domingo, julio 23, 2017

Joakín Bello: Notas hacia el silencio

El Mercurio

Algo parecido a un violín eléctrico resuena en el lago. Parece rebotar en los montes y enredarse entre los cactus en la senda que bordea el embalse Puclaro y las cabañas turísticas, y desemboca en el estudio del compositor y multiinstrumentista Joakín Bello, quien, tras vivir en distintos lugares del mundo, eligió radicarse en el lugar que había visto en sueños: el Valle de Elqui.  

Elisa Montesinos 

Hay que sacarse los zapatos para ingresar a su estudio. Ahí, en medio de las sillas, está Joakín Bello, de barba blanca, cabellos largos, túnica color crema y profundos ojos azules. Rodeado de sintetizadores y un piano, toca el instrumento que creó y construyó hace cuatro años, la Bellectra. Del techo cuelga su colección de instrumentos musicales de cuerdas y vientos, recolectados en viajes que lo han llevado de los Himalayas a los Andes, tal como el título de uno de sus discos y que dice relación con la creencia de que el centro magnético terrestre, antiguamente localizado en los Himalayas (Tíbet) se trasladó a los Andes, específicamente a esta zona del norte chico. Grandes ventanales dejan ver el agua del embalse y las montañas del Valle de Elqui. El compositor chileno encontró aquí el sitio ideal para componer y grabar bajo su propio sello disquero, Total Music, que creó en 1989, cuando vivía en Estados Unidos. "Para independizarme de todo aspecto más mercantil y de los vaivenes del mercado", dice.

La Bellectra, modificación del violín eléctrico, le permite un sonido que califica de "cósmico", parte de un estilo catalogado como New Age, y que él prefiere denominar Música Total. Una búsqueda que le ha llevado casi toda la vida y que hace dialogar la tradición clásica europea con la música no occidental, tanto de oriente como de los pueblos indoamericanos, y los sintetizadores y elementos electrónicos de la música contemporánea. Un largo camino que comenzó siendo niño, estudiando violín por una década en el Conservatorio Nacional de la Universidad de Chile con el maestro Jaime de la Jara, recientemente fallecido. Luego obtuvo una beca de la ex Unión Soviética para formarse durante cinco años en el Conservatorio Tchaikovsky con los grandes músicos de aquel entonces en Moscú. Sus jefes de cátedra fueron Aram Khachaturian en composición y Leonid Kogan en violín.

Al interior

Desde que se fue a la URSS a los 18 años, viajó mucho para dar conciertos o por motivos espirituales. Ahora ya no lo atrae recorrer el mundo ni hacer carrera. Prefiere quedarse en su estudio, componiendo, grabando, escribiendo sus libros u oyendo las aguas del embalse, que, según dice, recuerdan a los sonidos del útero materno. Solo sale para dar conciertos. "Me encanta tocar en el valle; he tocado desde en la Cruz del Tercer Milenio hasta en la Capilla de Huanta o en La Serena, Coquimbo, en las plazas, los campos, en los observatorios. Me gusta mucho tocar para la gente de acá".

Pero es en su propio estudio donde ofrece la mayoría de sus conciertos; cantantes como Cecilia Frigerio, bailarines, y poetas como Benjamín León y sus invitados a las Jornadas Mistralianas se han presentado también acompañados por él como anfitrión. Todas las actividades, incluidas charlas de astrónomos y observación en un telescopio que tienen en el lugar, son patrocinadas por la Corporación Cultural Elqui, asociación cultural sin fines de lucro creada por el músico y su asesora legal, Gilda González.

A Puclaro llegó en el 2000, tras buscar sin éxito el lugar que se le repetía en sueños. "Se me empezó a presentar recurrentemente un lugar en el Valle de Elqui. En cierta ocasión yo regresaba de La Serena en auto y advierto que el paisaje que observaba era el mismo de mis sueños. Fue increíble, compré el lugar y estoy feliz acá. Aquí es tremendamente inspirador para componer. Lo principal: hay silencio. Todos los días agradezco al cielo por estar en este lugar".

El cuerpo de la Pachamama

Incorporar las voces de la naturaleza ha sido uno de los gestos que lo han caracterizado desde que sacó el álbum "Detrás del Arcoíris (Beyond the Rainbow)", en 1988. Así como el compromiso con el planeta y la paz mundial. En los álgidos años 80 en Chile, organizó el aún recordado Primer Festival de Santiago por la Paz en el Parque O'Higgins. En 1992 participó en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, donde tocó su música ante el Dalai Dama y otros líderes políticos y espirituales del mundo.

El actor Robert Redford lo invitó junto a otros artistas a su rancho para elaborar un documento en defensa del planeta, que fue entregado a la ONU en 1991. La naturaleza es fundamental para él y al igual que varios de los vecinos de la zona, le preocupa el avance minero, simbolizado actualmente en el proyecto Alturas de Barrick Gold, en etapa de prospección. "Soy contrario a la actual Ley de Minería en Chile. Gran parte del agua del río Elqui se va para los relaves mineros. Creo que los minerales están bien donde están, al interior de la Tierra. El oro, el cobre, la plata vibran subterráneamente y, desde ahí, contribuyen magnéticamente al equilibrio del planeta. Extraer metales en grandes cantidades desequilibra al cuerpo más sutil de la Tierra, de la Pachamama".

Más información sobre los conciertos en www.islapuclaro.cl o al mail islapuclaro@gmail.com. Teléfono: 968184839.

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