La Tercera
Menos shows, identificar nichos y revisar el costo de los tickets, son algunas de las medidas que estudia el sector.
por Marcos Moraga
“¡Vayan a alegar a la productora!”, gritaban los guardias del Teatro Caupolicán al centenar de metaleros que, ticket en mano, remecían las rejas del recinto de San Diego, reclamando por ver a Slayer. El lunes, a dos horas de su show, la banda canceló, anotando la última patinada en una cartelera que -por diversas causas- ya reunía las bajas de Jason Bonham, Next Generation Fest, Liza Minelli, Sandro el musical, The Beach Boys y Kasabian. Que sumó a Emmanuel y a Coldplay. Que plantea dudas sobre un mercado que pretendió celebrar más de 80 conciertos internacionales en tres meses.
“Estamos frente a una reestructuración”, comenta Francisco Goñi, director de T4F, la empresa que trae a Lady Gaga el martes y a Madonna el 19 de diciembre en el Estadio Nacional: “La industria se va a racionalizar en torno a cuánto se puede pagar a un artista y el valor del ticket promedio”.
“Quizás está sobrevalorado el poder adquisitivo. Las programaciones se van a tener que adaptar al género. La gente va a seguir consumiendo y quizás más, pero la capacidad tiene un techo”, agrega Carlos Geniso, director de la productora DG Medios, que tiene los shows de Tony Bennett (8 de diciembre) y Fiona Apple (6 de diciembre), entre otros.
Según el economista Rafael Garay, la abundancia de conciertos no es algo nuevo. “En 2010 fue similar”, recuerda. La diferencia está en la cifra de crecimiento que ha experimentado el consumo este año, entre el 6 y el 7%, en buena parte apoyado en el endeudamiento mediante crédito. “No es la oferta la que está saturada: es el medio de pago”, explica. “Si una entrada cuesta lo mismo que una consola de videojuegos, la segunda opción brinda una seguridad distinta”. Todo indica que este crecimiento de la deuda se mantendrá o crecerá durante 2013.
Eso viene aparejado a otros vicios, como realizar “ofertones” de último minuto, “algo sumamente peligroso como respuesta”, explica Garay, “un disparo en sus pies”. La práctica tiene historia: en diciembre de 1993, Paul McCartney visitó Chile y para llenar el estadio, la producción remató las entradas a cinco mil pesos, junto a tres tapas de cerveza.
“El 2x1 de Transistor (la productora tras Maquinaria) es una medida desesperada que nos deja sólo cosas negativas a los que nos dedicamos al negocio”, opina el administrador del Teatro Caupolicán, José Antonio Aravena.
Menos es más
En un año en que el Caupolicán agendó cerca de 150 fechas (contra unas 135 en 2011), la organización vio crecer la asistencia “en ciertos nichos”, con llenos para los tres conciertos de Manuel García y un sold-out de Illapu el viernes. Las grandes citas son las que se están vendiendo con dificultad. Lady Gaga y Madonna no han cumplido con las expectativas y la cantante de Bad romance ya activó su propia versión de un 2x1 para ciertas localidades.
“Hay una sensación de pequeña estafa”, aprecia Juan Andrés Ossandón, gestor de la Cumbre del Rock. Frente a ello, dice, los productores van a tener que “ponerse creativos”, por ejemplo, en abrir nuevos espacios para conciertos. “Pero la industria está jugando con fuego. Crea una desconfianza válida y lógica”, advierte el crítico musical de La Tercera, Marcelo Contreras. Las ofertas responden también a algo que la industria postula como un intocable: los precios. “Este es un país tercermundista que disfruta de algo parecido a una súper cartelera. Pero el sueldo promedio no da para ir a ver una vez a la semana a un artista internacional, cuando con eso puedes pagar un dividendo”, explica Contreras.
Como lección, dice Geniso, “habrá que revisar lo que cobran los artistas por sus giras”. Pero ni en DG Medios ni en T4F hablan de una fractura en las confianzas. Geniso explica que -como sucedió con el 60% de descuento en la platea baja de Robert Plant- los descuentos que su empresa prefiere “son en sectores específicos”. “La gente se da cuenta de que son coyunturales y comprará cuando haya contenidos que quiere ver”, asegura Goñi.
Así ocurrió con el concierto de Silvio Rodríguez en el Estadio Monumental, del 2 de diciembre, hoy prácticamente agotado. O la gira Gigante2 de Marc Anthony y Chayanne, que metió casi 50 mil personas al Estadio Nacional y sumó una segunda fecha en Movistar Arena. “Este boom -donde cualquiera cree que puede hacer un concierto- se va a regularizar, porque no puede haber 200 productoras”, comenta Alfredo Alonso, director de la productora detrás de esa visita, Bizarro.
Otro que suma fechas en vez de recortar: Dead Can Dance (3 y 4 de diciembre). Desde la productora que organiza ese concierto, toman apuntes sobre cómo trabajar el 2013: “Apuntamos a la selección de nuestros números con pinzas. Queremos entregar experiencias únicas y eso implica hacer no más de tres o cuatro al año”, comenta el director Rodrigo Pérez.
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