras. Agrega que "los maestros de canto son escasos en todos lados. Esa realidad pasa en Estados Unidos, en Alemania, en cualquier país".
¿Ha notado diferencias entre EE.UU. y nuestro país?
"Cuando llegué a Washington, los primeros tres meses fueron caóticos: el ritmo era otro. Pero eso responde a una realidad cultural de nuestro país, sería injusto echarle toda la culpa al profesor. El gran problema de muchos alumnos en Chile es que descansan demasiado en el maestro de canto, como si él fuera una varita mágica. Los profesores son fundamentales, pero son solo guías. El 60% del trabajo les corresponde a los estudiantes . Yo, por ejemplo, tuve que asumir ese esfuerzo en Estados Unidos y ponerme al día. Eso sí, en cuanto a técnica, acá no he aprendido nada nuevo de lo que ya recibí con Hanns Stein", puntualiza.
Cristina Gallardo-Domâs: "Hay que actualizar los programas"
Siguiendo con el interés pedagógico que la llevó a organizar un exitoso campus lírico en la Universidad de Palmas de Gran Canaria y a su presencia constante en el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo del Palau de les Arts de Valencia, la soprano chilena Cristina Gallardo-Domâs dictó en mayo master classes e n la Escuela Moderna de Música. Y, junto con ello, por estos días trabaja intensamente en replicar el exitoso programa de campus lírico, esta vez en el Teatro del Lago de Frutillar:
"En Chile de que hay talento y voces importantes, nadie lo discute. El problema es que si bien en algunos aspectos hemos avanzado a pasos agigantados, en otras nos hemos quedado en la edad de piedra", denuncia la artista a Artes y Letras.
Agrega que tras realizar las clases maestras en la Escuela Moderna, se quedó con impresiones dispares: "En esta actividad participaron alumnos de distintos conservatorios del país y me encontré con realidades contrastantes. Algunos alumnos eran muy buenos, otros estaban bien encaminados, pero otro grupo importante estaba absolutamente fuera de camino. Lógicamente que quienes más me llamaron la atención contaban con un buen profesor detrás, como Carmen Luisa Letelier. Se notaba en ellos una base pedagógica sólida", dice. Gallardo-Domâs considera, eso sí, que es fundamental "actualizar los programas de estudios en Chile. En las master classes vi a muchos jóvenes desorientados en cuanto al repertorio, interpretación y postura en escena. Había jóvenes, a punto de titularse, absolutamente rígidos. ¡No puede ser! El género lírico ha cambiado a pasos agigantados, además de que piden a cantantes flacos y estupendos, hoy los teatros te exigen tener una técnica espectacular y te obligan a cantar en formas absolutamente inéditas", puntualiza la cantante.
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