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El inicio de la gira europea de Pascuala Ilabaca fue en Barcelona el pasado viernes día 2 dentro del marco del Festival BarnaSants. La capital catalana fue testimonio que la chilena empezó con muy buen pie su segunda aventura al otro lado del Atlántico.
Sólo ocho meses después de su primera incursión en el viejo continente, la trovadora chilena Pascuala Ilabaca ha cruzado de nuevo el océano Atlántico para tocar en distintas ciudades de España y Portugal. Durante el próximo mes de marzo ofrecerá distintos conciertos entre los que destacan el 6 de marzo en Madrid (Galileo Galilei), el 8 en Lisboa (Teatro de Bairro), el 15 en Sevilla (La Estación), el 16 en Cádiz (La Central Lechera), el 20 y 21 en Santiago de Compostela (Casa Das Crechas y Pub La Catedral respectivamente) y el 23 en Palafolls.
Pero el inicio de la gira fue en Barcelona el pasado viernes día 2 en la Sala Luz de Gas, enmarcado dentro del Festival BarnaSants.
Pascuala Ilabaca y Fauna reventaron la sala durante una hora y media. A las 21:30h en punto, cuando empezaron, todavía había cola en la calle con decenas de personas que deseaban entrar. El interior ya estaba abarrotado. Ni una silla, ni un espacio en los palcos. Espectadores en las escaleras e incluso personas de pie —en ambos lados de las sillas— que no dejaron de bailar desde el principio.
La formación chilena interpretó canciones de sus primeros discos (Pascuala canta a Violeta y Diablo rojo Diablo verde) y avanzó algunos temas del tercero (Busco Paraíso) que publicarán dentro de pocos meses. El grupo se dejó la piel en el escenario y la entrega del público fue total desde el principio acompañando distintos ritmos con las palmas.
Impresionantes las versiones de Violeta Parra, entre ellas El Gavilán o Arriba quemando el sol, canción que se mantiene sobre un solo acorde. Impactante Miguel Razzouk tocando distintos aerófonos y, sobre todo, la entrega de Pascuala en el escenario cantando, tocando el acordeón y el teclado, bailando o reclamando los derechos del pueblo mapuche.
La combinación del folklore nortino con ritmos y timbres de tradición europea y anglosajona (Violeta y Frida, Ay Mamita, mamita), atrajo al público por su originalidad. También la capacidad que tiene el grupo de recrear distintas atmósferas sonoras dentro de una misma canción y la capacidad de hipnotizar en aquellas más lentas, donde es clave la nítida voz de Pascuala.
El concierto terminó con una apoteósica Diablo rojo Diablo verde que dio paso a dos bises que pusieron de manifiesto la capacidad de los músicos de cambiar rápidamente de atmosfera sonora: una divertida y didáctica clase de cueca chilena y una hechizante interpretación de Los Hielos.
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