domingo, mayo 12, 2013

Masa y alta cultura: ¿Un matrimonio feliz?

El Mercurio


Conciertos que unen lo docto y lo popular. Obras de arte impresas en objetos de uso cotidiano. Exposiciones que se basan en el desarrollo tecnológico del siglo XXI. Son muestras de una alianza que beneficia al público amplio.

Eduardo Miranda

En cifras: 20 mil personas aplaudieron a Plácido Domingo y Verónica Villarroel el año 2007 cuando llegaron a la Plaza de Armas de Santiago para interpretar arias de compositores como Cilea y Puccini. También en 2007, más de 8 mil personas llegaron al Parque de las Esculturas, en Providencia, para aplaudir a la soprano Cristina Gallardo-Domâs. Cerca de 900 reproducciones de pinturas y 1.500 dibujos de Vincent van Gogh proyecta la exposición multimedial "Van Gogh Alive", que estará hasta el 30 de junio en Espacio Riesco. En total, unos 60 mil sets de canje con porcelana con diseños de la artista Matilde Pérez son los que promociona, por estos días, la marca Redcompra.

Todos son números que no siempre alcanza el arte en formatos convencionales. Cruzar las paredes de museos y teatros fue fundamental para llegar al gran público. Los expertos son los primeros en defender la unión entre la masa y el arte, un maridaje que es visto con buenos ojos por la mayoría.

"Respecto de este tipo de manifestaciones, Abraham Moles -a quien valoro y respeto por la rigurosidad de su trabajo investigativo en torno al arte y la sociedad de consumo- señala lúcidamente la importancia que tienen los medios, la industria productora de objetos, las reproducciones de bajo costo y, en general, productos de consumo masivo como 'formas' de sincretismo entre la denominada alta cultura y la cultura de masas", explica Roberto Farriol, actual director del Museo Nacional de Bellas Artes.

Aunque esta historia no es del todo nueva en el mundo ni en Chile, la actual temporada nacional trae ejemplos muy contundentes. Uno de ellos lo ofrece el compositor y violinista André Rieu, que ya ha vendido 35 mil tickets y que tendrá cuatro conciertos en el Movistar Arena, a partir del 30 de mayo. Uno de ellos está agotado.

El músico ha construido su carrera sobre lo que él define como "difundir la música clásica y ponerla al servicio del público masivo". Hoy es señalado como un ícono en esto de llevar un producto considerado de élite a estadios y plazas públicas. "Todo lo que sea masificar el consumo del arte es bueno", dice tajante Andrés Rodríguez, director artístico del Teatro Municipal de Santiago. Y continúa: "Ya lo hizo Pavarotti, que fue uno de los primeros en pararse ante el público masivo. Lo siguieron los Tres Tenores, que él mismo integró, y que recorrieron el mundo popularizando el arte del canto, siempre ante auditorios que llegaban hasta las 50 mil personas. Todo eso implicaba acercarse al público en una dimensión más informal".

Otro ejemplo de nuestros días lo ofrecen tres de las mayores estrellas de la ópera de hoy: Jonas Kaufmann, Anna Netrebko y Erwin Schrott han tenido un éxito sin precedentes con su concierto tripartito que han paseado por plazas y estadios de Europa.

Haciendo arte en serie

En estas circunstancias, ¿pierde el arte su esencia? ¿Es solo esa experiencia íntima, lejos de la producción en masa, lo que le da valor a una obra?

"Teniendo por premisa que un producto seriado, ofrecido en todo museo como un souvenir o un objeto funcional, como por ejemplo una taza, donde se reproducen obras de artistas, se podría señalar que este objeto no es una forma de vivir 'la experiencia del arte', pero sí puede ser un vehículo para despertar el interés por conocer el arte", responde Farriol.

Es lo que ha hecho desde 2006 la marca Redcompra, generando productos masivos ligados a la plástica. La idea es crear una promoción anual para los clientes de esta forma de pago. Primero fue un juego de té con diseños de Samy Benmayor, quien al año siguiente también imprimió su creatividad en un juego de vajilla. Mario Toral también hizo su aporte a un juego de copas de cristal y Gonzalo Cienfuegos, a un set de cóctel.

