El Mercurio
Ampliar el universo de donantes (entre ellos personas naturales y donantes con cargo al impuesto de herencia) y diversificar los proyectos susceptibles de recibir donaciones es lo que busca la reforma legal que se aprobó tras dos años de trabajo. La idea es ampliar los beneficios tributarios para que haya pequeños, medianos y grandes donantes.
Camila Ortiz Miranda
17 mil millones de pesos. Esa es la cantidad de dinero que se les inyectó a proyectos culturales chilenos durante el 2011 a través de la Ley de Donaciones Culturales. La llamada "Ley Valdés", fue aprobada en 1992 como una forma de impulsar los aportes de privados al campo de la cultura. A modo de incentivo, se estableció entonces que el 50% del monto donado fuera retribuido por medio de una exención tributaria.
Durante sus más de veinte años de funcionamiento, la normativa, si bien exitosa, ha sido objeto de numerosas propuestas para perfeccionarla. Aunque el número de donaciones ha ido aumentando con los años, no son pocas las observaciones que ha recibido, especialmente en términos de la necesidad de agilizarla y acercarla a los estándares internacionales, lo que permitiría aumentar el número de beneficiados y de donaciones.
Respondiendo a estas críticas, y con el objetivo de destrabar la normativa legal existente y aumentar la participación de la sociedad civil, es que se inició un proceso de reformulación de la misma, la que culminó el miércoles de la semana pasada con la aprobación de la reforma.
Se trata de un proyecto prioritario para la administración del Presidente Piñera: estuvo más de dos años en elaboración y posterior discusión en el Congreso, hasta llegar a su aprobación unánime en el Senado y por 84 votos a favor y 1 en contra en la Cámara Baja. Justo a tiempo para alcanzar a ser parte de los logros del próximo discurso del 21 de mayo. Entre las novedades incorporadas destacan principalmente el aumento en el número de donantes y beneficiarios de la ley, así como la ampliación de los plazos de ejecución de los proyectos (de 2 a 3 años), una mayor fiscalización y la posibilidad de comercializar los productos realizados con estos fondos, lo que antes no estaba permitido.
Posibilidad de donar colecciones
Uno de los aspectos más destacados por distintos expertos del área cultural es el aumento del universo de beneficiarios y, principalmente, donantes. Si hasta la semana pasada solo las empresas con utilidades y los contribuyentes del impuesto global complementario podían realizar donaciones y recibir rebajas tributarias, ahora podrán también hacerlo, entre otros casos, las empresas con pérdidas, las personas naturales que sean empleados dependientes, chilenos no residentes o extranjeros con actividad comercial en el país, y los contribuyentes del impuesto a la herencia. La idea es incrementar el universo de posibles donantes, cuyo número, según cifras del Consejo de la Cultura y las Artes, se ha mantenido estático en los últimos años e incluso con tendencia a la baja.
Como explica el ministro Luciano Cruz-Coke, "esta reforma significará un enorme salto para la cultura y el patrimonio en nuestro país, fortaleciendo el rol de la sociedad civil en el desarrollo cultural. De este modo, todo aquel que quiera donar no tendrá ninguna excusa, pero sí muchos incentivos para hacerlo. Esta nueva ley ampliará enormemente el camino avanzado, incentivando que pequeños, medianos y grandes donantes, así como distintos tipos de gestores culturales, puedan comprometerse con el desarrollo cultural de nuestro país".
La idea es lograr que las donaciones culturales no sean atribución exclusiva de las grandes empresas. Así se explica la incorporación, por ejemplo, de los contribuyentes del impuesto a la herencia como posibles donantes, quienes podrán donar tanto en especies como en dinero, con cargo al impuesto a la herencia. La idea detrás de esta medida es, sin embargo, privilegiar la donación de colecciones. Como explica Óscar Agüero, secretario ejecutivo del Comité Calificador de Donaciones Culturales, esto es especialmente novedoso, ya que "posibilita la donación de colecciones completas que de otra forma se pudieran haber perdido tras la muerte del coleccionista. Este incentivo tributario constituye así un esfuerzo por mantenerlas íntegras, evitando que se desarmen", señala.
Apoyo a la mantención de monumentos
Además incorporar nuevos donantes, la modificación a la ley trae bastantes novedades. En cuanto a los beneficiarios, por ejemplo, destaca la incorporación de la Dibam y los propietarios de inmuebles que tengan alguna declaratoria patrimonial. Para Emilio de la Cerda, secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, esto último es especialmente importante ya que ayuda a suplir una deuda histórica del Estado en cuanto a la preservación del patrimonio nacional.
"Hacían falta una serie de medidas para mejorar la conservación del patrimonio en Chile. Hasta el momento teníamos una protección muy legalista de nuestro patrimonio, es decir, que establece un marco legal y categorías como las de monumento histórico y zonas típicas, pero no mucho más. No existía una acción decidida para la inversión de fondos en estos bienes. Aquí la "Ley Valdés" lo que hace es suplir una dimensión importante de esa brecha y es el primer paso en una batería de medidas que pretenden subsanar esta precariedad basal que tiene nuestra protección del patrimonio declarado", destaca De la Cerda.
