Hercules and Love Affair |
El Mercurio
En los próximos dos meses, más de diez exponentes internacionales del género se presentarán en Santiago en distintos festivales. Nombres como Interpol, Goldfrapp o Hercules And Love Affair no suenan muy familiares, pero dan cuentan de una escena que llegó para quedarse. Javier Contreras.
No es un género masivo. Sus hits globales son escasos y sus exponentes rara vez conquistan los primeros lugares de los rankings . Pero tanto en Chile como en el mundo, cada vez son más sus seguidores. Sin grandes campañas promocionales, copan carteles de los principales festivales musicales del planeta y hasta se cuelan en premiaciones como los Grammys. Son los llamados artistas "indie".
El concepto tuvo su origen en los 80, cuando bandas como R.E.M., Sonic Youth y Pixies editaban sus primeros discos al margen de las grandes casas discográficas. La consigna era la autogestión. Acogidas por pequeños sellos, las bandas gozaban de absoluta libertad creativa. Y esa independencia respecto a la industria la abrazaron como virtud. De hecho, la palabra "indie" alude a ese concepto.
Llegaron los 90 y todas esas bandas firmaron con algún sello importante. En el intertanto, Nirvana, la última representante de esa generación, se convertía en fenómeno pop. La industria, en un intento por absorber a esos artistas que renegaban de ella, los llamó alternativos. El concepto de lo indie quedaba atrás, con todas las compañías disqueras reclutando a los herederos de R.E.M. y Nirvana, en un afán que terminó por establecer al rock alternativo como un negocio tan rentable como el hip-hop o el metal.
Pero la mina de oro no duró mucho. Cuando la cultura alternativa se convirtió en cultural oficial o "mainstream", perdió toda novedad. Y vendrían relevos. El pop adolescente regresaba a los charts y el rock se radicalizaba con propuestas que cruzaban rap y metal. En eso arribó el nuevo milenio. Y en medio de la indiferencia de la industria, las bandas que apostaban por la consecuencia artística volvieron a mirar a los pequeños sellos.
Nace el género
Fue en 2001, en Nueva York. Un veinteañero fanático de bandas post-punk, como Television, se dio el gusto de editar el disco de su banda, sin hacer concesión alguna. Ciertamente, tenía los medios para hacerlo. Mal que mal era Julian Casablancas, hijo del multimillonario dueño de la agencia Elite. Pero lo que pudo ser el capricho de un chico burgués, terminó siendo un hito. El lanzamiento y posterior éxito de "Is this it", de The Strokes, se convirtió en referente para muchas otras bandas que entendieron que era posible llegar a nuevas audiencias sin renunciar a las convicciones creativas.
Grupos como Interpol, Black Rebel Motorcycle Club y The White Stripes seguirían el ejemplo. Luego se sumarían desde Inglaterra nombres como Franz Ferdinand y Arctic Monkeys. Tal como en los 90, la industria no tardó en reaccionar y fichó a muchos de ellos, esperando encontrar a un nuevo Nirvana. De paso, desempolvó el término "indie", para rotular a la naciente generación.
The Strokes se alzó como la esperanza de una nueva revolución musical, pero ésta nunca llegó. Las bandas indie no lograrían el crossover que una década antes sí consiguió el grunge cuando se coló en los primeros lugares de las listas. Al poco andar, el género perdería relevancia, mientras otra revolución, la del pop femenino, sepultaba cualquier aspiración.
Una nueva escena
Pero Roberto Parra, gestor con su productora Fauna de los principales festivales del género en el país, afirma que más allá de su éxito o fracaso comercial, la música indie llegó para quedarse. "Hoy hay muchas bandas, con estilos que van desde el rock a la electrónica, que se rigen por la autogestión y que hacen la música que ellos quieren. Creo que eso define a lo indie", sostiene. Y agrega que hoy se vive una explosión gracias a internet y los avances digitales. "Cualquier banda puede producir un disco en un computador y hacerse conocida por la red. Lo interesante es que por lo mismo hoy hay una generación inquieta que quiere escuchar cosas nuevas y que va a sus conciertos".
Para Nicolás Castro, voz de Horizonte, radio emblema del género en el dial, incluso se podría hablar de una escena local. "Cada vez son más las personas que escuchan a estas bandas y que pagan por ir a verlas. Antes era esporádico que vinieran grupos como The Rapture, por ejemplo, pero hoy hay conciertos una vez al mes", dice. Eso sí, no le acomoda el término indie: "Lo indie existió genuinamente en los 80, pero hoy es sólo un género inventado por la industria. Hay bandas como Arcade Fire, que ganó el Grammy a mejor álbum este año, y que es definida como indie, aunque en realidad están con un gran sello. Lo mismo pasa con MGMT, cuyo último disco fue muy experimental. Al final, sólo es buena música, y eso es lo que muchos están valorando hoy", concluye.
¿Quiénes son y cuando verlos?
Esta noche arranca la ola de conciertos. Hercules and Love Affair , proyecto electrónico del músico de Nueva York Andy Butler, es el plato fuerte del festival que celebra los 10 años de Matucana 100. "Será una gran fiesta en el escenario, con música bailable de calidad", adelanta Butler. La banda fue una de las revelaciones del año 2008 con su álbum debut, el que conquistó a la crítica con su propuesta que une elementos del disco y house. "Creo que la música dance puede ser creativa, a diferencia del pop actual que es dance artificial. Lo mío es transmitir emociones", recalca. El dúo británico Goldfrapp será otra de las visitas ilustres de la vertiente bailable de la escena indie. Con cuatro aplaudidos discos y un estilo que la propia Madonna ha reconocido como influencia, la banda liderada por la carismática Alison Goldfrapp se presentará el próximo 8 de noviembre en el Teatro La Cúpula. Seis días antes se presentará The Kills , conjunto que desde la vereda del rock sacudirá las butacas del Teatro Oriente. Lo suyo es el sonido garage, matizado por las armonías de sus vocalistas Jamie Hince, flamante esposo de Kate Moss, y Alison Mosshart. Otros amantes de las melodías y las guitarras sucias son los chicos de Black Rebel Motorcycle Club (B.R.M.C. ). Contemporáneos de The Strokes, ya son casi veteranos del género y llegan como una de las principales cartas del Festival Maquinaria, que se realizará en el Club Hípico el 12 de noviembre. En tanto, The Raveonettes , dúo danés similar a B.R.M.C. pero con una vocación más pop, será el número fuerte del Festival Primavera Fauna, el que tendrá lugar en Espacio Broadway el 5 de ese mes. Compartirán cartel con !!! , banda de nombre impronunciable pero fundamental para el subgénero dance con actitud punk. Cierra la invasión indie quizás su exponente más sólido: el 18 de noviembre tocará Interpol , conjunto de Nueva York que con cuatro álbumes a la fecha ya es referente de bandas emergentes con su elegante fusión de guitarras post-punk y melancolía sonora. La cita es en el Teatro Caupolicán.
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