"Efectivamente, se imprime una creación particular en un objeto de uso cotidiano, pero que mantiene sus características de pieza artística. Los materiales que se usan son nobles, hay un trabajo muy delicado en cada uno de estos productos que tienen un stock que, dentro de su masividad, también es limitado", explica Ricardo Blumel, gerente de márketing de Transbank, la empresa de la que depende la marca Redcompra.

Claro que, al comienzo, la relación con los artistas no es fácil, y hay todo un proceso que enfrenta la marca antes de generar un producto de este tipo. "Es toda una fase de seducción, donde se invita al artista a crear un producto que no tiene características necesariamente mercantilistas. Hay que demostrarles que se trabajará con seriedad y que su obra no quedará expuesta", explica Blumel. Luego de eso, los artistas escogen el diseño que será reproducido o lo crean de manera especial. En el caso de Matilde Pérez, se seleccionaron muestras representativas de su arte cinético para ser impresas. "Nunca nos hemos quedado con una muestra de los objetos. Siempre se han vendido todos con rapidez", agrega Blumel.

"Décadas atrás eran impensables estas prácticas. Ya que cada contexto social y político condiciona, establece o promueve ciertas formas de relaciones entre arte y sociedad. En este sentido, el artista da una respuesta, un reflejo o genera una resistencia de su contexto histórico", argumenta Farriol.

Bienvenido el público nuevo

Todas las opiniones apuntan que llegar a un formato masivo diversifica al artista en su creación. Lo hacen transversal y cercano. "Los más puristas quizás van a reaccionar más y sentirán que el artista se está alejando de su talento. Pero la verdad es que se enriquece. No le quita, sino que, al contrario, le agrega", refuerza Andrés Rodríguez. Y añade: "Los espectáculos en un formato amplio terminan siendo igual que la pieza original que se reserva para un escenario más íntimo. Además, la empresa privada está apostando por este formato a la hora de difundir el arte".

En sus últimos conciertos, Plácido Domingo ha presentado un programa que incluye ópera y zarzuela, y que llega hasta canciones populares latinoamericanas y chilenas. Jonas Kaufmann, el mejor tenor de nuestros días, cantó en la final de la Champions League. Cristina Gallardo-Domâs lo hizo para la FIFA y ante Pelé. El pianista Roberto Bravo realiza espectáculos acompañado de cantantes, y figuras como Verónica Villarroel, la francesa Emma Shaplin y hasta el propio Domingo han llegado al Festival de Viña del Mar. "Lo importante aquí es que se cree el interés, que se atraiga a personas que no asistirían a un concierto docto por iniciativa propia. Si a un espectáculo se suma público nuevo, bienvenido sea", dice Rodríguez. Y Farriol coincide. "No hay que olvidar que buena parte de lo que sabemos de ciertas obras de arte que nos parecen tan familiares mucho antes de haberlas visto en sus museos las apreciamos bajo otras formas de reproducción. Cada innovación tecnológica repercute en el arte, del mismo modo que lo hace en todas las prácticas de una sociedad y la propia noción de lo real".

El desarrollo tecnológico cada día colabora más en el hecho de apreciar el arte, como se puede constatar en las visitas guiadas a museos disponibles en la web o en "Van Gogh Alive", que proyecta cuadros del gran pintor en una sala de 2 mil metros cuadrados, instalada en pleno Espacio Riesco. "Acá la tecnología y el arte también se unen con fines educativos", explica el productor Gabriel Agosín, responsable de la muestra. "Todo apunta a un público familiar que bien puede disfrutar de las obras en un formato poco convencional, con música de fondo. Eso permite que los niños aprecien, se interesen por el arte en un lenguaje que está más cercano a lo cotidiano. Puede ser un estímulo para el artista escondido que habita en cualquiera de esos niños".

La muestra "Van Gogh Alive" estará hasta el 30 de junio en Espacio Riesco, Avenida El Salto Norte 5000, Huechuraba. De lunes a viernes, de 10 a 20 horas.

André Rieu, conocido como "el rey del vals", tendrá cuatro funciones, desde el 30 de mayo en Movistar Arena. Las entradas van desde los $20.000.

El director indio Zubin Mehta y la Orquesta Filarmónica de Israel estarán en el Teatro Municipal y tendrán una función gratuita en Movistar Arena en agosto.

"Museo a cielo abierto" es el nombre de una muestra emplazada en Valparaíso y congrega murales de artistas como Toral, Antúnez y Balmes en pleno Cerro Bellavista.

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