viernes, diciembre 02, 2011

Nicolás Jaar: El niño prodigio de la música electrónica

 

Wiken

A sus 21 años, Nicolás, hijo del artista Alfredo Jaar, es una celebridad mundial de la música. Pero contra todos los pronósticos, no fue su padre su mayor influencia sino su madre. Mientras prepara su debut musical en Chile en el festival Mutek y The Guardian lo define como "el hombre del renacimiento de la electrónica", repasa el camino que lo ha llevado hasta donde está.

Por Isabel Plant
Nicolás Jaar dice que, al principio, en Chile se sentía como bajo el agua. No sabe bien por qué pero eso es lo que recuerda. Que cuando vivió acá, de los 2 a los 9 años, la sensación que rodea sus recuerdos es la de estar sumergido.

-Luego volví a Nueva York y sentí que volví a ver cómo era la tierra -dice al teléfono, desde Rhode Island, donde vive cuando está en clases en la prestigiosa Universidad Brown-. Era muy mal estudiante en Chile y cuando llegué a Nueva York era bueno, lo que fue raro. En Chile yo era malo para el fútbol. Pero los peores en Chile son los mejores en Estados Unidos porque nadie juega fútbol, así que llegué y era bueno para el soccer, de la nada. Todo mejoró para mí.

Todo mejoró para él. La familia, además, volvía a estar unida. Nicolás es el único hijo de Alfredo Jaar, el influyente artista nacional, y Evelyne Meynard, diseñadora y quien antes también fue bailarina. Nació en Nueva York en 1990 y se vino junto a su madre a Chile cuando sus padres se separaron. Siete años después volvieron a estar juntos y partieron de nuevo a echar raíces a Nueva York, donde se instalaron. Nicolás dice que no se siente ni latino ni gringo, con padre de familia palestina y madre de familia francesa, una vida en Estados Unidos y otra pata en Chile. Jaar viene todas las navidades a nuestro país: a ver a sus abuelos, a bañarse en la piscina con los primos, a ser hijo.

Y claro, este año viene a Chile como estrella. Nicolás Jaar, de 21 años, es considerado un niño prodigio de la electrónica, con dotes musicales alabadas por The Guardian o NPR. Dicen que es un revolucionario. Un talento precoz. Y el 8 de diciembre dará un concierto en el Festival Mutek en Chile, el evento que difunde las nuevas tendencias de la música electrónica y las artes visuales. Jaar será el invitado de honor, el que encabezará la lista de artistas y será su estreno como músico en nuestro país.

Otro Jaar multitalentoso. Qué sorpresa.

EL PEQUEÑO PRODIGIO


Nicolás Jaar partió por el piano. Eso sí, fue un paso más que fugaz por la disciplina.

-A mí mamá le encantaba que tocara piano para ella, incluso cuando tenía 9 o 10 años y no tenía idea de lo que estaba haciendo. Ella siempre me alentó ese lado. Me decía que tenía que tomar clases y tomé dos lecciones: lo odié. Pero creo que eso todavía me ayuda, en muchas maneras.

La casa, dice él, estaba siempre llena de música y esos sonidos se le fueron colando en el inconsciente, como la colección de música africana de su papá, de música árabe. Nicolás Jaar comenzaba a componer en su computador. Y los veranos los pasaban en Maine, al norte de Estados Unidos, donde también usaba el entorno para sus creaciones adolescentes.

-A mí me parecía el lugar más aburrido del mundo. Era tan normal y simple. Íbamos a casas que estaban embrujadas, trataba de hacer música ahí. En este tiempo escuchaba mucho Pink Floyd, y la atmósfera, con Maine, los bosques, los lagos, como que le dio alguna forma a lo que hago hoy.

Lo que hace hoy, a sus 21, pero que empezó profesionalmente a los 17 años, es electrónica. Una electrónica no de punchi-punchi, clubes e Ibiza. Una electrónica entre calma y melancólica, que tiene capas, atmósferas, que casi se puede palpar. Y que lo ha convertido en, según The Guardian, el "hombre del renacimiento de la electrónica".

La historia de cómo se adentró en esa música es casi mítica: a los 14 años Jaar estaba de vacaciones en Chile con su familia, fue a una disquería y pidió el álbum de música electrónica más avanzado que había salido al mercado en el momento: le pasaron el del chileno Ricardo Villalobos, estrella del género en Europa. Nicolás dice que escuchó el regalo de su padre pero que era una música difícil de entender para su edad. Que fue su madre, y su novia de entonces, quienes lo instaron a darle una segunda vuelta, que había algo especial ahí.
A los 17 años, la formación electrónica ya iba bien encaminada: Nicolás Jaar lanzó su primer EP bajo el prestigioso sello Wolf + Lamb, de Nueva York; Jaar había tocado en vivo en una de sus famosas fiestas en Williamsburg (el sector más taquillero de Brooklyn) y luego lanzó su música con ellos. Padrinos de lujo. Luego, como no podía quedar tranquilo con tener 17 años y estar empezando a armar un exitoso camino en la música, lanzó su propio sello, Clown and Sunset. Este año lanzó su primer disco completo, "Space is only noise", para encontrarse, como ya está siendo tradición, con sólo aplausos.

