La Tercera
El espacio está en construcción en Vicuña Mackenna. Recogerá esculturas, arpilleras y pinturas.
por D. Espinoza / M. J. León
La relación de Violeta Parra con las artes visuales es corta pero intensa. Desde 1958 hasta su muerte, el 5 de febrero de 1967, la cantautora se volcó a la creación de pinturas, arpilleras, esculturas y obras de papel maché, que fue repartiendo entre su taller en la rue Voltaire de Ginebra, Suiza; su casa en calle Carmen 340 de Santiago, y las de sus hijos, hermanos y amigos. Un patrimonio incalculable que este fin de semana se pensó perdido, en parte.
La noche del sábado circuló la información de que 14 óleos de Violeta Parra habían sido robados desde la casa de su hermano Nicanor, en La Reina. Cundió el pánico. Al día siguiente se supo que la artista visual e hija mayor del poeta, Catalina, se las había llevado sin decirle a nadie. "No me explico cómo no avisó antes. Es lamentable, no nos podemos robar entre nosotros. No es sólo un patrimonio familiar, sino de la humanidad", dijo Cristóbal "Tololo" Ugarte, nieto de Nicanor, quien además vive en la casa de La Reina.
El malentendido familiar dejó en evidencia la necesidad de un lugar seguro donde la dispersa obra visual de Violeta Parra sea protegida y catalogada. Ese lugar ya tiene nombre y ubicación. Será La Jardinera: museo que aún se está construyendo en la calle Vicuña Mackenna, a pasos de Plaza Italia, y que tiene un financiamiento del Consejo de la Cultura de $ 920 millones. La idea era inaugurarlo a fines de 2011, pero las obras se estancaron debido a la construcción en ese mismo terreno del Centro Cultural Binacional, dependiente de la embajada de Argentina. "La obra está en un 85% y estará lista a mediados de junio. Luego de eso se iniciará la museografía, para abrir entre septiembre y octubre", asegura el arquitecto de la obra, Cristián Undurraga.
El museo será gestionado por la Fundación Violeta Parra, dirigida por Isabel, hija de la artista, quien es reticente a entregar más detalles del proyecto. Debido, quizás, al frustrado museo que intentó levantar en 2003, en el Parque Forestal, y que sería financiado por el empresario Carlos Cardoen. Nunca se hizo.
La intención es que La Jardinera reúna la mayor cantidad de obras de Violeta Parra, pero no es fácil. Cuarenta y siete de ellas están prestadas en comodato al Centro Cultural Palacio La Moneda, donde funciona el espacio Violeta Parra, que las devolverá cuando abra el museo. Otras tantas siguen repartidas en casas de hijos y amigos. Algunas también están en Europa.
En 1964, la artista logró exhibir la totalidad de su obra en el Museo de Artes Decorativas del Louvre. Eran 22 arpilleras, 26 pinturas y 13 esculturas en alambre. Violeta no paraba de bordar y pintar, y muchas de sus obras, como algunas máscaras hechas con legumbres, las dejó en su casa de Ginebra. Al volver a Chile vive con sus hijos Angel e Isabel, en Carmen 340, donde funciona La Peña de Los Parra. Allí pinta murales que luego son donados a la Fundación Gladys Marín.
Luego se trasladó a la carpa de La Reina y, tras su muerte, las obras se repartieron entre sus hermanos. Nicanor se llevó varias y, en 1973, Ronald Kay trasladó otras tantas de la casa de Isabel Parra, en Ñuñoa, a la parcela del poeta, en La Reina. Entre ellas, las 14 que se llevó Catalina Parra, aunque fuentes cercanas a la familia cuentan que no estaba decidido aún que esas obras se fuesen a exhibir en el museo. Entre varios óleos sin título se cuentan La cantante calva, El acordeonista y Casamiento de negros.
"En poder de la familia Parra deben quedar muy pocas obras de Violeta, lo principal está regalado. No sé si lo que se expone es todo lo que hay, debe ser un 30% de lo que tienen realmente", comenta el filósofo Gastón Soublette, amigo de la artista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario