domingo, enero 27, 2019

Macarena Ponce de León: "Este no es un museo para los historiadores"

Entrevista Nueva directora del Museo Histórico Nacional

Daniela Silva Astorga
Museos
El Mercurio

La académica de la Universidad Católica asumió el cargo hace tres semanas, pero recién ahora da su primera entrevista. Asegura que el museo de Plaza de Armas entró a un "círculo virtuoso", anuncia el inicio de las obras de ampliación, y considera prioritario repensar el guion de la muestra. "Hay que sumar las distintas voces de quienes han participado y participarán en la construcción de la nación", afirma. 



-¿Q ué ideas madre guiarán su ruta como directora del Museo Histórico Nacional?

Antes de responder, la historiadora Macarena Ponce de León (1971) -licenciada y doctorada por la Universidad Católica- se acomoda en un antiquísimo sitial de su pequeña y sencilla oficina, ubicada en el Palacio de la Real Audiencia -que data de 1808-. Piensa unos segundos, como si estuviese eligiendo las palabras perfectas -le gustan los conceptos relevar y círculo virtuoso-, y reafirma: "Hay dos cosas. Una es personal; la otra, disciplinaria. Comienzo por lo propio: estoy convencida, por mi procedencia del mundo académico, de que la historia debe salir a otros espacios, a sitios públicos, y abrir un diálogo con los problemas actuales. Tengo ganas de salir al mundo real, porque la historia tiene mucho que aportarle al debate actual. Y lo segundo: creo que la historia nos ayuda a vivir todos juntos. Da cuenta de un pasado común para quienes conviven en un territorio, y da forma a pertenencias, a un sentido de identidad común".

-¿Considera que este museo no ha logrado formar ese sentido de pertenencia?

"Me parece que existe una deuda importante. Pero el museo lo sabe y el Gobierno también, porque le ha puesto atención prioritaria al proceso de renovación del museo. Existe hoy una apuesta disciplinaria y política para aprovechar todas estas colecciones y esta memoria. Es algo antropológicamente muy profundo".

La trayectoria de Ponce de León dio un giro absoluto en diciembre. Tras ganar una convocatoria pública, la autora del libro "Gobernar la pobreza. Prácticas de caridad y beneficencia en la ciudad de Santiago, 1830-1890", pasó de ejercer un trabajo académico en el Instituto de Historia (UC) a cargar en sus hombros todo el peso del Museo Histórico Nacional (MHN), una institución centenaria -o incluso más longeva al tomar en cuenta las intenciones fundacionales de O' Higgins-, que padece las mismas estrecheces presupuestarias y complejidades de los otros museos del Estado (su presupuesto para 2019 es de $533 millones). Pero que además lleva seis años esperando la concreción de dos proyectos decisivos, que ninguno de los últimos directores -Diego Matte y Pablo Andrade- lograron materializar: la construcción de un edificio anexo que duplicará la superficie del museo -al sumar unos 3.500 m {+2} - y el diseño de un nuevo guion para la exposición permanente.

Esas dos iniciativas fueron lanzadas, con bombo, en 2013. Frente al proyecto de construcción, la piedra de toque -dicen- han sido los recursos. Pero tanto Matte como Andrade tuvieron la expectativa constante de conseguirlos. Y de hecho, pensando siempre en un inicio futuro de las obras -lo que obligaría a trasladar las colecciones y a cerrar el museo-, el equipo del MHN ya ha embalado el 70% de las piezas. Mientras que de cara a la reformulación de la muestra permanente, durante los últimos seis años se organizaron sucesivas discusiones profesionales y ciudadanas, cuyos resultados fueron un voluminoso compendio de información cualitativa y una propuesta de varios ejes temáticos a tratar e incluir.

-¿Qué importancia le da al guion del museo? ¿Urge repensarlo y reformarlo?

"Es esencial construir un nuevo guion museológico. Yo llego en la mitad de un proceso que se inició hace unos diez años con la pregunta de si la historia que narraba esta institución daba cuenta de los problemas y discusiones que tenía el país. Y me parece que el proceso de diagnóstico frente al guion actual fue un trabajo largo, fino, crítico y muy bien hecho. Ahora tenemos gran cantidad de insumos y sobre ese diagnóstico debemos construir el nuevo guion, rescatando, de la colección permanente, aquello que nos parezca pertinente mantener. Esto, que ocupa el primer o segundo lugar de importancia entre mis tareas, no se tratará de hacer borrón y cuenta nueva en la exhibición".

-¿Por qué considera prioritaria la reformulación de la muestra?

"Es importante revisar y problematizar la narración lineal, y triunfalista, de cómo se construyó el Estado-nación. Y debemos pensar nuevamente qué entendemos por nación. Esa es una revisión que la disciplina histórica ha hecho. Hay que incluir, sobre todo, nuevas miradas sobre la historia de Chile. Asimismo, en el guion actual hay actores que no están suficientemente relevados, porque la historia que se cuenta es la de los grupos dirigentes del país. Falta incluir a distintas comunidades y actores, junto con nuevas identidades sociales y culturales. La historia política y social de una nación debe contener distintos planos y niveles de participación. Incluir al centro, pero también a regiones, al mundo rural, a las mujeres... Ya tenemos una propuesta de ejes temáticos". Y suma: "Los pueblos originarios están dentro de esos ejes, así como, entre otros, la infancia y la ancianidad".

