martes, mayo 09, 2017

La industria musical bajo la mirada de cuatro sellos chilenos

El Mercurio

Con objetivos diferentes, discográficas independientes explican sus motivaciones y próximos proyectos.

Por Magdalena Bordalí

Según el estudio de IMI Chile lanzado este año, el número de sellos aumentó en 96% entre 2012 y 2015. Decenas de ellos del área independiente, desde los más consolidados como Quemasucabeza, que trabaja con artistas como Gepe y Pedropiedra; hasta los que recién comienzan, como Insular Records, que celebró su lanzamiento la semana pasada, definen las características de la industria musical chilena, que hoy genera nuevos movimientos.

 Sello Cazador: De gustos personales y cultura
"Siempre pongo de ejemplo cuando The Clash hizo como 40 conciertos en Estados Unidos y el telonero fue Grandmaster Flash. Una banda de rock mezclada con el Hip Hop demostraba solo interés por la música, y eso es lo que tenemos en el sello". Así lo define Diego Sepúlveda, director y creador de Cazador. Hace 10 años, junto a Cristóbal Briceño -vocalista de la banda Ases Falsos-, decidieron independizar un trabajo que comenzaron en una discográfica convencional. Y empezaron a trabajar con artistas emergentes. "Lo que los une, en términos musicales, es que me gustan a mí. Y que ellos comparten la misma admiración por las otras bandas del sello. No es solo pop, rock o indie, así se pierde la gran fauna de música nueva que hay", explica y alude a la diferencia de sonidos entre bandas como Círculo Polar, Centella y Bronko Yotte. Dentro de los grupos con que ha trabajado, destacan Dënver -hoy de otro sello-, que tiene éxito en el extranjero, y Tus Amigos Nuevos, que se presentaron en Lollapalooza. Lejos de adueñarse de ese éxito, Sepúlveda explica que Cazador es un sello debut. "No es gigantesco y no pretende serlo. Los artistas hacen sus primeros dos discos con Cazador y después emigran. Nos gusta ese momento inicial, más purista", dice. Para el futuro "lo que nos interesa es generar aún más interés por la música, por la cultura y no los géneros. Por eso se llama Cazador, se trata de encontrar movimientos que aparecerán en algún momento, y estar a la vanguardia cultural. La industria musical está buena, se están haciendo hartas cosas nuevas", destaca.

Sello Mescalina: Valparaíso internacional
Movido por la idea de encauzar sus propias producciones, Matías Saldías, guitarrista y productor musical, se dio cuenta de que no había muchos sellos en regiones y decidió crear Mescalina. Hasta ahora, han publicado más de 20 discos y trabajado con 12 artistas. "Nos juntamos con el único sello de Valparaíso y con ellos formalizamos la cooperativa en un gremio (Imuva) que es la industria de la música porteña, lo que nos ha ayudado un montón", explica Saldías. Es una industria que, al menos en este sello, mira más allá de la cordillera. La mayoría de los músicos con los que trabaja hoy han viajado a importantes festivales. "Estaba seguro de que la calidad artística en Valparaíso estaba buena y había bandas que marcaron presencia como Chico Trujillo y Congreso, que se internacionalizaron hace rato. Así que seguí ese camino. Por ejemplo, acabamos de llegar de Colombia. Fueron ocho fechas con mucha prensa y difusión. También estuvimos en el Festival South by Southwest de Texas. Con Demian Rodríguez fuimos a uno en China que se llama Meet in Beijing".
Su interés por los escenarios extranjeros es porque ha sido la clave para conocer a mucha gente en la industria: "Nuestra línea editorial es más de cercanía con el resto de los músicos. En ferias internacionales de Francia, Estados Unidos y México hemos hecho contactos. Al final, más que el recurso económico, es el capital humano". El sello se proyecta con más giras internacionales. "A veces es más difícil mover las bandas acá que afuera. Sabemos que en el mercado global se puede apreciar la música local, en ese sentido está cambiado el panorama", afirma.

Pulpa Discos: Desmitificando el rock
"Nos dimos cuenta que necesitábamos resolver un problema que tenían en general las bandas de rock de Chile, que hay muy poca difusión de su material", dice Gerardo Elgueta, quien junto a Carlos Kretschmer, creó el sello Pulpa Discos en 2015. Ambos músicos hicieron una red de apoyo entre bandas nacionales y en poco tiempo generaron un catálogo de más de 70 álbumes nuevos e históricos del rock chileno, que fueron distribuidos a través de streaming y discos físicos. "Queríamos aprovechar las plataformas digitales que aparecían. Pero la mayor necesidad de una banda es tocar en vivo, por el público y porque es un punto de venta de los discos que editamos. Nosotros tratamos de generar esos espacios", agrega Kretschmer. Se refiere al próximo festival del sello "Pulpa Fest Vol. 1", que el 27 de mayo promoverá el trabajo de las bandas BBS Paranoicos, Bonzo, Sin Perdón, Alectrofobia, Valium además de agrupaciones argentinas. "Queremos afianzarnos como el sello de rock de Chile, aumentar el catálogo y defender nuestra música. Que sea un género apreciado y respetado", plantea Elgueta.
Sobre el futuro de la industria, ambos se muestran optimistas: "Ahora se está generando un movimiento muy fuerte. La audiencia no es de nicho. La difusión es mala porque el rock se sataniza. Es un gran sentir que se comenta mucho en la escena. Pero generamos un circuito y desmitificamos el rock, y la gente lo está notando".

Sello Piloto: el alza del pop de guitarras
"Elías Leyton se encontró con la banda Patio Solar y le dieron muchas ganas de editarlo", comenta Julio Saavedra, quien junto a Leyton, Ariel Díaz, Alex Rojas, Sebastián Silva y Walter Pérez, conforman el directorio del Sello Piloto. Fue ese simple impulso que los llevó a descubrir una nueva estética dentro de la industria. "Las bandas se conocían entre sí y venían de un mismo círculo donde la escena se nutre del boca en boca. Hacían música muy similar. Ellos vuelven al uso de la guitarra, a una cosa más simple y menos sofisticada. Eso se había abandonado durante la década pasada con el auge del pop chileno más ligado al baile", explica Saavedra.
Con el fin de darle proyección a esta nueva camada de más de 10 bandas, como Amarga Marga, Silabario y Niños del Cerro, el sello quiere dedicarse, además de la producción y distribución de discos, a su presencia en terreno. "Lo bueno es que estas bandas también tienen otra característica, su público es muy fiel, se sabe todas las canciones y va a todas las tocatas. Es muy importante tocar en vivo", agrega.
Ese público es el que quieren ver crecer. "No tenemos una vocación de nicho, nos gustaría llegar a más gente. No somos un sello elitista. Las bandas tienen el potencial de gustarle a más gente, es solo un problema de difusión. Pero pueden llegar al mismo lugar donde llegó Javiera Mena. Por eso, como cualquier empresa chica estamos trabajando para ello. Pensamos que Piloto tendrá réditos".

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