Hoy y mañana abordará con la Orquesta Sinfónica el Concierto N°2 de Penderecki, con la dirección de Daniel Raiskin, quien ha trabajado directamente con el compositor polaco.
Romina de la Sotta Donoso
Fue escrito para el mayor virtuoso del violonchelo del siglo XX, Mstislav Rostropovich, quien lo estrenó con la Filarmónica de Berlín y bajo la dirección de Krzysztof Penderecki, su autor, en 1983. El Concierto para chelo N° 2 del autor polaco se convirtió inmediatamente en una pieza clave de la literatura universal para el instrumento.
"Es una obra extensa, grande, muy ambiciosa. Es bastante difícil, pero está muy bien construida. Es uno de los mejores Conciertos del siglo XX, y sigue los modelos de Shostakovich, Lutoslawski y Dutilleux. Su lenguaje es menos original, porque Penderecki absorbe todos los estilos", dice Daniel Raiskin. Este músico holandés, de origen ruso, accedió a reemplazar a la batuta inicialmente comprometida para este programa, el premiado director alemán Marcus Bosch.
Lo bueno es que Raiskin ha dirigido varias veces esta pieza, y ha trabajado con el conocido compositor polaco de 83 años. "Él sabe exactamente por qué ha escrito cada cosa y cómo quiere que suene, pero no deja espacio para la interpretación, tienes que tocar cabalmente lo que está escrito", cuenta.
Los conciertos son hoy y mañana, a las 19:40 horas en el Teatro Baquedano. El solista será Celso López, quien ingresó a la Sinfónica en 1986 y es chelo solista desde 2001.
"Será la primera audición de esta obra en Chile, y estoy un 99% seguro de que en Latinoamérica no se ha interpretado", dice López. "Es una obra bastante emocional y muy descriptiva. En ella se reflejan los años de Solidaridad, de Lech Walesa, y del clamor de un pueblo luchando por su independencia".
Coincide Raiskin: "Fue escrita pocos años antes de la Perestroika, y en ella Penderecki se alinea con la tradición de Shostakovich y Schnittke, los grandes compositores de la resistencia a la dictadura soviética".
López confidencia: "Conocí a Penderecki a través del cine, cuando vi 'El Resplandor', en los años 80. Recuerdo haber salido del cine aterrorizado y al mismo tiempo fascinado con la música". Kubrick, en ese filme utilizó "De Natura Sonoris" (1965), una de las famosas obras vanguardistas de Penderecki.
El Concierto, en todo caso, está muy lejos de ese lenguaje. De hecho, es posromántico.
La Sinfónica lo contrastará con la Séptima Sinfonía de Beethoven. "Quedé estupefacto con lo bien que la toca la orquesta, era casi como si Beethoven fuera chileno", dice Raiskin. Pero el programa no abrirá, como estaba programado, con la Obertura "Fausto" de Wagner, sino con la de "Euryanthe", de Von Weber.
"Ese cambio fue un requerimiento mío; yo no dirijo Wagner. Como una persona de origen judío, no me siento obligado a dirigir un símbolo musical de la alienación de millones de judíos", dice Raiskin.
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