Similar es la opinión de Óscar Acuña, ex secretario ejecutivo del Consejo, quien señala: "Es una muestra del desarrollo del país el que estemos preocupándonos en serio del tema patrimonial. Hoy día, tener a cargo un bien patrimonial es algo que es de exclusiva responsabilidad del propietario. Tenemos que avanzar en que sea una responsabilidad mucho más colectiva. La aprobación de esta nueva ley apunta precisamente en esta línea", indica el actual rector de la Universidad SEK.
Se podrán vender los libros
De la Cerda agrega, además, que si bien es muy pronto para hacer proyecciones con respecto a cuánto aumentará la inversión con la aplicación de estas modificaciones, la tendencia debiese ser al alza. "No sabemos cómo se irá a dar, pero el escenario es prometedor ante el aumento del universo de donantes. Si consideramos que un gran proyecto de restauración patrimonial, por ejemplo, podría alcanzar fácilmente los cuatro mil millones de pesos, podemos proyectar un incremento significativo en la inversión", explica.
Otro punto a destacar es la modificación que permite la comercialización de los productos realizados a través de proyectos financiados por medio de la Ley de Donaciones (como libros, espectáculos o proyectos audiovisuales). Antes, las publicaciones no podían ser vendidas o no se podía cobrar entrada. Ahora sí podrán ser comercializadas, aunque con la condición de que se realice una retribución cultural a la comunidad (distribuyendo ejemplares gratuitos, haciendo shows sin costo, etcétera). Como explica Carlos Aldunate, presidente de la Corporación de Patrimonio Cultural de Chile, el cambio es relevante ya que ayuda a fomentar el acceso a estos objetos. "En una sociedad como la nuestra, la comercialización es la vía de distribución más efectiva, la única manera de que los productos lleguen donde realmente se los necesita. Hoy en día, las instituciones donatarias no tienen cómo distribuirlos y, por lo tanto, acumulan libros, CDs y otros productos de muy buena calidad, los que quedan olvidados en las bodegas", señala el también director del Museo Precolombino.
Plataforma para escoger dónde donar
La ley también trae novedades para los antiguos donantes, quienes anteriormente no podían descontar más de 14.000 UTM como beneficio tributario. Hoy, esa cifra aumenta a 20.000 UTM (poco más de 800 millones de pesos), en una medida orientada a incrementar el monto en dinero de las donaciones recibidas, que si bien ha crecido exponencialmente, no representa aún más del 10% de lo que el Estado invierte en cultura. Además, podrán acceder (al igual que los nuevos donantes) a la plataforma virtual que, junto con la nueva ley, entrará en vigencia el 1 de enero de 2014 y a través de la cual se podrá acceder a un banco de proyectos aprobados y que estén en busca de donaciones. Esta plataforma también servirá como un centro de emisión de certificados y de recursos (como modelos de estatutos para la creación de corporaciones), con el objetivo de modernizar el sistema y facilitar el acceso a la información a distintos productores y gestores culturales.
Esta mayor fiscalización y transparencia es algo que destacan por parte de Minera Collahuasi, una de las empresas que más aportan en cultura por medio de la Ley de Donaciones. "Creemos que es indispensable que haya total transparencia en la presentación, tramitación, aprobación y realización de los proyectos. En este sentido, alabamos la acuciosidad del Comité Calificador de Donaciones Culturales en esta tarea, la que se ve reforzada en la nueva 'Ley Valdés'", señala Bernardita Fernández, gerente de Asuntos Corporativos de Collahuasi.
Otro aspecto que interesa a las grandes empresas que se acogen a la Ley de Donaciones es la mayor agilidad con la que se podrá realizar el proceso, así como el aumento en las opciones a la hora de elegir en qué aportar. Como señala Gema Swinburn, gerente de Relaciones Institucionales de Banco Santander: "Estas modificaciones significan un incentivo a seguir apoyando, o bien apoyar con un poquito más de plata. Además, al aumentar los posibles beneficiarios, aumentan también las alternativas de dónde donar", explica.
Se busca incentivar la donación de colecciones.
Lo que viene: los fondos patrimoniales
Si bien esta reforma es una de las más grandes de las que ha sido objeto la Ley de Donaciones Culturales, existe una modificación significativa que quedó pendiente. Se trata de la incorporación del endowment , o fondo patrimonial, como alternativa de financiamiento para los beneficiarios de la Ley de Donaciones. En términos prácticos, esto significaría que recursos recibidos a través de esta ley podrían inyectarse a un gran "fondo patrimonial", el que sería utilizado como capital para realizar inversiones inmobiliarias o bursátiles, por ejemplo, y cuyas utilidades serían utilizadas por los beneficiarios de las donaciones culturales.
La idea detrás de los fondos patrimoniales es que proyectos de gran envergadura y que requieran constantemente de recursos (como un nuevo museo que debe enfrentar costos operacionales mensuales, por ejemplo) cuenten con una fuente de financiamiento permanente y no tengan que estar postulando reiteradamente a proyectos de financiación.
Si bien esta era una de las aristas que más le interesaban al Presidente Piñera en la reforma de la Ley Valdés, se decidió dejarla fuera de esta modificación por razones de tiempo. De todas formas, el interés persiste, por lo que existe un proyecto en el que se está trabajando de forma informal (y que tiene un estado de avance considerable), con el objetivo de llevarlo a conversaciones con el Ejecutivo y el Parlamento y poder aprobarlo antes del final de esta administración.
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