El psicobiólogo y músico español Jordi A. Jauset se refiere a los descubrimientos del campo de la neurociencia que demuestran que la música impacta positivamente en la formación de los niños y también en la etapa de la neurodegeneración celular.
Por Juan Antonio Muñoz H.
¿Podemos vivir sin la música? "Absolutamente, no", define Jordi A. Jauset, máster en psicobiología y neurociencia cognitiva de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor superior de música. "La música es innata al ser humano, como el movimiento o la danza. Son aspectos propios porque implican un significado de alegría, de cohesión, de relación, y el ser humano es un ser totalmente relacional. El ser humano necesita de la música".
Pero no solo la necesidad de la música se impone como foco de interés, sino también la particularidad de la música como arte capaz de penetrar el organismo, pues las ondas sonoras viajan por el cuerpo lo que implica modificaciones en nuestro interior, al punto de poder alterar nuestro metabolismo y aun nuestra información genética.
Jauset hace una distinción: "A veces decimos que hay música cuando escuchamos a un grupo que está cantando, pero eso no es cierto: lo que ellos producen son vibraciones mecánicas que nuestro cerebro interpreta como música. A nivel físico, la música es la variación de la presión atmosférica. Sucede también con la visión, que también es una interpretación del cerebro. Para entender por qué la música nos influye, es básico entender cuál es el origen físico de la música, cómo el sistema auditivo capta esa energía y cómo la transforma en impulsos eléctricos que van a distintas partes del cerebro. La neurociencia lo ha podido explicar a nivel de imágenes, pero es más fácil hacerlo con algo tangible que con algo que no lo es. Entonces hay un poco de misterio... Siempre digo que la música no es magia, pero tiene magia y la neurociencia nos ayuda a descubrir esa magia".
El gran error
Por cierto, la música evoca emociones, y por eso las personas se conectan con determinadas formas de música o con determinadas melodías. Pero, ¿dónde radica la importancia de que las emociones sean evocadas?
Simplemente en que "las emociones son lo más poderoso que tiene todo ser humano ya que movilizan todos nuestros recursos", puntualiza Jauset. "Cuando entendemos que la música está modificando niveles de transmisores y efectuando ciertas conexiones en determinadas partes del cerebro es que podemos empezar a pensar por qué la música puede aplicarse para mejorar la calidad de vida o por qué la música es útil para estimular las funciones cognitivas".
Aunque los avances respecto de estos conocimientos son cada vez mayores y en muchos países gracias a ellos se han cambiado hasta los programas educativos, en Chile -y también en España, como comenta Jordi A. Jauset- la música sigue estando relegada. "Eso es un gran error. Ojalá que vengan los políticos a escuchar la conferencia (ver recuadro). La música es fundamental para desarrollar a la persona como un ser humano íntegro, porque está súper comprobado que estimula las funciones cognitivas, la atención, la concentración. La música es un poderoso estimulador de la neuroplasticidad cerebral. Hay diferencias entre el cerebro de un niño que estudia música de uno que no lo hace: tiene áreas de mayor densidad neuronal, áreas de mayor densidad de materia blanca, volúmenes superiores en el cerebelo. Todo eso le da la posibilidad de una mayor transferencia de información. Hay una línea de investigación nueva que ha observado que como todos los cerebros de los músicos tienen estas densidades mayores, cuando llega la etapa de la neurodegeneración celular, la llamada tercera edad, los músicos van a tener esta neurodegeneración más lenta, lo que se va a traducir en una mejor calidad de vida".
En este punto es interesante que en enfermos de Alzheimer se ha visto que olvidan muchas cosas, pero no la música que escuchaban. "Esto continúa siendo un misterio", dice Jauset. "Se han hecho estudios para ver cuáles son las áreas del cerebro que permiten conservar la música. En los enfermos de Alzheimer se ha detectado que esas áreas que conservan la música tienen la misma densidad de amiloides que todas las demás, pero en ellas no se traduce en un mal metabolismo de la glucosa, como sí ocurre en otras áreas del cerebro. El punto es que no se sabe por qué".
La voz y los mantras: armas poderosas
¿Y qué sucede con la voz? Muchas veces conectamos con una voz y no con otra. Hay voces que una persona siente que le pertenecen y otras que le parecen ajenas. "La voz es el instrumento musical más perfecto. Y es precisamente por su gran capacidad para llegar a otro. La voz es el primer contacto de una madre con su hijo, a través del canto. La voz es un arma muy potente", dice Jauset.
En un mundo más elaborado también es posible establecer que se da una conexión superior entre una voz determinada y una sensibilidad determinada. También hay una cultura que integra el proceso, lo mismo que ocurre con la música instrumental. Es difícil pensar que alguien de una cultura poco nutrida vaya a conectar fácilmente con música compuesta, por ejemplo, por Debussy o por Alban Berg. Lo mismo ocurre con las voces; es más probable que mucha más gente conecte con el espectáculo de una voz potente o que hace cosas sorprendentes, que con una voz que ofrece un mensaje interpretativo de otro orden.
"Tuve una experiencia extraordinaria con la voz en Praga", comenta Jordi A. Jauset. "La ópera y el canto no me han atraído nunca tanto como la música instrumental. Pero una vez, en una iglesia pequeña fui a un concierto en el que cantaba una soprano. No olvidaré nunca las sensaciones que tuve al escuchar su voz y la conexión tan especial que tuve con esa persona. Se me ha venido ahora a la memoria, y mientras lo relato he estado viviendo durante algunos segundos esa experiencia otra vez".
Esto, que a muchos puede parecerle un pensamiento de nueva generación, es algo que las civilizaciones antiguas también supieron. El mejor ejemplo de ello lo encontramos en los mantras. "El mantra más importante que existe es nuestro propio nombre. Ha habido casos de personas que han estado en coma y han salido de él o bien porque se les ha llamado muchas veces por su nombre, porque el nombre es nuestra identidad, o bien porque han escuchado música que les ha evocado algo y han sido estimulados por ella. Se está descubriendo que el cerebro capta cosas incluso en estado de coma. Hay antiguos mantras en sánscrito que al parecer lo que logran es producir una determinada vibración que a través del paladar, por unos canales similares a los yadis de la acupuntura, llegan hasta la hipófisis, centro del cerebro que regula muchas cosas. Yo creo que si tú estás convencido de algo o si para ti una determinada palabra tiene fuerza o poder, ese es tu mantra".
Jordi A. Jauset conversará con Francisco Claro, doctor en Física , sobre el asombroso poder de la música en el cuerpo, la mente y nuestros genes. Todo, como parte de un nuevo Encuentros El Mercurio que se desarrollará el miércoles 16 de agosto, a las 19:30 horas, en el Teatro Mori Parque Arauco. El valor de la entrada es de 8.000 pesos para público general y de 6.000 pesos para socios del Club de Lectores. Más información y venta de entradas en el sitio http://encuentros.elmercurio.com.
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