Sus obras han sido versionadas por los más relevantes grupos clásicos y de rock. Este influyente compositor estadounidense es un puente entre Oriente y Occidente.
Romina de la Sotta Donoso
Sucedió en 1964. Terry Riley aún no cumplía 30 años, cuando compuso una obra que lo cambió todo. Se llama "In C" (es decir, "En Do") y contiene 53 frases musicales o módulos de diversa longitud que cada intérprete puede repetir como quiera, siempre que lo haga sobre un pulso constante en la nota Do.
La obra fue el punto de partida del Minimalismo. Influenció a figuras como John Adams y Philip Glass, y tuvo impacto global: conjuntos rock como The Who y electrónicos como Tangerine Dream hicieron sus versiones de "In C".
"Probablemente es la obra contemporánea más tocada. Hizo posible que músicos con distintos backgrounds , del jazz, la música clásica o étnica, tocaran juntos y tuvieran control sobre cómo sonará la pieza, como si fuera una obra colectiva. Además, tiene un sonido fluido apasionante, que es parecido al rock, pero sin serlo", dice Terry Riley (82) desde California.
El compositor, que amplió el horizonte de la música clásica al introducir el concepto de repetición infinita, confiesa que actualmente está focalizado en tocar con su hijo guitarrista, Gyan Riley. Y ese formato tendrá su debut en Chile. El concierto será el 3 de septiembre, en el Teatro Nescafé (20 horas, desde $ 20 mil). Riley estará a cargo del piano, el sintetizador y la voz, y su hijo Gyan, de la guitarra eléctrica.
Abordarán piezas claves de su repertorio, como "Sri Camel" (1975), "Song from the Old Country" (1983), "Salomé Dances for Peace" (1983-5) y "Mongolian Winds" (2011). "Todas tienen improvisaciones, así que cada interpretación es diferente. Para mí cada concierto es como un ritual, nunca más tendrás la oportunidad de estar con ese mismo público de nuevo, solo sucede una vez", asegura Riley.
"La colaboración con Gyan es la más apasionante que he tenido. Ni siquiera debemos mirar la partitura; pensamos y fraseamos juntos, todo es muy intuitivo y síquico. Nuestra relación es profunda y creativa, algo telepática. Soy afortunado al poder tocar con él, lo respeto y admiro como músico", dice.
También reconoce que lo marcó haber trabajado, joven, con el famoso artista La Monte Young: "Él tenía un concepto único de la música, que se basa en los mantras y en la importancia de adentrarse en el sonido.Y el otro músico, realmente profundo, con el que trabajé fue el trompetista Chet Baker".
Dignos de mención son también sus 46 años de colaboración con el Kronos Quartet. Es uno de los cuartetos de cuerdas más afamados. Riley les ha escrito 26 obras, y ellos bromean con que él es el quinto miembro.
Sin Riley es imposible imaginar todo lo que hoy conocemos como World Music : él fue el primero que sumó sonoridades orientales a la música clásica, junto con usar la improvisación como columna vertebral.
En 1970 se hizo discípulo de Pandit Pran Nath, cultor de la tradición raga de la India. "Era una obsesión; estudiaba ocho horas diarias... Hasta que todas sus ideas musicales permearon mi composición. Él cambió mi manera de pensar respecto de la música".
-¿Cuál fue su mayor aprendizaje con la música india?
"Podría mencionar muchas técnicas, ritmos y melodías, pero lo más importante que aprendí es que nosotros, como ego, no creamos la música; sino que la música es un curso que pasa a través de nosotros, y tenemos que honrar ese hecho. Esto es una certeza y una forma de practicar la música a diario".
-¿Por qué dice que la música satisface necesidades individuales, en lo espiritual, intelectual y emocional?
"Cada vez que tengo problemas en este mundo hablo con la música. La música nunca te decepciona, es como un amigo que te dice algo sabio sobre ti mismo. Es un poder espiritual que te entrega consuelo y conocimiento".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario