El bajista prepara el regreso de Los Fabulosos Cadillacs en septiembre, cuando completen la inédita cifra de ocho presentaciones en Chile en 15 meses. A ellas llegarán de la mano de "La salvación de Solo y Juan", disco editado en 2016 y que, asegura, se entenderá mejor "en cinco o diez años más".
Sebastián Cerda
Su arma por excelencia es el bajo eléctrico. Con ese instrumento a cuestas, al argentino Flavio Cianciarulo se le ha visto por más de tres décadas en los más diversos escenarios, sobre todo al frente de una banda que se transformó en institución del rock latino: Los Fabulosos Cadillacs.
Sin embargo, en el mapa del Sr. Flavio -como se le conoce en la escena- también hay otros artefactos que acaparan su atención, y en estos días casi en un cien por ciento: las tablas. Así lo evidencia al tomar el teléfono en Brasil. "Acabo de salir del agua, estaba surfeando con mis hijos, montando olas. En la tarde nos vamos a andar en skate . No estoy de gira ni con los Cadillacs ni con otros proyectos, estoy pasándolo bien, sin ningún tipo de responsabilidad", cuenta.
Pero ese relajo se verá próximamente interrumpido cuando Cianciarulo vuelva a la rutina de aviones y hoteles junto a su banda, y con Chile en el horizonte: Los próximos miércoles 13 y sábado 16 de septiembre, los hombres de "Matador" estarán una vez más en suelo nacional, para ofrecer presentaciones en Movistar Arena y en Gran Arena Monticello, respectivamente.
Ambas fechas suponen una inusual marca en nuestro medio. Porque si bien no es raro ver a artistas extranjeros presentándose una o más veces por año en teatros menores, en su siguiente pasada Los Fabulosos Cadillacs completarán ocho conciertos en apenas 15 meses, y casi todos en recintos para más de diez mil personas. Entre ellos, el Festival de Viña del Mar, con un show que anotó 28 puntos de rating .
Pero, para Cianciarulo, "en la música, la rutina no existe", por lo que regresar asoma como una buena noticia en su agenda. "Siempre para nosotros es muy alentador ir para allá. Hemos creado un lazo afectivo muy lindo con el público, nos sentimos queridos, los queremos, así que siempre es un placer. Además, nunca un show es igual al otro, y al ver a los Cadillacs en vivo creo que eso se nota: la energía, la emoción. Al menos yo le pongo eso".
-¿Dónde cree que está el sentido de las visitas hoy? ¿Son para refrendar el vínculo con los fans de siempre, o para sumar nuevos?
"Un poco de ambas. Los Cadillacs ya somos una banda de hombres grandes, lo que en cierto modo te sitúa en un lugar nostálgico para el fan que creció con nosotros, pero también está buenísimo que haya gente joven que va porque le interesa el rock".
-¿Y el repertorio se transforma en un dilema? Seguro que varios fans los han visto más de una vez, y hace cinco meses hicieron un show que todo Chile siguió por televisión...
"En cada presentación nos divertimos cambiando las listas de temas, eso nos refresca, nos divierte y me parece que es la mejor entrega que al público se le puede dar. Creo que el primero que se tiene que divertir es el artista, para así poder divertir a su público. La entrega hacia ellos parte por la entrega hacia uno mismo".
-¿Cuesta equilibrar el hambre de los fans por escuchar clásicos, con las ganas que ustedes deben tener por tocar las canciones de su último disco?
"Yo me quedo con el público que no es egoísta en ese sentido. Entiendo a los que quieren los grandes éxitos, pero yo también soy público y siempre apunto a que me muestren lo nuevo. A los que solo van por los hits, está bien y se los agradezco, pero yo no me identifico con ellos. A mí me gustan las nuevas propuestas. El que busca solo el hit no tiene magia, es muy predecible. Qué aburrido ser así. Yo no soy así, y me identifico con los que no son así, que obviamente tienen ganas de escuchar 'Matador', pero también de escuchar lo nuevo".
Los años no cuentan
"Lo nuevo", en términos del Sr. Flavio, tiene nombre propio: "La salvación de Solo y Juan", el disco que publicaron en 2016, que se embolsó dos Latin Grammy y que puso fin a 17 años en que los Cadillacs no editaron álbumes formales (desde 'La marcha del golazo solitario', en 1999).