-La exposición actual es cronológica. ¿Cree que la próxima debiera serlo?

"La propuesta del nuevo guion, que no está zanjada y que debemos trabajar, es priorizar un orden temático. No solo cronológico, porque hay procesos que sería muy interesante relevar. Y eso lo facilitará el orden temático, que podría ser una gran ventana para enfatizar procesos, actores y diversidad. Suena a lugar común, pero la idea es sumar las distintas voces de quienes han formado parte de esta nación y de quienes han participado y participarán en su construcción. Ahí hay un juego de tiempos muy interesante".

-Ha dicho, tal como los directores anteriores, que esta reformulación no consiste en hacer borrón y cuenta nueva. Pero, en 2013, apenas se anunciaron los cambios, hubo sectores que mostraron su rechazo. ¿Cómo manejará esa resistencia?

"Lo primero: hay que aclarar que este no es un museo para los historiadores. Ni para la ciencia ni para los académicos. Este es un museo para todos, un museo para la ciudadanía. No para el mundo intelectual que opina sobre nuestro cambio de estrategia. Ese es mi foco. Los ejes temáticos permiten enfatizar y no narrar una historia plana. Estoy disciplinaria y museológicamente convencida de eso".

-La muestra permanente termina en 1973. ¿Tiene intenciones de extenderla?

"Sí, la propuesta del nuevo guion museológico aspira a llegar hasta 2010. Pero, además, creo que se necesita una gran revisión de las piezas que se exhiben. Especialmente, de 1930-1940 en adelante. Debemos ver qué se presenta, qué se puede rescatar y qué se puede potenciar. Como la mayoría del acervo del MHN está guardado en depósitos, la idea es mostrar nuevos objetos, sobre todo del siglo XX, desde el segundo período de Alessandri Palma. Hay una tremenda oportunidad para volver a pensar la exposición".

Una esperada infraestructura

Avanza la mañana en el Palacio de la Real Audiencia y es imposible no recordar los hechos que en los últimos años han afectado los ánimos en el Museo Histórico Nacional. En agosto de 2016, dos hombres sustrajeron -de la muestra permanente- la valiosa espada de Manuel Bulnes, que jamás apareció. Y en mayo de 2018, el antropólogo Pablo Andrade Blanco fue removido de su puesto de director por la entonces ministra Alejandra Pérez, debido a la polémica que encendió la exposición temporal "Hijos de la libertad", que incluía una polémica cita atribuida a Pinochet. Desde entonces, hubo una extensa acefalía institucional, hasta el arribo de Ponce de León.

La carga no es menor. Ella deberá recomponer ánimos y liderar la renovación del museo, pero tiene confianza. Cree, así como ya lo han pensado otros directores, que los tiempos mejores llegaron al museo. Y así, se apura en comentar: "El MHN entró a un ciclo virtuoso. Es que el Gobierno; la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés; el subsecretario del Patrimonio, Emilio de la Cerda; y el director del Servicio Nacional del Patrimonio, Carlos Maillet, están muy cercanos a la institución y también pendientes. Me ayudan a gestionar los procesos de modernización e infraestructura".

-Pero, ¿en qué estado se encuentra el proyecto de ampliación del museo?

"Las obras de construcción comenzarán durante el segundo semestre. Y contemplarán la remodelación del inmueble patrimonial (Palacio de la Real Audiencia) y el levantamiento de un nuevo edificio anexo, junto con el proyecto del Presidente Sebastián Piñera de crear la Sala de la Democracia, que estará a cargo del MHN. Es una iniciativa bastante ambiciosa, por eso digo que este museo está en un círculo virtuoso. Hace mucho tiempo se gestionaban estas mejoras para la infraestructura, pero se avanzaba y retrocedía. En cambio ahora, la cronología está bastante clara. Entonces, como equipo, nosotros proponemos cerrar el museo la primera semana de marzo, el martes 5".

-¿Ya tienen todo el financiamiento?

"La segunda semana de enero estuvo listo el 'RS de obra' (lo que significa que, según el Ministerio de Desarrollo Social, el proyecto cumple los requisitos técnicos y económicos para su ejecución). Un trámite que se esperaba hace un año, y que nos permite avanzar en la gestión de los recursos con el gobierno regional, que aportará una parte del presupuesto. Eso ya marca un timing de avance".

-¿Entonces, cerrarán el museo aunque aún no tengan la certeza presupuestaria?

"Sí, lo vamos a cerrar porque hasta ahora no hay ninguna información que nos permita dudar del cumplimiento del timing estipulado. Son tres instituciones las que pondrán el capital, el Ministerio de Obras Públicas, el gobierno regional y el Servicio Nacional del Patrimonio. Pero el monto total de los costos todavía no está zanjado. Hay partes del presupuesto que ya están aprobadas, y eso significa que las obras de ampliación pueden partir y son inminentes".

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