-Es divertido, porque cuando tenía 12 o 13 años, cuando estaba de vacaciones, me iba de viaje con mi padre a sus giras como artista. Nos iban a buscar al aeropuerto, nos llevaban al museo, había comidas y la gente quería cenar con él. Cuando comencé a hacer giras con mi música era muy surreal porque era parecido y sentía que ya lo había vivido, pero en el mundo del arte.

-¿Era una gran presión tener a ese padre? Verlo tan influyente, tan importante en Chile.
"Sí, entendía que era un artista, que hacía muchas cosas, que era influyente en Chile. Especialmente en estos viajes cuando la gente se quería sacar fotos con él en conferencias. Pero a mí me divertía el hecho. Nunca lo tomé muy en serio y hasta hoy, si alguien es influyente, no hay que tomar eso en cuenta cuando se está con la persona. Lo influyente es el trabajo que hace, no la persona misma. Lo que quiero decir es que los días en que no me cae bien mi padre, me sigue gustando su trabajo. Y los días en que no me gusta su trabajo, me sigue gustando él como padre (se ríe)".

-Ya que vienes a Chile todos los años a veranear, ¿cómo sientes que ha cambiado el país?
"Se parece cada vez más a Miami. O a Los Angeles. No sé, definitivamente más norteamericano. Me acuerdo de ir al Jumbo a los 7 años, y ahora siento que cuando camino por Santiago toda la ciudad se transformó en un Jumbo".

EL FUTURO POR DELANTE
Tener 21 años es tener todo. Porque Nicolás Jaar puede que esté encontrando el éxito en la música y que se haya convertido en el futuro de la electrónica. Pero considerando que comenzó como adolescente, puede que mañana se decida a hacer otra cosa. Él lo sabe, lo siente y lo piensa.

-Pero lo bueno es que no es difícil seguir experimentando. Trato de plantearme pequeños proyectos, hacer cosas distintas cada vez que hago música. El otro día conocí una ópera que probablemente se convierta en una canción de mi segundo álbum. No es lo que hago normalmente, pero me sirve para seguir experimentando.

Jaar dice que lo de los aplausos por su música se lo toma con calma, que se ha ido dando de a poco y que, realmente, a él le importa más cuando a sus amigos o a su familia les gusta una canción nueva que les muestra, que cuando lo alaban en una revista. En parte porque su música es difícil de definir y él, como artista, difícil de ubicar en alguna casilla por lo experimental. Y por lo mismo, a él no le importa tanto lo que digan.

-Me gusta que la prensa no pueda definir mi música. La mejor música contemporánea que escucho hoy le da ese mismo problema a los medios, que no saben cómo definirla. Y pasa lo mismo con el Occupy Movement -el movimiento que se ha tomado Wall Street y otras partes de EE.UU.- que no es realmente sobre definir problemas, sino el discurso de la protesta. Los medios no saben cómo cubrirlo. Me interesa mucho no tener logo, género; ser música y hacer sentir cosas, eso me interesa.

Hoy Jaar está en la Universidad de Brown estudiando algo así como "Literatura comparativa". Vive en la ciudad, en un pequeño departamento, e intercala su tesis y clases con la música y las giras.

-Vivo una vida muy normal, en un departamento chico y bonito. Es un poco loco tocar alrededor del mundo y volver a la universidad, pero me gusta, me hace sentido.

-¿Por qué estudiar literatura y no música?
"Creo que estudiar música y hacer música es un poco incestuoso. Prefiero ser inspirado por otras cosas, hacer música en todo lo demás".

El plan para el próximo año, cuando termine sus estudios, es instalarse en Nueva York, probablemente en Brooklyn, junto a su sello de música, que en realidad se parecerá más a un colectivo de arte. La idea es hacer objetos, películas, música. Nicolás Jaar está esperando poder dedicarse a eso full time y volver el proyecto en algo cada vez más serio.

-Si tu mamá te empujó hacia la música, ¿está feliz de que te hayas dedicado a esto?
"Es la persona más apoyadora del mundo cuando le muestro mis composiciones más experimentales. Me ayuda mucho. Y mi padre también está muy orgulloso".

-Siendo hijo único, tenías gran peso de hacer algo importante.
"Pero también puede ser que, como soy el único, soy lo único que hay de lo que pueden estar orgullosos".

1 comentario:

Anónimo dijo...

emergió como una nube desde las cortinas que tapan este áspero y gris ambiente,donde intoxicarse es la condición de la existencia
gracias Nicolas Jaar