En la Biblioteca Nacional se exhiben desde hoy una serie de objetos personales del padre de "La Negra Ester" y las cuecas choras.
Romina de la Sotta Donoso
La Galería de Cristal de la Biblioteca Nacional ha estado cambiando la piel estos días: allí se ha instalado una línea férrea que, flanqueada por gigantografías, contará la vida y la obra de Roberto Parra (1921-1995). A lo largo de esos "durmientes", se despliega un collage de ilustraciones de Ignacio del Real y fotografías históricas, todo, articulado por textos inéditos del músico y escritor.
Con museografía de Alejandra Lührs, la investigación estuvo a cargo de Carolina Tapia. "Roberto Parra siempre fue muy patiperro, por eso utilizamos la idea del tren, para que él mismo cuente los eventos más importantes de su vida", aclara Tapia. "Apostamos por rescatar las entrevistas que él dio en su vida, porque en ellas uno descubre a una persona muy filosófica. Todo el mundo lo asocia con la cueca chora y el jazz guachaca, o con su obra literaria, pero su pensamiento más profundo ha quedado oculto, y él es mucho más que 'La Negra Ester", agrega.
En paralelo, sendas vitrinas reúnen objetos personales de Parra. La mayoría proviene de la colección de Catalina Rojas, y los manuscritos, del Archivo de Literatura Oral.
Junto a su guitarra está, por ejemplo la primera edición de "El Golpe" (que se publicó en forma póstuma), y los cuadernos y las hojas sueltas donde escribió esas décimas.
"No está su sombrero de cotelé, porque lo enterraron con él, pero sí el de marinero. También sus zapatos, corbatas y pañuelos, que usaba cuando se encachaba ", detalla Tapia. Igualmente, hay una colcha que le hizo su adorada madre, Clarisa Sandoval. Y al lado de sus boletas de honorarios como escritor están las de su taller de bicicletas.
No faltan los premios. Los que recibió en vida: medallas del Festival Cervantino y de la SCD, y que son los menos. Tampoco los que son más, los póstumos, como la medalla "Pablo Neruda".
Habla Tapia: "También hay uno que no recibió, pero que igual lo tuvo, el Apes, que se lo dieron al elenco de 'La Negra Ester', no a él. Así que el Boris Quercia se lo regaló".
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