Claro que el bajista sale al paso de esa extendida aseveración: "En ese tiempo hicimos un montón de cosas, incluso en solitario, porque mientras somos solistas también somos Cadillacs. Y cuando volvimos en 2008 nos propusimos hacerlo con canciones nuevas, y las hay en 'La luz del ritmo' (2008) y en 'El arte de la elegancia' (2009). Entonces no es tan así como que fueron 17 años de un disco al otro, con un desierto oscuro e inconmensurable en medio".
Pero donde los años sí vuelven a ofrecer un margen es en el tiempo de maduración que -estima- vivirá esa última producción en los oídos de la audiencia. Según Cianciarulo, "La salvación de Solo y Juan" es una obra "que muchos no van a entender hasta mucho más adelante. En cinco o diez años más van a decir 'uy, Flavio, qué disco'. Y claro que sí. Modestamente, es una obra aparte. No quiero sonar petulante, pero capaz que ahora no se entienda".
-Con ese ánimo de ir hacia adelante, ni hablar de celebrar los 25 o 30 años de un disco emblemático, como están haciendo tantos hoy en día...
"Nosotros estamos en contra de eso absolutamente, porque hicimos un disco nuevo y es una ópera rock. O sea, los Cadillacs están renovados. 30, 40, 50 años, qué importa, da lo mismo. Seguimos tocando juntos, y eso es lo que más celebramos entre nosotros. Estamos apuntando mucho más adelante que festejar 30 putos años".
-¿La incorporación de Ástor (hijo de Flavio) y Florián (hijo de Vicentico) forma parte de este ánimo?
"Eso nos ha renovado muchísimo, nos ha refrescado, es nuestra sangre. Primero que todo, los chicos tienen su lugar ahí porque son unos músicos increíbles. Esto puede ser una novedad para quien lo ve de afuera, pero no lo es para mí. Ástor viene tocando con los Cadillacs hace mucho tiempo como invitado, y también ha estado conmigo en proyectos más underground . Con mi otro hijo tenemos una banda de metal pesado. En definitiva, los Cadillacs muestran lo que somos, lo que yo soy siempre. Así es mi vida".
-¿Cómo se vive esa dinámica en su calidad de padre?
"Es una situación hermosa. Yo estoy siempre con mis hijos, en muchos proyectos. Ahora estamos surfeando, andando en skate . Eso me hace muy feliz, no tiene precio. Mi viejo era un copado, un divino, pero no compartíamos tantas cosas. Solo extraordinariamente, en un momento de la noche, escuchábamos música un ratito. Pero yo hacía mi vida, él la suya, mi vieja la suya. Y no me quejo. Pero estas generaciones nos han dado esto de acercarse más, estar juntos. Y lo vivo como un don, no tengo palabras para describir lo agradecido que estoy de la vida por eso".
-¿Es la idea que los hijos pavimenten la continuidad del grupo más allá de ustedes, como ha sucedido con Los Jaivas?
"Eso es hermoso, larga vida a Los Jaivas, una de las bandas más hermosas del planeta Tierra. Y claro que sí, nosotros nos aferramos a esos ejemplos en los que se va sucediendo la tradición. Estará en manos de ellos si quieren seguir o no, pero ya el hecho de estar tocando juntos es lo mejor".
Los próximos miércoles 13 y sábado 16 de septiembre,Los Fabulosos Cadillacs estarán una vez más en suelo nacional, para ofrecer presentaciones en Movistar Arena y en Gran Arena Monticello, respectivamente.
El lado under
"Underground" es una palabra que asoma con frecuencia durante una conversación con el bajista de Los Fabulosos Cadillacs, y siempre en un lugar enaltecido. "Agradezco al mainstream porque me pone en el lugar en que me pone y puedo vivir como un músico profesional, pero el underground me gusta igual o más", sentencia. Y de esa esfera Chile también será testigo en esta próxima visita, ya que Cianciarulo adelantará el viaje para compartir escenario el domingo 10 de septiembre con el icono punk Boom Boom Kid, en la discoteca Blondie. "Así es que estaré en el underground hermoso, fino, solo para entendidos, y luego con la multitud hermosa que nos aguarda, y que también quiero mucho. Yo toco en todos los escenarios. Para mí, que un músico toque solo en estadios no está bien. Yo necesito del under ".
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